No es necesario que sea una gran idea, basta con que sea original para que pegue como chicle y se convierta en la excusa perfecta para salir de rutina y la zona metropolitana.

Las festividades puertorriqueñas no relacionadas con las tradicionales fiestas patronales han logrado sorprender a muchos por su singularidad.

El año pasado en Gurabo “botaron la bola” porque celebraron el Festival del Jodío en honor a todo aquel que está pelao, embrollao hasta el cuello, depresivo, enfermo, con mal de amores o alguna otra situación que le quita el sueño, reseñó Primera Hora.

Ese mismo año el alcalde de Canóvanas, José “Chemo” Soto, innovó en este asunto de las festividades cuando celebró en octubre el Primer Festival del Sombrero con el propósito, según él, de rescatar para las nuevas generaciones “la elegante tradición”. 

También hay eventos curiosos que llevan varios años celebrándose como el Festival del Chiste, organizado hace más de diez años en Aguadilla. ¿Y por qué? Según contó a este diario el analista Benny Frankie Cerezo, la idea surgió a través de “un amigo de estudio en su natal Aguadilla, a quien se encontró en San Juan y tenía cáncer terminal, y quien le comentó que le hubiese gustado revivir la época en que se reunían en la plaza Rafael Hernández para hacer toda clase de chistes.”  iY ya! Una nueva festividad.

Para otros, los objetos también merecen su celebración, por ejemplo, el Festival de la Vellonera, en Jayuya, o el Festival Nacional del BBQ, en Utuado.

Los animales también se han convertido en una buena excusa para salir de la casa y celebrar con comida en los pueblos de la Isla, ya que muchos de estos eventos ocurren fuera del área metropolitana. Algunos ejemplos son los festivales de la Cocolía, en Mayagüez, o del Pesca’o, en Cabo Rojo. Y lo mismo pasa con los alimentos como el Festival de la Longaniza, en Orocovis; el Carnaval del Gándul, en Villalba; el Festival de la Leche Fresca, en Hatillo, y el Festival del Tomate, en Jayuya.

También hay ingeniosas competencias de personas que aspiran a romper récords con creaciones de alimentos como uno de los asopaos más grandes hechos en la Isla, por ejemplo, el que se confeccionó para la toma de posesión en el 2013 del alcalde de Hatillo, José Rodríguez. Asimismo un artesano del sur del país, Neftalí Maldonado, dijo haber construido en el 2001 el pilón más grande del mundo, con el que crearía el mofongo más grande, para inscribir su creación en el libro de récords Guinness.   

Otros ejemplos de iniciativas curiosas del ingenio boricua son:  

·         El municipio de Ceiba es famoso por el Festival del Come Sopa.

·         En mayo de 2013 se celebró El Party del Beso-Solteros y Solteras de Puerto Rico en el malecón de Naguabo.  

·         El Festival de la Ballena en Rincón se celebra durante el mes de marzo en el estacionamiento del Faro, para festejar el paso de las ballenas.

·         El Festival del Volantín (chiringa) mayagüezano, que debe confeccionarse con papel de vejiga y varillaje de guajana de caña india, se celebra en marzo en Punta Algarrobo, en el barrio Maní en Mayagüez.

Bueno, así las cosas, cualquier idea puede convertirse en un contagioso festival en esta tierra puertorriqueña.