“Ahora estoy de acero completo…”, dijo, con buen semblante y ya reactivado en las lides políticas, el portavoz del Partido Popular en la Cámara, Héctor Ferrer, a quien esta semana le hicieron una angioplastia.

Aunque se llegó a mencionar que el vicepresidente del PPD había sufrido un ataque al corazón, los rumores no eran ciertos.

Al representante se le hizo un procedimiento endovascular, a fin de corregirle dos obstrucciones en una de las arterias coronarias.

El domingo pasado, en horas de la noche, el político recibió un “aviso” de que algo andaba mal en su sistema cardiovascular. Mientras corría en un evento en el Parque Central de San Juan, sintió una presión en el pecho y en su brazo izquierdo.

Ferrer sabía de lo que se trataba porque, hace cinco años, se le hizo una primera angioplastia debido a otra obstrucción arterial.

El legislador llamó de inmediato a su médico, el cardiólogo José Martínez Toro, quien programó la intervención para el pasado miércoles.

“Todo estuvo programado”, aclaró Ferrer, quien ni siquiera acudió a una sala de emergencia.

El legislador precisó que esta vez le hallaron dos bloqueos.

Durante la intervención, se le hizo un cateterismo y se le colocó lo que se conoce como una “mallita”, que expande la arteria. El cateterismo se le hizo por la ingle.

Ferrer no es el único de la familia que enfrenta una condición cardiaca.

Su niña, ahora de 13 años, fue operada de corazón abierto cuando apenas contaba con tres meses de nacida, según contó su padre, ya evidentemente restablecido de la intervención que lo mantuvo por día y medio en el Hospital Cardiovascular,

Sonriente, el legislador le anticipó a la prensa que va a continuar con sus ejercicios y que hoy mismo estará utilizando su bicicleta fija.

¿El médico le dijo que puede correr para Washington?, le preguntó un periodista.

Ferrer le contestó: “El médico me dijo que puedo correr para lo que quiera”.

El legislador fue dado de alta en horas de la mañana de ayer, y ya a las 11:30 -después de cambiarse de ropa en su casa- se fue para la sede del PPD a acompañar al presidente del partido en una conferencia de prensa sobre el tema del status.

Operación sencilla, pero de cuidado

El cardiólogo Iván Lladó González explicó que la angioplastia es un procedimiento sencillo, pero no siempre libre de complicaciones.

El médico del Hospital San Pablo dijo que en la angioplastia se introduce un catéter a través de la arteria radial (en la muñeca), o por la femoral (en la ingle).

Ese catéter sube a través de la aorta y, de ahí, llega hasta una de las dos arterias coronarias, la izquierda o la derecha.

La obstrucción se identifica mediante tinte y, a través de catéter, también se introduce un balón con un extender, o mallita.

Estos van plegados y, una vez se alcanza la obstrucción, el globo y la malla abren. El globo se saca y queda la malla, para mantener la arteria distendida.

Luego, se vuelve a inyectar tinte en la arteria para cotejar que no haya coágulos.

“La mayoría de los pacientes tolera bien el procedimiento. El peligro estriba en que se rompa la arteria y, si eso sucede, hay que intervenir quirúrgicamente”, dijo Lladó González, quien mencionó que eso ocurre en menos del 1% de los pacientes.

Si la persona no se atiende la obstrucción arterial, puede sufrir un infarto.

Ser atlético y padecer de una condición cardiaca no son excluyentes.

La persona puede tener una condición congénita o heredada. Por otro lado, las obstrucciones pueden ser producto, además, de colesterol alto o diabetes.

Después de pasar por el procedimiento de angioplastia, los pacientes pueden continuar con sus ejercicios o haciendo deportes, luego de pasar por una prueba nuclear de estrés.

Además, el médico les puede recetar medicamentos anticoagulantes y recomendar que tomen aspirina regularmente.