Hombre lleva 21 años viviendo en una pescadería abandonada en Guayanilla
El pescador Andrés Martínez, quien habita el inhóspito lugar, busca una estructura segura cerca del mar para continuar trabajando.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Guayanilla. Hace 21 años, el pescador Andrés Martínez fue víctima del furor del río Guayanilla, que con sus aguas crecidas por inundaciones repentinas arrasó su hogar.
Con el agua que le llegaba hasta el pecho, Martínez vio la destrucción de su casa, la cual con sus manos construyó junto a dos compueblanos pescadores.
“Perdí la casa con todo. Eso hacen años. Perdí lavadora, nevera, todo. Me quedé en la inopia”, dijo el hombre de 68 años al recordar su hogar que ubicaba cerca de la costa, en la calle Honradez.
Lo que quedó de la residencia no era habitable. Pero, Martínez no tenía a dónde acudir. Fue por esto que vio en la pescadería del barrio La Playa, abandonada por más de 40 años, un hogar temporero. Poco sabía que su estadía se sería perenne.
La pescadería está localizada en el corazón de la renombrada “Ruta de la empanadilla”, que atrae a miles de turistas internos y extranjeros para degustar la gastronomía sureña. Además, la parte delantera del edificio se ha convertido en una parada obligatoria para los visitantes, ya que es el lugar que eligió el artista villalbeño, Héctor Collazo, para pintar la bandera puertorriqueña como parte del proyecto “78 pueblos una bandera”.
Empero, el edificio está en gran deterioro. Sus paredes agrietadas crean en Martínez la preocupación de un posible colapso, máxime tras los sismos del 2020. Con cada movimiento telúrico que percibe, huye a una caseta improvisada que erigió bajo la sombra de un árbol, para así evitar quedar enterrado bajo las paredes del edificio.
La precaria condición de la estructura solo permite el uso de dos cuartos, de la cual Martínez convirtió en un dormitorio y una cocina. Las ventanas están selladas, evitando la entrada de la luz del sol. En el techo, dos pequeñas placas solares le dan suficiente electricidad para energizar una lámpara y un abanico. En un esfuerzo por contrarrestar la oscuridad, el pescador también utiliza la luz que emana de su lámpara frontal, el cual usa cuando bucea en búsqueda de crustáceos. Una amiga le provee agua.
Sus finanzas escasas, provenientes del Seguro Social y de la venta de su pesca, costean sus necesidades cotidianas, pero no abastecen para adquirir otro hogar cerca de la costa.
“Aquí nadie ayuda”
Ya el refrán de los múltiples alcaldes que han ocupado la poltrona municipal lo puede recitar de memoria. Aún espera que se cumplan una de las muchas promesas que se le ha dicho.
“Todos ellos (los alcaldes) han venido aquí y han dicho lo mismo, que si vamos a arreglar aquí, que si vamos a rescatar esto, que si vamos a hacerlo de nuevo, pero no me dicen a mí: ‘te vamos a buscar sitio, desbaratar esto aquí para hacerte (una casa) nueva’. Aquí nadie ayuda”, subrayó el pescador, quien es oriundo de Juana Díaz.
Según Martínez, en la más reciente conversación que sostuvo con el alcalde Raúl Rivera Rodríguez, quien asumió la administración en enero de 2021, le ofreció construir una casa en un terreno disponible en el barrio Los Indios, que ubica casi cuatro millas de la costa. Sin embargo, Martínez continuamente rehúsa alejarse de la costa, por ser su fuente de ingresos.
“¿Qué yo voy a hacer en Los Indios, si yo soy pescador? Tengo que buscar el sitio acá”, sostuvo al señalar que sus hijos viven en los Estados Unidos y tiene pocos familiares cercanos.
En más de dos décadas, el hombre dijo que recibió una visita de personal del Departamento de la Familia, quienes también le ofrecieron que se mudara lejos de la orilla de la playa.
“Necesitaría un carretón para mudar (mi lancha) y no tengo. Ya tengo que quedarme acá”, comentó al indicar que todas sus contraofertas son rechazadas por estar demasiado cerca a la costa y en zonas inundables.
“El gobierno no quiere ayudar a nadie”, recalcó al denunciar las pocas ayudas del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y el Departamento de Agricultura.
Techo seguro
El alcalde guayanillense, Raúl Rivera Rodríguez, dijo a Primera Hora que Martínez es uno de los muchos casos en su pueblo que no cuentan con techo seguro, máxime tras los sismos que estremecieron al municipio en el 2020.
En la comunidad El Faro, por ejemplo, el mar sumergió gran parte del área, ya que el temblor de magnitud 6.4 registrado el 7 de enero de 2020 desplazó el terreno 5.5 pulgadas, o 14 centímetros, bajo el nivel del mar, reportó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés).
“Mi misión como alcalde es buscarle un techo seguro y propio a cada persona que ellos se sientan cómodos”, afirmó al indicar que cuenta con una asignación de $1.5 millones provenientes de los fondos del Plan de Rescate Americano (ARPA) para construir viviendas de madera con pisos de cemento para personas que viven en condiciones similares a Martínez.
La administración municipal “depende de que (el Departamento de la) Vivienda identifique parcelas” vacías o con estructuras inservibles que pueden ser demolidas. “Vivienda recupera esos espacios y nos las asigna a estas personas. (Martínez) sería un candidato para eso”, explicó.
En cuanto a la ubicación de dónde se construirán las casas, Rivera Rodríguez dijo que podrían ser en casi todos los barrios, como las Parcelas de Verdún, Los Indios, Quebradas o Jaguas Tunas.
“(Martínez) se las busca. Él pesca y se gana la vida. Él es feliz allí, pero nosotros queremos darle una calidad de vida a nuestra gente. Ahora, yo no voy a obligar a nadie a salir”, comentó.