¿Cómo nos puede cambiar la vida saber que de repente somos dueños de esa cantidad?

Brad Duke lo sabe. El residente del estado de Idaho ganó una cantidad menor, aunque sustancialmente grande, en un sorteo de PwerBall. Como muchos, soñaba con la idea de ganar la lotería y en 2005 se llevó un premio de $220 millones.

En una entrevista publicada este domingo en el sitio web de National Public Radio (NPR), Duke puso en perspectiva la experiencia de saberse ganador de tanto dinero y le ofrece un consejo a la persona que gane el megapremio.

Sus fantasías con la suerte no eran tan altas; solo pensaba qué se sentiría ganar unos cuantos miles de dólares.

“Pero no corroboré el boleto. Seguí con mi vida diaria soñando con la idea de ganar $10 mil o $20 mil, lo que fuera”, afirmó quien como amante del ciclismo solo pensaba en la idea de darse el lujo de comprar una buena bicicleta de carretera y otra de montañas.

Hasta que finalmente cayó en cuenta que era el ganador del gran premio.

“No caí en cuenta por un par de días, probablemente un par de semanas. Sabía que lo primero que quería hacer era decidir qué quería hacer con el dinero y a dónde quería llegar con todo esto. Así que no le dije nada a nadie. Seguí trabajando y continué con mi rutina diaria”, afirmó el entrenador físico.

Solo se lo contó a su padre, con quien en el transcurso de las semanas conversó de qué hacer.

“Lo mantuve callado por unas cuatro o cinco semanas”, afirmó.

Duke no se volvió loco comprando cosas a lo loco. “Me quedé en mi casa, seguí guiando un carro usado por casi tres años después de haber ganado. Mientras más fantaseaba con lo que haría con el dinero, más sentía que debía mantener mis pies firmes en tierra y cambiar lo menos posible”.

¿No fue difícil no decirle nada a nadie?, le preguntaron.

“Oh, fue divertido. Fue divertido fantasear con la idea de ser el tipo que ganó el premio y luego caer en cuenta de que en realidad eres ese tipo, y esa combinación de fantasía y realidad comienza a mezclarse. Resultó que fue realmente importante que hiciera eso, porque me dio tiempo de juntar al equipo de personas que me ayudaría a hacer lo que quería hacer”.

Y, ¿qué quería hacer y quiénes eran esas personas? En ese momento, Duke solo sabía que quería aumentar su riqueza.

“Así que obviamente necesitaba un buen abogado de impuestos y un abogado de negocios corporativos. Sabía que generaría publicidad al tratar de generar más oportunidades, así que necesitaba a un publicista y a un banquero. Ese es el equipo con el que aún cuento hoy día”.

Duke conocía de las historias de ganadores que perdieron su fortuna y terminaron en bancarrota.

“Conocía las estadísticas. Sabía que seis de cada 10 personas que ganan $10 millones o menos terminaban en bancarrota en menos de cinco años. Así que sabía que eso era algo que no quería. El mayor consejo que le puedo dar a una persona en una situación similar es que realmente debe definir qué es importante para ella y desarrolle un plan alrededor de eso y entonces se una a gente que pueda ayudarla a hacer las cosas de su plan que no sabe hacer”, aconsejó quien finalmente no compró la bicicleta con la que  soñaba… si no 10.