FEMA rediseña planes de emergencia incorporando lecciones de María
La agencia trabaja para que municipios y agencias cuenten con un plan que garantice la continuidad de operaciones durante una emergencia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La Agencia Federal de Manejo de Emergencia (FEMA, en inglés) trabaja actualmente con una diversidad de planes e iniciativas que involucran agencias del gobierno, municipios, comunidades y organizaciones sin fines de lucro, para asegurar una mejor preparación y respuesta ante eventuales desastres.
Parte de esos planes e iniciativas, explicó Orlando Olivera, coordinador de la Oficina del Caribe de FEMA en Puerto Rico, toma las experiencias y fallos que se dieron luego del golpe de la devastación que dejó el huracán María en septiembre de 2017, para “responder de la mejor forma posible” y evitar que se repitan.
“Para este año, vamos a tratar de replicar los trabajos que hicimos durante el año pasado como medidas de preparación, donde estuvimos en varios seminarios atendiendo a los municipios y hablando sobre los programas de asistencia pública, que es el programa que asegura que cuando haya un incidente en Puerto Rico los municipios puedan solicitar rembolsos por daños a carreteras, puentes, cualquier tipo de obra o infraestructura del gobierno de Puerto Rico, obviamente bajo una declaración presidencial. Vamos a estar dando esos seminarios a los 78 municipios, agencias elegibles bajo el programa de asistencia pública, organizaciones sin fines de lucro, organizaciones de base de fe”, indicó el responsable de la oficina de FEMA que tiene presencia permanente en la Isla desde 1992.
Agregó que ahora el ciclo de preparación se lleva a cabo por todo el año, no solo antes de la temporada de huracanes como solía hacerse en el pasado, pues “la experiencia y los años nos han demostrado que puede ocurrir un huracán, que puede ocurrir una pandemia, que puede ocurrir un terremoto, que puede ocurrir un incidente como (la explosión de) CAPECO, que afecte agencias, municipios, organizaciones sin fines de lucro, organizaciones de base de fe. Y por eso ahora lo hacemos todo el año”.
Olivera recalcó que todos los esfuerzos, adiestramientos, talleres, revisión de planes y demás se hace siempre “en apoyo y en colaboración al Negociado de Manejo de Emergencias (y Administración de Desastres) y el comisionado Nino Correa, que es la oficina que tiene el liderazgo en todo lo que es respuesta en Puerto Rico. Todo es en acorde, en colaboración y en apoyo al comisionado Correa, el Negociado de Manejo de Emergencias y el Departamento de Seguridad Pública (DSP) como la sombrilla que cobija al Negociado de Manejo de Emergencias (NMEAD)”.
Olivera agregó que, como parte de estos adiestramientos y seminarios, están promoviendo que las agencias primarias y municipios cuente con un plan que garantice la continuidad de operaciones.
“Es básicamente el asegurarnos que si ocurre, y Dios no lo quiera, un evento como María, que afecta toda la Isla, las agencias, los municipios, van a tener un plan donde van a poder llevar a cabo las funciones esenciales, o sea, aquellos trabajos que no pueden ser interrumpidos bajo ningún concepto. Y al tener ese plan estamos promoviendo que tengamos una respuesta ante cualquier incidente un poco más proactiva”, sostuvo.
Agregó que incluso se firmó una orden ejecutiva para que las agencias primarias puedan cumplir “por lo menos con el inicio de lo que va a ser un plan de continuidad de operaciones”.
Entre los elementos que contempla el plan de continuidad de operaciones, mencionó asegurar un orden de sucesión en el mando, entiéndase que si, por ejemplo, durante un incidente un comisionado se convierte en sobreviviente del desastre, automáticamente el subcomisionado asume el mando de la agencia.
Otro elemento de ese plan de continuidad es identificar una facilidad alterna para poder mantener la continuidad de las operaciones en caso de que la facilidad principal sufra daños considerables y quede comprometida. Es decir, por ejemplo, si el edificio donde están las oficinas de la agencia sufre daños por ejemplo en un terremoto, pues ya saben de antemano dónde el personal de la agencia se va a ubicar o dónde va a estar trabajando durante la emergencia.
Olivera agregó que en total son 10 elementos que tiene el plan de continuidad de operaciones, y para este año se han fijado “la meta realista” de que cada agencia, municipio o el mismo gobierno, tengan al menos tres esos elementos completados.
El primer elemento es que tengan bien establecidas cuáles son las funciones esenciales que la agencia no puede interrumpir bajo ningún concepto. Por ejemplo, en el caso de FEMA, cuando ocurre un incidente tiene que velar por la vida y seguridad de los puertorriqueños, apoyar a las agencias locales en cualquier necesidad de búsqueda y rescate o preservar infraestructura crítica, y mantener listos los programas para poder ofrecer asistencia pública e individual. Los adiestramientos, talleres y discusiones de planes, aunque importantes, en una activación de emergencia quedan a un segundo plano.
El segundo elemento sería la facilidad para la continuidad de operaciones, que sería la facilidad alterna donde continuarían las operaciones si la instalación o edificación primaria no puede utilizarse.
