Funerarias enfrentan dolor de cabeza tras paso de María
Sin un suministro constante de diésel, los cuerpos están en peligro de descomponerse.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Humacao. Las complicaciones con la distribución de combustibles, específicamente el diésel a raíz desde el paso del huracán María por la isla, representan un dolor de cabeza para las funerarias.
La Funeraria Toñito Flores cuenta con un refrigerador diseñado para reservar los cadáveres en espera de los servicios tradicionales antes de ser sepultados o cremados. Sin embargo, los dueños de la empresa con locales en Humacao y Juncos se han visto en la necesidad de apresar aquel combustible que esté disponible para mantener funcionando las generadoras de electricidad.
Sin un suministro constante de diésel, los cuerpos están en peligro de descomponerse.
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“Tenemos el único refrigerador en la zona este con la capacidad para recibir los cuerpos y necesitamos del diésel para mantener la planta operando, además de gasolina para los vehículos ya que tenemos que hacer los recogidos”, compartió José Flores, presidente de la Corporación Funeraria Toñito Flores.
Desde el paso del huracán María la pasada semana, la funeraria ha recibido cinco cadáveres y que aumenta a 25 los que están en turno para ser velados y, luego, sepultados. A pesar de que la Funeraria Toñito Flores ofrece los servicios de cremación, lo suspendió debido a que los permisos que deben ser tramitados en el Instituto de Ciencias Forenses.
“Nuestros interés es que se establezca un flujo coordinado de diésel. Somos conscientes de que los hospitales así como los centros de cuidos de pacientes y ancianos tienen prioridad, pero está el riesgo de que brote un problema de higiene si los cuerpos no se mantienen. Seguimos ofreciendo los servicios, pero de cuatro horas de funeraria y directo para el cementerio”, sostuvo.
Flores relató que un señor falleció en un asilo y el cuerpo no pudo ser removido debido a que el camino hasta el lugar estuvo obstruido por escombros. La Policía necesitó de dos días para abrir paso y el cadáver ya daba señales de descomposición.
“El problema se agrava porque el cuerpo se encuentra en Ciencias Forenses y la familia no tiene gasolina para ir hasta Río Piedras para identificarlo”, afirmó Flores.
La escasez de combustible no es el único problema que enfrentan las funerarias. También la carencia de agua potable que es requerido para embalsamar a los cadáveres. Es dilema no se ha asomado por el momento.