El reverendo William Hernández Ortiz, presidente de la Iglesia de Dios Pentecostal Movimiento Internacional (IDPMI), señaló que lejos de la Iglesia ser un foco de contagio del COVID-19, es un espacio necesario para que la comunidad pueda recibir fortaleza espiritual y emocional. Según el ingeniero de profesión, las iglesias han tomado muy en serio las ordenanzas establecidas por el gobierno y se han asesorado por profesionales de la salud para tomar las medidas necesarias a fin de establecer los protocolos y evitar la contaminación del virus.

Por otro lado, el reverendo Manuel Fuentes Valentín, Presidente Regional de la IDPMI y de la Fraternidad de Iglesias Pentecostales (FRAPE) y licenciado en Farmacia, destacó que hoy más que nunca el pueblo de Puerto Rico necesita recibir ayuda para hacer frente a los efectos emocionales que las crisis de los últimos años han causado en la población en general. “Luego de un huracán categoría 5, de los disturbios sociales y políticos del verano del 2019, de terremotos y de una pandemia mundial que ya ha cobrado la vida de casi 200 puertorriqueños, es importante proveer aliento, esperanza y consuelo a todos los afectados”, señaló el líder religioso.

La Iglesia de Dios Pentecostal MI, cuenta con unas 565 Iglesias en Puerto Rico y sobre 6 mil alrededor del mundo. Esta organización ha puesto en marcha un protocolo siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC por sus siglas en inglés, en todas sus iglesias para asegurar la vida física y espiritual de todos sus feligreses.