El tercer elemento es la continuidad de comunicaciones o comunicaciones alternas, entiéndase, si se caen los métodos de comunicación tradicionales, cómo van a poder lograr comunicarse esas agencias primarias y municipios entre sí y con el gobierno local y el gobierno federal, sea con teléfonos satelitales, ciertas frecuencias de radio, o con la integración de radioaficionados KP4.
Sobre ese último elemento, recordó lo ocurrido luego de María, cuando se perdieron las señales de telefonía y prácticamente nadie podía comunicarse en la Isla.
Olivera comentó que la implantación del plan de continuidad se facilita, en cierta forma, con los cambios que en por los pasados meses ha forzado la pandemia, ya que muchas agencias han tenido que ir implementando cambios organizacionales, como el trabajo remoto y métodos alternos de comunicación, que se asemejan a un plan de continuidad, aunque no se le llame como tal.
En otro punto importante relacionado con la preparación para responder a emergencias, Olivera destacó que, también como una lección María, ahora FEMA cuenta en la Isla con cuatro almacenes en lugar de uno solo que existía para entonces.
En esos cuatro almacenes, localizados estratégicamente a través de la Isla, cuentan 7 millones de litros de agua, más de 5 millones de comidas listas para comer, 200 generadores de alta capacidad, toldos, más de 10,000 catres, y otros suministros. No obstante, Olivera recalcó que dichos recursos y suministros son “siempre en apoyo a cualquier esfuerzo del gobierno de Puerto Rico”.
Por otro lado, Olivera explicó que también continúan los ejercicios y simulacros para poder afinar las respuestas ante diversos escenarios de desastres, como terremotos, tsunamis entre otros. Sin embargo, ahora también hay un énfasis particular en la preparación familiar y de comunidades.
“Hay algo que es bien relevante. Siempre hablamos cuando hay una emergencia de cómo el municipio va a responder, cómo el gobierno estatal va a responder, cómo las agencias federales van a entrar a la emergencia. Pero es sumamente importante entender que la primera línea de respuesta somos nosotros como individuos, somos nosotros como comunidad, somos nosotros como familia”, afirmó.
Destacó los esfuerzos de adiestramientos y seminarios a comunidades a cargo de NMEAD, incluyendo la creación de Equipos Comunitarios de Respuesta a Emergencias (CERT, en inglés), y agregó que están coordinando una conferencia para que todos esos grupos que se han adiestrado en CERT compartan sus experiencias.
“Es importante que las comunidades puedan tomar acción en la emergencia, por lo menos esa primera respuesta, y no depender que llegue el gobierno municipal, estatal o federal a atenderte. O sea, es una emergencia, vamos a atenderla y cuando lleguen los respondedores de emergencia de los distintos niveles pues sigue el flujo, pero no quedarte esperando por ella ayuda sin hacer nada”, comentó.
Destacó que hay muchos recursos que pueden ayudar a las personas a preparar ese plan familiar, como el portal listo.gov o la aplicación para teléfonos inteligentes de FEMA, para que sepan qué pasos deben dar, tales como guardar un suministro de agua, alimentos no perecederos, un radio portátil, la mochila de emergencias, medicinas, suministros para las mascotas, entre otros.
Como parte de esas coordinaciones, además, se han identificado centros comunitarios para acopio y distribución de recursos, que se están integrando en los planes de respuesta, incluso con acuerdos colaborativos.
FEMA, además, está colaborando en ejercicios, iniciativas y adiestramientos con otras agencias como la Administración de Veteranos, así como adiestramientos de seguridad, ciberseguridad en infraestructura crítica y empresas, para atender eventuales emergencias que no sean necesariamente vinculadas a la naturaleza.
“Uno piensa en emergencia y culturalmente, automáticamente es un huracán o una tormenta. Ahora en estos últimos año y medio o dos años, pues pensamos obviamente en la pandemia que hay considerar en todos los planes que hacemos, que ahora la gente tiene que tener su mascarilla, un protocolo de vacunas o lo que sea que se establece”, comentó. “Pero puede ser un ataque cibernético, que afecte una planta de generación de energía, y que eso afecte a un hospital como Centro Médico, y que los generadores de ‘back up’ (respaldo) no funcionen, y entonces esa comunidad que está allí y necesita atención médica se está afectando. Todo eso desata una serie de acciones que uno tiene que estar bien pendiente para ver cómo se van a atender”.
Agregó que, aunque es “sumamente importante” tener los planes listos y completarlos, también tiene que haber una flexibilidad para actuar ante un escenario que pueda afectar la manera que operaría ese plan. “Pero al menos ese plan va a servir de guía que me va a ayudar a responder de una forma más efectiva”.
“Hay que estar listos siempre, no esperar a que llegue la temporada de huracanes. Esa preparación es fundamental, todo el año. Todos esos ejercicios, adiestramientos, esos planes, para saber que van a hacer los nenes si ocurre una emergencia cuando están en la escuela, si pasa un terremoto, a dónde se van a desalojar, cuál es el punto de encuentro. Si hay un tsunami, cuál es el plan de evacuación. Todo esa es la exhortación para todos”, sentenció Olivera.