Arecibo. Sorprendidos reaccionaron este miércoles los arecibeños a la determinación tomada por el papa Francisco de destituir al monseñor Daniel Fernández Torres como obispo de la Diócesis de Arecibo.

Se cuestionaban el por qué y no encontraban respuesta que justificara la acción tomada desde la ciudad del Vaticano, en Italia. De hecho, la mayoría de los entrevistados por Primera Hora abogó por que el papa Francisco reconsidere su determinación y permita la permanencia del que ha sido su guía religioso en los pasados 12 años.

Janice Rosario de Fabre, quien es voluntaria de varios grupos de la Iglesia Católica en Arecibo, llegó a decir que, si tuviese la oportunidad de hablar con el papa, “le expondría lo sorpresivo, verdad, que ha sido el recibir esta noticia y que realmente monseñor ha hecho una buena labor. Yo personalmente creo que para que se destituya un obispo tiene que haber unas razones de gran peso, que tiene que haber sido algo grande. ¿Cuáles son las razones? ¿Qué hay detrás? No sé. Tal vez le diría eso: ‘Papa Francisco reevalúe, reconsidere, porque realmente hemos tenido un buen obispo’”.

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La incertidumbre de saber qué sucedió resonó entre las personas abordadas frente a la Catedral de Arecibo, la cual se encontraba cerrada y no ofreció la habitual misa del mediodía tras haber llegado la notificación de la Santa Sede en contra del obispo.

Es que los sacerdotes de la Diócesis fueron convocados a una reunión con el nuevo administrador de la diócesis, el obispo emérito Álvaro Corrada del Río. En el conclave también estuvo presente el monseñor Fernández Torres.

¿Desobediente?

Primera Hora logró conversar brevemente con Fernández Torres cuando entraba a la “casa del obispo”. Sin embargo, rechazó hacer expresiones. Aludió a que no podía.

De hecho, fue él quien comunicó la decisión del papa Francisco de removerlo del cargo de obispo de Arecibo. Lo hizo en una carta abierta en la que destacó que “me siento bienaventurado por sufrir persecución y calumnia”.

Estableció que no recibió una acusación en su contra ni se le realizó el debido proceso canónico establecido para destituir a un obispo. Dijo que solo se le pidió la renuncia, lo que rechazó hacer. Por ende, el para Francisco lo relevó de funciones. La decisión le fue comunicada a través del nuncio de la República Dominicana, Ghaleb Bader.

Fernández Torres alegó no tener una explicación para sus feligreses sobre la determinación. Solo informó que se le imputó no ser obediente al papa Francisco ni tener comunión con el resto de los obispos boricuas.

“Lamento mucho que en la Iglesia donde se predica tanto la misericordia, en la práctica algunos carezcan de un mínimo sentido de la justicia. A mí no se me ha hecho ningún proceso, ni se me ha acusado formalmente de nada y sencillamente un día el Delegado Apostólico me comunica verbalmente que de Roma se me pedía la renuncia. Se sustituye ahora a un sucesor de los apóstoles sin emprender ni siquiera lo que sería un proceso canónico deberoso para destituir a un párroco”, explicó.

“Se me informó que no había cometido ningún delito, pero que supuestamente ‘no había sido obediente al Papa ni había tenido la suficiente comunión con mis hermanos obispos de Puerto Rico’. Se me sugirió que si presentaba la renuncia a la diócesis quedaría al servicio de la Iglesia por, si en algún momento me necesitaban en algún otro cargo; oferta que de hecho demuestra mi inocencia. Sin embargo, no renuncié porque no quise hacerme cómplice de una acción del todo injusta y que aún ahora me resisto a pensar que pueda ocurrir en nuestra Iglesia”, agregó.

Informes de prensa de periodistas que cubren la Santa Sede apuntaron a que el hecho de que Fernández Torres estuviera en contra de la vacunación contra el COVID-19 y firmaba exenciones religiosas para que las personas no se inocularan fue el detonante de la determinación. Además, se le imputó negarse a trasladar seminaristas de su Diócesis al nuevo Seminario Interdiocesano de Puerto Rico.

