En momentos en que las cifras de contagios con el COVID-19 se han disparado, mucha gente ha tenido que pasar días en cuarentena en su hogar luego de tener resultados positivos o experimentar síntomas, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias y el gobierno para tratar de frenar la pandemia.

Pero, ¿qué ocurre cuando se trata de una persona sin hogar?

“No hay ningún protocolo. No hay ningún lugar a donde puedan ir. No hay nada, más allá de lo que, dentro de todas nuestras limitaciones, podamos ofrecerle en las organizaciones sin fines de lucro”, afirmó Josué Maysonet Colón, director ejecutivo de la Corporación La Fondita de Jesús.

“No hay un lugar o un centro asignado por el Estado en el que las personas sin hogar que den positivo puedan pasar la cuarentena, con todas las medidas sanitarias, de higiene, de seguridad, toda la atención de salud y monitoreo de seguimiento, el trato digno que se merece cualquier persona”, añadió.

Maysonet Colón denunció que, desde marzo de 2020, la entonces gobernadora Wanda Vázquez firmó una orden ejecutiva en la que delegó a los Departamentos de Familia, Vivienda y Salud que trabajaran en un protocolo junto a municipios, organizaciones sin fines de lucro y comunidades, para garantizar la seguridad de las personas más vulnerables durante la pandemia. Sin embargo, “eso no ha ocurrido”.

“Todo el mundo conoce esa orden ejecutiva, la OE 2020-025, pero después de eso no ha sucedido absolutamente nada”, reiteró.

“Así que cuando usan esa frase de ‘quédate en casa’, la persona sin hogar, ¿dónde se queda? ¿Bajo qué techo? ¿En qué casa? Ante el aumento de contagios, de hospitalizaciones, de muertes, la personas sin hogar, que de por sí ya enfrenta más vulnerabilidad, ¿dónde se queda? No hay un plan, no hay nada estructurado, no hay una guía, para que sepamos qué hacer con esa persona que da positivo, o que tiene reacción a la vacuna, o cualquier otra situación, micoplasma, influenza, o cualquier otra cosa. No sabemos qué hacer. Es a lo que las organizaciones sin fines de lucro puedan hacer, dentro de sus reservas, de lo que puedan ahorrar, a lo que puedan por esas personas, y además tratando de cuidar a su personal”, agregó.

Afirmó que, aunque tratan de cubrir al menos las necesidades básicas de esas personas sin hogar en medio de la pandemia, no es suficiente. “Imagínate una persona sin hogar pasando los síntomas de la pandemia en la calle, o los efectos que le da a alguna gente la vacuna. Porque si a ti la vacuna te tumba, tú estás en la casa, te alcahuetean. Pero esa persona sin hogar no tiene ni eso, ni lo más esencial, ni ese espacio para pasar la cuarentena, para tener un monitoreo, nada”.

Maysonet Colón añadió que, incluso, “asignaron $35 millones, una asignación federal para atender específicamente a la población de las personas sin hogar. Y más de $20 millones se perdieron por mala administración, porque no se usaron. Fueron asignados al Departamento de la Familia y los dejó perder, más de $20 millones”.

“Un año después fue que empezaron a desembolsar unos fondos, de la Ley CARES, que eran otros. Un año luego que empezara la pandemia. ¿Pero qué pasó? Que el estado no contó con las organizaciones sin fines de lucro que son las que están en la primera línea. Otra vez, mala organización”, aseveró, agregando que “en la Fondita de Jesús pedimos una asignación de tan solo $10,000 de esos fondos asignados para personas sin hogar específicamente, y lo dieron un año después. Y así pasó con un montón de organizaciones”.

