Alrededor de una mesita, tres niños, junto a un adulto y una adorable perrita disfrazada de vaquita, se entretienen en hacer coloridas mezclas en lo que llaman “potecitos de calma”, en medio de un salón con paredes adornadas de divertidos dibujos, al que se llega por pasillos y ascensores igualmente pintorescos.

En otro salón, no menos colorido, aunque en este caso como si fuera una enorme pecera, otros menores, también acompañados por una persona adulta, juegan a “pescar” el pececito del color de su vara. Mientras, en el lado opuesto del lugar, otro niño se divierte con un videojuego de baloncesto, al tiempo que su mamá aprovecha el momento para hacer unas gestiones en su computadora.

Y aunque las líneas de sueros, conectadas a los bracitos por un lado y a las máquinas enganchadas a la percha rodante por el otro revelan que se trata de niños recluidos en una institución de salud, queda claro que las sonrisas y el ambiente de diversión opacan los dolores y malestares, y ofrecen un ambiente más placentero que se aleja de la habitual frialdad de un hospital promedio.

Todo esto es parte del trabajo y las valiosas aportaciones que hacen a diario la Fundación Hospital Pediátrico y su dedicado personal, que trabaja sin descanso para que todos los menores reciban el servicio requerido.

De esta manera, los pequeños pacientes que llegan al Hospital Pediátrico Universitario Dr. Antonio Ortiz, y sus familias, pueden estar lo mejor posible dentro de la dura realidad que supone una reclusión, que muchas veces requiere largas estadías, pues es a esta institución localizada en el área del Centro Médico de Río Piedras arriban los casos médicos más complejos que sufren desde niños acabados de nacer hasta los jóvenes de 21 años.

Juegos y música para su bienestar

Uno de esos servicios es el programa de terapia física, para el que cuenta con tres doctoras cuya meta es “que los pacientes se muevan de forma segura, dentro de cualquier condición médica que tengan”, según explicó la terapista Karla Pagán Rodríguez, quien regresó a trabajar a la Isla porque “lo más que me gusta es servirle a la gente de aquí”.

Esos movimientos, esenciales para la recuperación del paciente y para evitar otras complicaciones como pulmonía o úlceras, pueden ser desde voltear a un bebé a posición bocabajo, o, en niños y adolescentes, sentarse al borde de la cama, pararse y caminar, o incluso actividades como tirar una bola, atraparla, patearla. Y para motivarlos, “nuestra estrategia principal son los juguetes”, con los cuales desarrollan “juegos con propósito”, que además de permitirles “crear una conexión”, también les ayuda a “llevarlos a hacer el movimiento que yo quiero que hagan”, agregó la terapista Yarelie González.

También se valen de música y otras estrategias, así como el trabajo colaborativo de “las chicas de Child Life”, que a menudo van al caso primero y ya los conocen”, así como “los doctores, los papás, todos ‘on board’ para que el niño vea que estamos aquí para ayudarlos”. De paso, educan a mamá y papá para que ellos mismo participen de la terapia con las actividades diarias.

A propósito del programa de “Child Life”, que según explicó su supervisora, Aleisa Ginés González, “viene a ser ese componente de salud mental dentro del cuidado de salud pediátrico”, es preciso resaltar que, aunque es una especialidad común en hospitales de otras jurisdicciones, en la Isla solo hay dos personas certificadas, a través de la Fundación.

Ese equipo se ocupa de recorrer todo el hospital, “básicamente, visitando las habitaciones y haciendo un cernimiento de cómo están los pacientes asimilando el proceso de la hospitalización”, explicó Ginés González, agregando que se valen de técnicas como arte terapéutico y “mucha educación a través de juego médico”, para “identificar cómo están los niveles de ansiedad del paciente, si tiene miedo, si va a atravesar alguna cirugía, si tiene un nuevo diagnóstico... Todas esas emociones y esos sentimientos los evaluamos y trabajamos con el paciente de acuerdo a su edad, su etapa de desarrollo y los intereses”.

Además, a través de su programa cuidando al cuidador, a cargo de la sicóloga Yaima Carazo, ofrecen atención directa a los padres para “ayudarlos a atravesar todas esas noticias y cambios que hay durante una hospitalización”.

Ayuda para todos

Otra parte de los servicios que brinda la Fundación es el “Family Center”, que, según detalló el trabajador social Ismael Collazo, ofrece ayuda a pacientes y cuidadores, desde “vales de comida para cuidadores que vienen de lugares más distantes de la Isla y tienen estadías prolongadas”, hasta “pampers, ropas, sábanas, artículos de higiene personal”, que los progenitores pueden usar sin costo alguno, según lo necesiten.

