Huracán María tuvo sus aspectos positivos en pro de la justicia social
Organizaciones sin fines de lucro detallan el cambio que produjo en la sociedad.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Más allá de la destrucción, ¿qué le dejó el huracán María a Puerto Rico?
Esta fue una de las interrogantes que varias organizaciones intentaron responder durante un foro de justicia social que promulgó este jueves la organización Filantropía Puerto Rico en la Fundación Sila María Calderón, en Río Piedras, a días de que se conmemoren los seis años del paso del ciclón.
Las respuestas de las féminas que lideraron la mesa de conversación coincidieron en que el desastre ciclónico, junto a todos los otros incidentes que se han registrado durante los pasados años, como la pandemia y los terremotos, dejó a la luz la necesidad de la equidad, así como promulgó que las comunidades se levantaran a reclamar los derechos que tienen sobre su bienestar.
“María nos enseñó que el liderato comunitario es más efectivo que esperar que alguien llegue”, sentenció Alicia Díaz, del Centro para la Reconstrucción del Hábitat.
Pero, a pesar de que ya van seis años de María, se esbozaron muchos retos con agencias estatales, federales y municipales para lograr acceder a información, cambiar paradigmas o reconocer el derecho de las comunidades.
Cristina Miranda Palacios, de la Liga de Ciudades, explicó que en los pasados seis años “se ha logrado mucho desde el lado de acá, desde el lado del tercer sector, sobre cómo se posiciona la ausencia de equidad en el centro del país. Hay un reconocimiento”.
“Suena como una contestación poco esperanzada. Pero, el logro es sustancial de priorizar (la equidad) como un eje temático. Pienso que es una gran aportación”, añadió.
Ya en la mira la necesidad de lograr equidad, la representante de Ayuda Legal Puerto Rico, Verónica González, vio como una victoria que la recuperación se haya tornado más importante que la reconstrucción.
“Hablar de recuperación y no de reconstrucción, eso es sí mismo es un logro”, señaló.
Dijo que puede verse como “indignante” que todavía haya residencias con “techos azules” o lo que hace referencia a aquellas viviendas que tienen toldos en sus techos. Pero, aludió a que el activismo logrado llevó, por ejemplo, a que la Agencia federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) reconociera que hay miles de residentes que no tienen su título de propiedad a los que les correspondía su asistencia económica.
“El proceso de fiscalización que ha liderado la comunidad en conjunto con organizaciones ha sido un palo. Ha permitido que bajo esta crisis en los pasados seis años lograr que conversaciones se den (sobre) qué está haciendo el gobierno y que no”, argumentó, por su parte, Nayda Bobonis, de la organización Furia.
Expuso que la experiencia llevó a darle voz a las comunidades y que muchas se organizaran para lograr el reconocimiento de dicha voz.
“Las comunidades han reconocido su poder y se han fortalecido”, precisó Bobonis.
Asimismo, destacó que María afloró la importancia de las organizaciones sin fines de lucro en toda esta lucha comunitaria. Principalmente, en orientación, ayuda legal o acompañamiento para lograr que su voz sea escuchada.
Ha sido retante, sin embargo, lograr una respuesta o una acción afirmativa del gobierno. De hecho, las mujeres reconocieron que sus organizaciones se han involucrado en pleitos legales para conseguir acceso a datos o para hacer reconocer derechos a las comunidades.
“A la hora de tomar decisiones, a que nos respondan, ha sido a goteo”, denunció Michelle Alvarado del Resiliency Law Center de la Universidad de Puerto Rico.
Sin embargo, estos percances no han detenido a las comunidades. Dijo que las ha motivado a prepararse mejor para combatir la falta de acceso o respuesta. Los ha llevado también a insertarse en conversaciones con los legisladores u otras figuras de poder.
Entre las denuncias que afloraron para mejorar este proceso de recuperación que todavía vive Puerto Rico a seis años del embate de María estuvo el hecho de que la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia (COR3) no permite que los vale de vivienda que se han entregado a las personas afectadas puedan utilizarse para adquirir estorbos públicos.
Díaz, del Centro para la Reconstrucción del Hábitat, señaló que hay un problema de falta de vivienda en Puerto Rico, mientras se estima que hay unas 300,000 propiedades en abandono que pueden ser una solución.
“Después de este desastre, que nos tocó a todos de una manera u otra, yo creo que pudimos hacer visible que tenemos propiedades abandonadas y gente buscando propiedades y cómo empatar estas necesidades… Tenemos que hacer un puente entre lo que está y cómo se puede hacer un programa que pueda ser efectivo”, emplazó la abogada.
A futuro, las organizaciones ven que los esfuerzos encaminados después de María llevarán a que Puerto Rico ser un país más justo y liderado por las comunidades.
Estos conversatorios son realizados cada tres meses por la organización Filantropía Puerto Rico.
Su oficial de iniciativa estratégicas, Karla Vargas, señaló que “lo más importante es que durante el conversatorio se partió de la premisa de que el desplazamiento de viviendas, la austeridad, la pobreza, el atropello al acceso a la salud, el acceso a la información, los derechos laborales y todos los problemas del cambio climático, no llegaron con el huracán Irma y María, sino que fueron amplificadas por este evento. Pero, siempre estuvieron ahí. Así que estas organizaciones se han destacado por el trabajo de acompañar y abogar por políticas públicas que puedan enfrentar estas realidades y a través de este colectivo y este grupo se les ha permitido estrategizar para solucionar en conjunto problemas de país”.