Ponce.- Atrasos en el pago de deudas, crédito dañado, acogerse a la Ley de Quiebras y hacer malabares para sobrevivir mes a mes son algunas de las consecuencias que han experimentado los empleados del Municipio Autónomo de Ponce cuya jornada laboral fue reducida a la mitad hace un año y siete meses.

Perder de golpe la mitad del salario obligó a estos trabajadores y sus familias a elaborar estrategias de reducción de gastos que, en muchos casos, no han sido suficientes para cubrir las obligaciones económicas. 

Unos han recurrido a buscar otro empleo parcial o hacer “chiripas” para empatar la pelea. En el ínterin, hay quienes han recibido los beneficios del desempleo y del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), y se han podido insertar en el Plan de Salud del Gobierno. Sin embargo, hay otros que no han cualificado para nada. 

“Cuando de la noche a la mañana te reducen el 50% de tu salario, uno tiene que hacer unos ajustes bien drásticos y más cuando uno tiene situaciones de salud”, expresó Waldemar Rivera Casiano, quien labora en la Oficina de Ordenación Territorial y lleva poco más de 10 años en el ayuntamiento.

Rivera Casiano es diabético y toma medicamentos diariamente. Explicó que tuvo que salir del plan médico del Municipio para acogerse a la reforma porque solo le sobraban $75 quincenales. Actualmente, su sobrante neto es de $100.95 quincenales, luego de las deducciones correspondientes.

Con el PAN y en vivienda pública

“Aparte del desempleo que un tiempo lo cogí, ahora estoy viviendo del PAN (recibe $133 mensuales). Y resido en vivienda pública, donde te cogen el salario bruto, sin sacar las deducciones, para calcular el pago mensual. Por eso se me está haciendo apretado pagar la renta”, dijo Rivera Casiano. 

Por su parte, Palmira Torres Velasco, asistente administrativo adscrita al cementerio El Yeso, relató que a consecuencia de la reducción laboral tuvo que dejar sin plan médico a su esposo y dos hijos durante seis meses porque el dinero no le daba. La trabajadora, que lleva 20 años en el Municipio, no ha cualificado para desempleo, PAN ni para Mi Salud.

“Hicimos ajustes en salidas y distracción para mi familia, arreglos de qué vamos a comprar para la comida, de ropa. Se tuvo que hacer maniobras en mi hogar”, afirmó.

Mientras, al ingeniero Francisco Colón Maldonado   le bajaron la jornada a 30 horas, como al resto de colegas de esa profesión, y su esposa, Teresita Cepeda, trabaja 20 horas. El matrimonio ha reclamado que a él se le restituya la jornada total, pero el caso está pendiente en la Comisión Apelativa del Servicio Público.

“Nos quitaron $21 mil  de un cantazo”, afirmó Colón Maldonado, quien labora en la Oficina de Ordenamiento Territorial. “Saqué a la nena del colegio, bajamos el celular, ya no usamos el aire acondicionado, entregamos la guagua más cara y cogimos un carro más económico, cortamos el cine, el cable”, detalló.

En cambio, el matrimonio compuesto por Doralis Vázquez Martínez, coordinadora de actividades en la Oficina de Desarrollo Cultural, y Héctor Ortiz Rivera, administrador del Museo Francisco “Pancho” Coímbre, luchó con éxito para que no se les redujera el tiempo de trabajo a ambos.

“Nosotros apelamos al inciso que tiene la ordenanza municipal donde dice que la reducción no aplica en matrimonios que vivan con personas incapacitadas o mayores de edad, porque vivimos con mi suegra, la abuelita de mi esposo y un tío que también está incapacitado. Y como él (su esposo) es quien tiene el mayor ingreso, le permitieron conservarlo completo”, explicó Vázquez Martínez.

Incumple la alcaldía

La funcionaria mencionó que otro de los problemas que enfrentan es que el ayuntamiento les retiene a los empleados las aportaciones y pagos de préstamos al Sistema de Retiro, así como el pago de pólizas de seguros, pero no remite los pagos, por lo que las cuentas aparecen atrasadas. Ese dinero ellos no lo ven y tampoco saben en qué lo utiliza el gobierno municipal.

“Mi préstamo de Retiro ya está saldo, pero según ellos nunca (el Municipio ponceño) les ha pagado. Me estuvieron reteniendo durante los tres años que conllevaba el préstamo y yo dejé de pagarlo el año pasado y aparece en Retiro como que nunca lo han pagado”, manifestó. 

“Además, recibí una carta de AFLAC a principios de febrero de que todas las pólizas estaban canceladas. Probablemente ahora mismo no tenga cubierta”, añadió Vázquez Martínez.

Una situación similar experimenta Jeannette Calderón Rodríguez, quien labora en el Centro Ceremonial Indígena de Tibes. El síndico que atiende su quiebra le informó en junio del año pasado que había una deuda de tres quincenas, pero el gobierno municipal finalmente pagó. Además, la Cooperativa de Seguros de Vida (Cosvi) canceló en diciembre pasado su póliza de cáncer por falta de pago y al día de hoy la empleada no sabe si el Municipio se puso al día. 

“También en diciembre recibí una carta del Sistema de Retiro sobre un préstamo que tenía atraso y saqué cita para que me den un historial de pago”, sostuvo.

El Municipio de Ponce ha incumplido con los pagos a la Administración de los Sistemas de Retiro (ASR) desde el primer término de la alcaldesa María “Mayita” Meléndez Altieri y el año pasado figuraba entre los cinco mayores deudores. En el verano pasado, la deuda ascendía a $7.8 millones. Primera Hora solicitó una entrevista con la alcaldesa sobre el particular, pero al cierre de esta edición no había obtenido respuesta.

Les donan comida

Para aliviar la carga, la Asociación de Empleados del Municipio, presidida por Mayra Rivera, ha entregado alimentos a su matrícula. 

“Con donativos realizados por locales hermanas de la United Steelworkers llevamos a cabo a finales del año pasado cuatro entregas de alimentos e impactamos a los más de 200 empleados que pertenecen a la Asociación”, expuso.

Esta reducción no es la primera impuesta por la administración de Meléndez Altieri, pero sí la de mayor impacto. En el 2009, luego de juramentar para su primer cuatrienio, la alcaldesa les quitó dos días mensuales a los empleados, en el 2010 lo bajó a un día mensual y en el 2011, previo al año eleccionario, restituyó la jornada completa. No obstante, en marzo de 2013 volvió a reducir dos días y en julio de 2014 bajó la jornada a la mitad.