Jan Luis ayudó a su madre a crecer como persona
El joven de casi 17 años, que nació con hipoplasia pontocerebelosa, ha superado todos los pronósticos médicos con la ayuda de su mámá, Yesenia Espino.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Con el nacimiento de Jan Luis llegó el reto más grande en la vida de Yesenia Espino Rodríguez: el pequeño que esperaba con ansias, su primogénito, nació con una condición neurológica que cambió el plan de crianza que tenía en ese momento, pero que se fortaleció con en ese amor profundo e innato que sienten las madres.
La inesperada noticia llegó hace casi 17 años cuando poco después del nacimiento de Jan Luis, los médicos le dijeron a Yesenia que su niño tenía hipoplasia pontocerebelosa, una condición neurológica en la que se confirma una reducción del tamaño del cerebelo. Los pacientes con esta condición presentan retrasos en el desarrollo de moderado a grave, entre otras complicaciones.
Al momento del diagnóstico a Yesenia se le volcó el mundo, en particular porque los pronósticos de los médicos estimaban que su adorado niño viviría unos 12 años.
“Nos reúnen y nos dicen que sus probabilidades de vida no son de muchos años... realmente, estos son niños que requieren mucha entrega y terapia para tratar de llevarlos a su máximo y eso fue lo que comenzamos a hacer. Nunca fallamos a las citas con subespecialistas y mejorar su calidad de vida”, destacó la abnegada madre que, en el camino, un recorrido en el que ha estado acompañada de su mamá y otros familiares, logró romper con todos los pronósticos médicos.
Fue así que el pequeño Jan Luis -un jovencito que siempre está sonriendo- logró estimular sus músculos a través de terapias en SER de Puerto Rico. Posteriormente, estuvo en la escuelita y ahora toma clases en el hogar.
“Hemos superado las expectativas en todo. Yo nunca pensé en que sería un niño con poco tiempo de vida. Solo pensé en llevármelo a mi casa y luchar por él. Dije: ‘vamos a orar y de aquí en adelante a seguir dándole calidad de vida y mucho amor’. Y siempre con mi mente positiva y con el plan de sacar a mi hijo adelante. No camina, no habla mucho, pero celebro esa una que otra palabrita que dice, como ‘ma’ o el ‘Ay, Dios mío’ que dice tan clarito cuando algo le molesta”, relata la joven madre que tuvo al nene cuando tenía 18 años.
En un viaje retrospectivo y a días de la celebración del Día de Madres, Yesenia describe su labor como una de constante aprendizaje.
“Las barreras las ha roto él y eso ha sido de gran aprendizaje para mí. A pesar de que lo tuve jovencita, mi hijo me enseñó a crecer un montón como persona. He sacado una enseñanza en cada etapa. Soy madre, enfermera, maestra, terapista. Y cercano al Día de Madres doy muchas gracias a Dios de tenerlo en mi vida, aun cuando hemos tenido complicaciones. Mi hijo nunca fue ni será una carga, más bien fue un regalo que abrió puertas a mi crecimiento personal y espiritual. Han sido casi 17 años de aventura en la que el amor ha sido nuestro gran motor”, describió nostálgica la madre soltera que para concienciar a otras familias y niños propicia que Jan Luis interactúe con estudiantes del Colegio Aprendix todos los años durante el mes de la amistad (febrero).
Yesenia reconoce también la labor de su familia, quienes la han apoyado en el trayecto. Incluso, la ayudan con el cuido de Jan Luis durante las noches mientras trabaja como mesera en el restaurante Limo Viejo, en Dorado.
“Ese es otro agradecimiento que tengo a la vida, porque mi patrono ha sido flexible por la situación con el nene y he recibido ayuda en cuestión de horarios. Y si el nene se enferma, son súper comprensivos. Ahora mismo estoy encargada de las meseras en el restaurante e, incluso, ha habido ocasiones en que por periodos cortos me lo he tenido que llevar al trabajo y lo han recibido con mucho amor. Eso me da alegría y tranquilidad”, puntualizó.
¿Qué consejos le das a otras madres que como tú tienen un niño que requiere cuidados especiales?, le preguntamos a la madre del joven que requiere con frecuencia terapias físicas, ocupacionales y del habla.
“Primero, que espiritualmente tengan mucha fe y sean positivos. Sé que hay momentos fuertes porque al principio vivimos momentos fuertes con el nene, porque se enfermaba mucho, pero esto es algo que uno va asimilando y aprende en el camino. A veces uno cae, pero vuelves y te encaminas. Hay que estar centradas en las metas y eso es lo que te hará crecer como persona y seguir el camino. Como dije, el amor es el motor, siempre va a ser el motor. Otra cosa es que, si se sienten solas, busquen apoyo ya sea de un psicólogo, de un familiar o amistad y, sobretodo, de Dios. Hay que aferrarse a la fe de que todo va a estar bien”, expresó.
Ahora el próximo paso en la crianza de Jan Luis es lograr darle un hogar sin barreras arquitectónicas y con las comodidades que requiere el niño para sus terapias y desarrollo. Yesenia explicó que, aunque el plan está en pañales, tiene un terreno identificado en el área de Manatí. Sin embargo, de manera inmediata necesita una guagua con rampa en la que pueda transportar al niño, pues esta es una tarea que la realiza de manera heroica echándoselo al hombro cada vez que salen.
“Ahora mismo lo cargo para poder sacarlo de la silla y montarlo en el ‘carseat’. Y, honestamente, cada vez es más incómodo y fuerte, porque él ha crecido”, explicó.
Cualquier ayuda que quiera aportar para que Jan Luis pueda tener un mejor medio de transporte, puede comunicarse con Yesenia al (939) 579-2462.