Fundación Alma de Bahía es la escuela para muchos que desean cuidar el medio ambiente
La organización, respaldada por Bahía Beach Resort en Río Grande, se ha convertido en una herramienta educativa para la conservación del hermoso hábitat que les rodea.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
PUBLICIDAD
Río Grande. Desde el corazón de Bahía Beach, donde se albergan hospederías y comunidades de Río Grande, cientos de voluntarios se alzan en una ardua tarea para preservar el privilegiado ecosistema que les rodea; ambiente que presenta una diversidad de flora, fauna y especies marinas que están en peligro de extinción y que convergen con los residentes y turistas que frecuentan la zona.
Con la convicción de que en la educación está la clave para preservar el ambiente natural que tienen a su alrededor, Bahía Beach Resort respaldó la iniciativa de la bióloga marina, Marcela Cañón, quien -sin titubear- dio paso al nacimiento de la Fundación Alma de la Bahía, dirigido a orientar a los visitantes, huéspedes y residentes del área sobre las medidas necesarias para la conservación del hermoso hábitat que se mantiene en los límites del municipio de Río Grande.
“Esta Bahía funciona como un área protegida. Hay muchas cosas que trabajamos aquí y en la comunidad. Así que esta fundación nace del interés del resort en aportar a la conservación y educación regional, pero va mucho más allá. Es una fundación única que creamos desde el Bahía Beach con un programa de rescate de animales. Bahía nos ayuda con todo: los alimentos para los perros y gatos, un refugio que se enmarca en un programa de rescate y de conservación de ecosistema. Como los perros y gatos presionan el medio ambiente y hacen daño al medio ambiente y los cuidamos, se esterilizan, se desparasitan”, contó la bióloga marina.
Con el conocimiento ambiental que ostenta, Cañón expresó que -tras el establecimiento de las medidas necesarias para preservar el ecosistema que ubica en las inmediaciones del hotel- se dieron cuenta de la necesidad de hacer un mayor esfuerzo para instruir sobre el impacto al medio ambiente.
“Debíamos hacer algo más, ya que no era suficiente. Nuestro programa ambiental era local, así que teníamos que trabajar en toda la región y creamos la fundación y empezamos a trabajar con los programas, y en el 2014 lo hicimos formal. Comenzamos a salir del resort para conectar con las comunidades y con las organizaciones, con jóvenes de la comunidad, los socios”, destacó.
Sin embargo, la visión de esta luchadora ambiental ha trascendido la municipalidad al alcanzar acuerdos con el Servicio Forestal, con entidades como Para la Naturaleza y la Universidad de las Naciones Unidas, convirtiendo la entidad en un centro de investigación.
“Estamos en el comité de gobernanz, creando eso en Puerto Rico, una experiencia técnica que la estamos transfiriendo”, dijo la también directora de Recursos Naturales en el Bahía Beach Resort.
Y es así como la Fundación se ha convertido en sede para que cientos de estudiantes realicen sus horas comunitarias y otros, con más conocimiento, como universitarios, puedan realizar investigaciones sobre la fauna doméstica, la vida silvestre y marina que habita en la zona.
En acuerdo con la organización Fish and Wildlife, Alma de Bahía se ha convertido en una especie de santuario para el rescate de aves, tortugas y otras especies. De hecho, custodia alrededor de 24 nidos de tortugas, que han sido identificados en la orilla de la playa que bordea la hospedería.
“Hace poco tuvimos cerca de 480 voluntarios al rescate de cangrejos, los que llaman el juey pelú, que vive en el área de manglares y, cuando hay lluvias bien fuertes, salen de los manglares y hemos rescatado cerca de 600 cangrejos”, dijo la entusiasta ambientalista.
El foco es la conservación
Durante la visita de Somos Puerto Rico, varios adolescentes realizaban su servicio comunitario en un área de la Bahía, donde un grupo de aves, reconocidas como Charrancitos, acostumbran poner sus huevos. Cuidadosamente, cada joven caminaba por la arena de esa zona identificando el área de anidaje para acordonar el área y protegerla.
Luca Molfino, estudiante de escuela intermedia, dijo que hace cerca de un año frecuenta la organización y, aunque inicialmente lo hizo para cumplir con sus horas voluntarias en el lugar, la acción ambientalista atrajo su atención al punto que figura entre los voluntarios de Alma de la Bahía.
“Ahora estoy trabajando una idea para buscar casa a los perros que tienen en el refugio”, dijo el joven.
Para mantener la importante gesta de esta fundación, el hotel realiza un torneo de golf que le permite recaudar los fondos necesarios para la atención de los animales rescatados, el pago de una técnica veterinaria y el mantenimiento de las zonas de anidaje.
“Lo que nosotros hacemos es educación ambiental. Tenemos a más de 300 personas apoyándonos”, dijo Cañón al tiempo en que agradeció la aportación que hacen otros donantes privados y personas que rescatan animales y donan dinero para gastos médicos.
Si desea conocer más sobre la labor de Alma de la Bahía, puede acceder a las plataformas sociales en Facebook o Instagram bajo el nombre en referencia.