¿Imaginan estudiar en una zona de un yacimiento indígena? Esa es la experiencia de los alumnos de la UPR en Utuado
Considerada una de las zonas arqueológicas más importante del país, los terrenos de la unidad de la Universidad de Puerto Rico encierran gran valor histórico y arqueológico
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
Utuado.- Salto Arriba, barrio donde ubica la Universidad de Puerto Rico en Utuado (UPRU), es el yacimiento arqueológico más grande en este municipio “otoao”, es decir, “entre montañas”, según su significado en el vocablo taíno.
Desde su descubrimiento en 1903 y luego con la fundación del recinto universitario de la UPR en 1979, Salto Arriba ha sido objeto de importantes investigaciones, convirtiéndolo en una de las zonas arqueológicas más estudiadas de la región. Por eso, no es casualidad que en el laboratorio de arqueología de la UPRU se estudien principalmente los artefactos que se hallan dentro de las 118 cuerdas de terreno que componen la institución universitaria.
Relacionadas
“El recinto de Utuado es el único que tiene un asentamiento indígena de gran escala de todos los recintos de la Universidad de Puerto Rico”, afirmó el profesor de arqueología del recinto, Reniel Rodríguez Ramos.
El también investigador, junto con sus estudiantes y miembros de la comunidad, han realizado numerosas excavaciones en los predios del recinto en las que han descubierto nuevos capítulos de la historia de la Isla. Tan así que el profesor es autor de un importante estudio reciente que establece que los primeros pobladores de nuestro archipiélago pudieron haber llegado alrededor del año 4200 antes de Cristo.
Justo en la entrada de la institución universitaria, hicieron una excavación hace poco más de 12 años en la que descubrieron un batey, lugar de gran importancia en la cultura taína en el que nuestros indios realizaban areytos o jugaban batú. Además, han encontrado artefactos asociados a los indios igneris, así como de culturas pretaínas y taínas que se remontan a los años 650 después de Cristo. Lo anterior significa que el asentamiento que se localiza en la UPRU tiene aproximadamente unos 1,500 años de antigüedad.
“El yacimiento que tenemos aquí en la universidad representa un microcosmos de la historia de la ocupación de esta zona de Puerto Rico, desde el periodo indígena hasta el periodo colonial (español)”, mencionó Rodríguez Ramos.
Antes de ser lo que hoy conocemos como la UPRU, gracias a los estudios de los objetos encontrados allí, se tiene evidencia de que ese terreno fue utilizado como un batey, una finca de caña de azúcar y tabaco, una hacienda y una vaquería.
Pero, ¿qué hacen con los artefactos que han encontrado? Luego de realizarse la excavación, los objetos pasan por un proceso de catalogación e inventario en el laboratorio de arqueología de la universidad. Este proceso, al igual que las pruebas para determinar su antigüedad, son realizados por el profesor Rodríguez Ramos y sus estudiantes.
“Le vamos asignando una codificación a cada pieza para saber de dónde salió ese material y tener registrado así su contexto. También hacemos todos los tipos de estudios especializados. Por ejemplo, estudios de carbono 14 que nos permiten establecer la antigüedad de la ocupación que se dio aquí en este sitio arqueológico”, explicó el arqueólogo.
No obstante, los estudios realizados allí no se limitan a artefactos que encuentran en los predios del recinto, sino que colaboran con otros profesionales del campo de la antropología y estudiantes graduados para analizar otros hallazgos de alrededor de la Isla.
Tal es el caso de la canoa de la época colonial tardía que fue hallada en una playa de Añasco por el profesor de la UPR en Mayagüez, Ernesto Otero. Este cayuco (tipo de embarcación pequeña para moverse por la costa y el río) fue descubierto en enero del 2021 y actualmente se encuentra en el laboratorio de arqueología de la universidad.
El estudio para determinar el tipo de madera (caoba) con la que fue construida la embarcación lo realizó el antracólogo y ex alumno de la UPR en Utuado, Omar Ortiz Morales.
“Yo trabajo con maderas del pasado”, apuntó el egresado de la UPRU quien, cuando era estudiante, lideró junto al antropólogo Rodríguez Ramos la excavación del batey que ubica en la entrada del recinto universitario.
Estos hallazgos y los estudios de los artefactos han sido clave para trazar y redescubrir nuevos aspectos de la historia de Puerto Rico. Todos ellos aportan a descifrar quiénes eran nuestros ancestros y cómo vivían, afirmó Rodríguez Ramos.
“Todo esto [los hallazgos] es un registro material de esa historia. La arqueología no brega, necesariamente, analizando documentos. La arqueología, para establecer sus interpretaciones, depende de los hallazgos de material arqueológico”, puntualizó el profesor del programa de Ciencias Sociales.
Por tal razón, su conservación resulta tan importante. Para proteger las piezas que se recuperan en las excavaciones, el laboratorio de arqueología de la UPRU cuenta con controles de temperatura, humidificadores y purificadores de aire para mantenerlas en óptimas condiciones. De esta forma preservan cada pieza “para futuras generaciones”, explicó Rodríguez Ramos.
Actualmente, el profesor y sus estudiantes han enfocado gran parte de su trabajo en la catalogación y análisis de las piezas halladas en la más reciente excavación en la Cueva del Abono en Utuado. A través de ellas, quieren descubrir cómo las sociedades antiguas utilizaban este tipo de espacios.
Asimismo, se encuentran trabajando en la nueva exposición que se encontrará en el museo del Centro Ceremonial Indígena de Cagüana de Utuado, la cual es subvencionada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).
“Esa exposición la estamos trabajando para ir reflejando todo ese acervo cultural que nosotros tenemos. Para que la gente pueda ir a un lugar y ver todas las culturas que habitaron Puerto Rico a través del tiempo”, destacó Rodríguez Ramos.
Igualmente, el laboratorio de arqueología de la Universidad de Puerto Rico en Utuado está abierto para aquellos que deseen observar los artefactos que allí se encuentran. Según enfatizó el profesor de arqueología, “trato siempre de que esto le llegué a la gente porque para ellos es que nosotros hacemos todo este trabajo”.