No obstante, desde el Vaticano no se ofreció una razón específica para remover al obispo del cargo.

“El Santo Padre ha relevado a monseñor Daniel Fernández Torres del cuidado pastoral de la Diócesis de Arecibo (Puerto Rico) y ha nombrado administrador apostólico ad nutum Sanctae Sedis de la misma diócesis el Arzobispo Álvaro Corrada del Río, S.I., obispo emérito de Mayagüez”, se indicó en el boletín de prensa emitido.

Abogan por su permanencia

Rubén Herrera, quien se encontraba en la placita de los jugadores de dominó, y Wanda Salas Berríos, quien es empleada del municipio de Arecibo, describieron esta determinación del papa Francisco como una disputa semejante a una obrero-patronal.

“Todo el que lo haga malo, en cualquier trabajo u oficio, es lo mejor que se hace, removerlo”, dijo Herrera. Pero, el hombre fue uno de los que abogó a favor de Fernández Torres. Específicamente, manifestó que “yo quiero que se quede el mismo, que ha trabajado por muchos años”

Salas Berríos, por su parte, dijo que todo el que hace algo malo, “tiene que pagar como cualquier otro”. Lo que la mujer no pudo explicar fue la verdadera razón para que el papa Francisco pudiera determinara sacar al obispo de Arecibo.

“Es que dicen tantas cosas y yo no sé si son ciertas”, admitió.

Nelson Albino, quien llegó desde la zona metropolitana solo para hacer un Facebook Live en apoyo a Fernández Torres, lo único que dijo tener claro es que fue algún otro obispo de Puerto Rico quien llevó la queja hasta el Vaticano.

Antonio Montalvo.
Antonio Montalvo. (Frances Rosario)

“Puedo decir que el papa no toma una decisión así, a menos que no sea con recomendaciones de líderes eclesiásticos locales de Puerto Rico… Solamente sabemos que la noticia dice que fue por desobediencia al papa y por no estar en comunión con otros obispos. ¿Qué fue lo que él desobedeció? No lo sabemos. ¿Cuál es la opinión de los otros obispos? No la sabemos. Pero, si la razón para su destitución tiene que ver con que él no estuvo de acuerdo con el asunto de la vacuna, pues fue una decisión injusta”, expuso el católico.

Añadió que “el mensaje que el papa y los líderes eclesiásticos en Puerto Rico envían con esto, pues, no es muy bueno para la iglesia ni para la fe. Estamos en unos momentos muy delicados, donde la fe del pueblo está siendo puesta a prueba a diario y cuando más necesitamos de la fe, nuestros propios líderes vienen a atropellar esa fe. Así que esperamos que la decisión sea reconsiderada”.

Por su parte, Antonio Montalvo, quien predicaba en la plaza pública de Arecibo, expresó lo sorprendido que se encontraba por la noticia. Aunque no profesa la fe católica, aludió a que “el mal” pudo haber obrado para que terminaran sacando al obispo.

Lamentó que “quedemos ciegos y no se sabe por qué, la razón que fue, si fue por el COVID o fue algo más adicional”.

Asimismo, el arecibeño Leonaldo Figueroa criticó que dentro de la Iglesia Católica no se respetara que entre las personas puedan existir opiniones diferentes.

“Él como es católico, puede tener la potestad de pensar e ir en contra de lo que está diciendo el papa en el Vaticano y el arzobispo de San Juan (Roberto González Nieves)”, puntualizó.

Dijo que, al establecer que no hay apertura a la diversidad de opiniones, “no es un buen ejemplo” para los católicos.

“Lamentablemente, la Iglesia Católica está decayendo en cierto sentido”, opinó.

Los entrevistados coincidieron en que la controversia no provocará que los feligreses dejen de acudir a la iglesia.

“No creo que desaliente a la gente. La gente que es cristiana comoquiera va”, indicó María Acevedo, quien hacía compras en las tiendas alrededor de la plaza pública.