Asimismo, proveen servicios de transportación para las familias; servicios de entretenimiento que incluyen juegos electrónicos, conexión a internet, canales de televisión, entre otros; cuartos de juego; actividades que van desde bingos, hasta “olimpiadas”, desfiles de Halloween, “y todo lo que se nos ocurre para que los pacientes disfruten… graduaciones, cumpleaños, día del sol, día de la luna, celebramos todo”.

Y no menos importante, también coordinan para las familias de escasos recursos servicios para conseguir equipos y servicios que puedan necesitar una vez salgan de alta, como podría ser una cama de posiciones.

Además, el equipo de la Fundación cuenta con el consejero en rehabilitación Josué Leduc Arellana, quien trabajó por más una década con una de las principales aseguradoras médicas, y ahora como coordinador de cuidado se encarga de ayudar a pacientes y familias a “poder navegar ese complejísimo sistema de salud que tenemos, para poder conseguir todos los servicios que necesitan, dentro de la condición específica que trabajamos en el Centro Renal”.

El programa "Child Life", de la Fundación Hospital Pedíatrico, tiene un gran impacto en las familias de los pacientes con estadías prolongadas.

Por cierto, Leduc Arellana resaltó que, desde que se creó el programa de coordinador de cuidado, han realizado 13 trasplantes exitosos, “y vamos por más”.

En resumen, se trata de una labor que coloca a la Fundación como “una de las entidades más importantes que tiene el hospital para ayudar a los pacientes y los familiares”, según la describe la doctora Liliana Morales Pérez, directora de la sala de emergencia pediátrica y quien trabajó en el hospital antes de que existiera la Fundación y, tras regresar de un tiempo en los Estados Unidos, ahora que está en funciones.

“La Fundación se ha encargado de mejorar la infraestructura, de poner el hospital bonito, no es todo blanco, tiene mucho color, tiene cosas que ayudan a los pacientes. Se han encargado de buscar unos servicios que el hospital no puede costear, como lo que es ‘Child Life’, que ayudan a que los niños tengan una experiencia positiva en el hospital, nos ayudan con el manejo del dolor, porque si el nene tiene menos ansiedad, tiene menos dolor”, explicó la doctora, añadiendo que “tener la Fundación, nos ayuda a tratar a las familias mejor, no solamente al paciente, sino a la familia completa, porque un niño no viene solo, viene con su familia, y la Fundación ha sido de mucho apoyo para eso”.

“Y la fundación nos ha ayudado a conseguir equipo que no habíamos podido conseguir. Nos han donado mucho equipo que utilizamos en la sala de emergencias que también es de mucha ayuda para los pacientes”, agregó.

Sin embargo, para que este maravilloso andamiaje de la Fundación pueda operar, es gracias al “pesito a pesito” que reciben de la gente, ya sea por donaciones directas o por sus aportes a través de un sinnúmero de iniciativas, incluyendo eventos de recaudación, aunque también compiten por fondos legislativos y reciben algunas asignaciones estatales, y tienen la mira en incursionar en asignaciones federales.

“Haz brillar tu día”

Como parte de esas iniciativas de recaudación, explicó Rebeca Quiñones, directora ejecutiva de la Fundación, cada año escogen un tema y, a través de una campaña, cuentan las historias de todos sus “pacientes estrellas”.

La campaña de este año, “Haz brillar tu día”, permitirá a la gente aportar a la Fundación a través de un juego tipo “raspa y gana”, en el que también descubrirán mensajes positivos. Las tarjetas se pueden adquirir a cambio de un donativo de $1 en cualquiera de los establecimientos participantes, que incluyen un sinnúmero de negocios tales como supermercados, farmacias, gasolineras y cafeterías.

Quiñones invitó a participar, asegurando que con esa buena causa “brillas tú como persona, pero también haces brillar a los niños que son el futuro de Puerto Rico y también a Puerto Rico”. Agregó que, a finales de año, “queremos que sigas brillando” y la campaña se convierte en “Haz brillar tu Navidad”, y, como ya es tradición, celebrarán su “casual day” oficial el próximo 18 de diciembre, e invitan a todo Puerto Rico a vestir ese día la camisa conmemorativa, que puede adquirir a través de la tienda online o el servicarro que llevan a cabo a esos efectos.

Usted puede acceder a la campaña y a otras iniciativas de la Fundación a través de su portal oficial, fundacionhospitalpediatrico.org, donde también puede donar directamente, si así lo desea.

Al momento, un importante proyecto de la Fundación es la construcción de una lavandería para que puedan hacer uso de ella las familias que se quedan cuidando a sus hijos, “que no tienen donde lavar su ropa”.

El hospital ya proveyó el espacio para esa lavandería, y también están ya listos los planos, de manera que lo que resta es la adquisición en instalación de las máquinas, para lo cual requieren una inversión estimada en $300,000.