Han pasado cerca de 15 minutos desde que el féretro de Ortiz Pagán, asesinada el  martes, arribó al cementerio, pero su esposo aguarda por el grupo de amigos y familiares que  intentan acercarse para dar el último adiós a la fiscal.

“Quiero agradecerles por este gesto maratónico de respeto y reclamo por tener un mejor país. Francelis era una mujer muy hermosa por fuera y por dentro. Ella tenía una particularidad, que era extremadamente franca. Francelis no tenía filtro y se nos va en un una etapa que estaba madurando como ser humano y como mujer. Aquí hará mucha falta, demasiada falta. Era indispensable... Ella logró con la ayuda espiritual y material realizar todos sus sueños. Era una mujer feliz, amante de la naturaleza, del campo, del mar y un día, visitando a sus primos, conocimos ese pedacito de paraíso y don Ángel le regaló el terreno”, expresó el viudo  Fermín Arraiza Navas  al referirse a la residencia del matrimonio.

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Con micrófono en mano y rodeado de sus cuatro hijos, Arraiza Navas aseguró durante el duelo de su esposa el sábado que la propiedad donde la fiscal fue asesinada era “su pequeño castillo, el lugar donde después de un arduo día de trabajo ella llegaba a obtener paz y tranquilidad”.

“He estado aislado tratando de pensar qué otra cosa hubiese hecho para evitar lo que todos entendemos de que ya no la vamos a tener físicamente con nosotros. No soy un hombre de iglesia, pero soy un hombre de Dios. Creo en la energía y en la ciencia y sabemos que la materia no se destruye, sino que se transforma. Siempre he pedido energía para ir por el bien. No le temo a nada y Francelis no le temía a nada y vivió feliz y libre y murió feliz y libre, como ella quería ser. No me arrepiento de nada de lo que compartí con ella por los pasados cinco años. Este pueblo no puede tener reversa. Soy un hombre que reconoce todos los mecanismos de lucha para combatir la injusticia”,  manifestó mientras mostraba una fortaleza indescriptible.

Arraiza Navas, quien es ocho años mayor que la fiscal Ortiz Pagán, subrayó que siempre pensó que su esposa sería la responsable de enterrarlo, pero el destino eligió otro curso.

Lanza advertencia

“Los que hicieron esto son unos cobardes y les digo: hice un compromiso con el País,  pero si se me acercan los voy a hacer pedazos. Cuando este dolor se empiece a asentar dentro de mí todavía no sé lo que va a quedar. Lo que hicieron fue una profanación del templo de esta dama de la justicia que está aquí”, declaró con firmeza.

Arraiza Navas, manteniendo total entereza, expresó con sobriedad que vivió tiempos felices junto a la fiscal.

“Vivimos tiempos de felicidad y alegría con un amor que movía montañas. Nadie podrá contra eso... Te amo, Francelis, y celebramos tu vida y te deseamos un hermoso viaje y que donde quiera que estés sigas haciendo justicia y ayudando a los que te rodean. Amén”, culminó el viudo provocando aplausos de familiares, amigos, fiscales, exjueces y abogados criminalistas que se dieron cita allí.

Acto seguido,  Carlos Ortiz,  hermano de la fiscal, subrayó que su familia cree en la justicia y en la presunción de inocencia, pero quieren que los responsables de la muerte de Ortiz Pagán  “asuman las consecuencias de sus actos y que todo el peso de la ley caiga sobre ellos”.

“Tenemos que dejar que las autoridades hagan su trabajo”, puntualizó.

Entonces Arraiza Navas, acompañado de otros familiares y amigos, cargó el ataúd  y bajo un candente sol e intenso calor caminaron hasta la última morada de Ortiz Pagán.

Allí, el padre  Milton Rivera  hizo una oración y,  en medio de un silencio profundo,  los sepultureros completaron su trabajo.