“A dos años de la pandemia, lo lógico es que hubiera un protocolo estructurado, establecido, para que todas las poblaciones de personas sin hogar, que son perfiles bien diversos, mujeres víctimas de violencia de género, personas con problemas de salud mental, personas sin empleo, de edad avanzada, jóvenes universitarios, personas de la comunidad LGBTTQIA, familias con niños. Eso es lo que decretaba aquella orden ejecutiva del 2020 que se trabajara. Pero eso nunca se estableció. No hay tal protocolo estructurado, para, por ejemplo, si te llama alguien: ‘mira, en ese lugar hay unas personas sin hogar, qué se les recomienda, a dónde van, cuál es el monitoreo, cuál es la prevención’. A dos años, ese protocolo no existe”, insistió.

Sostuvo que, en Puerto Rico, según el último conteo de personas sin hogar, que fue en 2019, porque en 2020 y 2021 no se hizo precisamente por la pandemia, se estimó que había unas 2,500 personas sin techo.

“Ahora mismo, la única organización sin fines de lucro que acepta a personas sin hogar, a través de unos fondos especiales, es Guara Bi, en Humacao, y solo tiene 10 camas. Son los únicos que tienen capacidad para tenerlos allí con monitoreo 24/7. Pero son solo 10 camas para 2,500 personas sin hogar, y eso es siendo conservadores, porque la pandemia ha dejado mucha gente en la calle y ese número debe ser mucho más”, afirmó.

A manera de ejemplo de la difícil situación que están atravesando, mencionó que, en la Fondita de Jesús, antes de la variante Ómicron, habían visto unos 20 casos de COVID-19. En tanto, en diciembre pasado nada más “ya se había igualado eso, con 20 positivos y dos brotes de contagios, uno de nueve (personas) y otro de seis”.

Maysonet Colón aseguró que, de parte de su organización y muchas otras, no han escatimado en esfuerzos para tratar de atender el asunto. “Se han hecho acercamientos a Fortaleza, al municipio (de San Juan), a las agencias, para que trabajen en colaboración, en estrategias para mitigar los riesgos del COVID, con prevención, educación, artículos de primera necesidad, artículos de higiene, alimentos, material médico, espacios seguros. Pero no se logra”, comentó con evidente decepción.

“Y tengo que hacer la salvedad de que las organizaciones sin fines de lucro sí hemos hecho alianzas entre nosotros, como el Hogar Ruth, Solo por Hoy, la Red por Derechos de la Niñez, y también con entidades privadas, para atender la situación, para trabajar en prevención y mitigar los riesgos del COVID”, pero comoquiera su alcance es limitado.

“Y esto es solamente en el tema de personas sin hogar. Si nos adentramos en el asunto de pobreza, de esas personas de edad avanzada solas, no terminamos nunca”, condenó. “Es algo realmente preocupante. Es una falta de respeto. No hay ningún tipo de sensibilidad hacia las personas sin hogar, hacia los más desventajados”.

“Y esto es una responsabilidad que el Estado tiene que atender. Las organizaciones sin fines de lucro hacemos este trabajo por vocación, porque tenemos una empatía, sensibilidad, porque nos sale del corazón. Pero si cerramos mañana, este trabajo lo tiene que hacer el Estado”, añadió Maysonet Colón.

“Y hemos tratado. De verdad. Hemos ido a Fortaleza. Nos hemos reunido”, insistió. “Pero esta es la hora que, luego que tuvimos que luchar porque nos consideraran empleados de primera línea, todavía no han pagado el bono de $2,000 a nuestros empleados que han estado dando cara, en primera línea con las poblaciones más vulnerables y asumiendo los riesgos que eso conlleva”.

“Así que yo le hago nuevamente una exhortación al Estado, y solicitamos la participación de todas las organizaciones envueltas en esto, para que nos digan cuál va a ser el protocolo, a dónde los llevamos, cómo los atendemos, dónde ubicamos a la persona sin hogar, qué seguimiento y tratamiento se le va a dar para evitar otras complicaciones de salud, cómo le van a dar el tratamiento para evitar brotes, cómo va a ser la colaboración con las organizaciones comunitarias para darles seguimiento cuando acabe la cuarentena, para darles apoyo continuo”, reclamó Maysonet Colón.