Un grupo de jóvenes con preparación técnica del Departamento de Educación, en su mayoría mujeres, fueron los artífices de una herramienta de metal que fue enviada al espacio la semana pasada para capturar micrometeoritos que ahora serán evaluados por científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).

La torre preparada, conocida como “payload”, fue diseñada por estudiantes de ciencias e ingeniería de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Ellos también trabajaron todo lo relacionado a la electricidad y tecnología. Pero, sin esas piezas creadas en la Escuela de Troquelería y Herramentaje del Departamento de Educación, localizada en Bayamón, la misión no habría podido hacerse realidad.

“Nosotros somos parte importante de este proyecto, aunque no somos la idea”, afirmó la profesora de diseño y programación de la escuela, Leyniska Burgos, quien tiene 29 años y logró su preparación académica solo en los institutos tecnológicos de la agencia.

La estudiante Alejandra Nazario, por su parte, añadió que, “sin nosotros, ellos no pueden lograrlo”.

Es que en la Escuela de Troquelería y Herramentaje, en la cual se otorga un certificado de estudio postsecundario, se enseña todo lo esencial para que los estudiantes preparen los planos y realicen herramientas o moldes en plástico o en metal para ser utilizadas en cualquier industria. Sus creaciones logran la fabricación de cosas tan sencillas como cepillos de dientes hasta cosas tan complejas como venas plásticas para ser colocadas en operaciones cardiovasculares.

Este es el décimo año que la escuela participa de este proyecto de la NASA, conocido como RockSat-X, junto a estudiantes de la UPR. En este periodo, Burgos ya ha participado en cinco ocasiones como estudiante de la Escuela de Troquelería y Herramentaje y ahora como profesora.

Explicó que le gustó esta profesión de troquelero, porque “puedo diseñar algo hasta llevarlo a lo físico, a lo real”.

Así fue que ocurrió con el proyecto de la NASA. La idea que llegó a la mesa por parte de estudiantes de la UPR fue transferida por la profesora, así como por los estudiantes Nazario y Ramón Vega, a unos planos con las dimensiones requeridas. Luego, el equipo programó unas maquinarias especializadas, las cuales crearon las múltiples piezas en metal que formaron parte esencia del experimento enviado al espacio por los boricuas. Otras siete ‘community college’ y universidades también elaboraron sus propios “payloads” que se probaron en el espacio en un viaje de un cohete no tripulado que salió desde una instalación de la NASA en el estado Virginia.

Toda la fabricación de la torre se realizó entre enero a junio. En total se crearon entre 15 a 20 piezas en metal. El proyecto terminó con el viaje al espacio del “payload”, el cual duró unos 16 minutos y se realizó el pasado jueves, 19 de agosto, acto que la profesora y sus estudiantes pudieron observar.

“La oportunidad es sumamente innovadora. Le da al estudiante la perspectiva de decir: ‘Yo puedo elegir mi carrera o mi profesión de troquelero y ver más allá de yo realizar un par de piezas o ver lo que nos limita aquí en la escuela’ “, sostuvo la profesora.

Para la estudiante Nazario, quien tiene 30 años, esta experiencia marcó su vida, porque ayudó a lograr una herramienta usada por la NASA.

“Nunca pensé llegar a la NASA y poder participar en un proyecto de esta magnitud”, manifestó.

Dijo que su aportación la llevó a entender que no necesita un bachillerato, una maestría o un doctorado, ni ser ingeniero o científico para entrar a una industria tan importante, como la espacial.

“Es la oportunidad de ver que con un curso técnico podemos llegar igual de lejos”, destacó.

Para entrar a la escuela de educación técnica, Nazario solo necesito tener culminada la escuela superior y tomar alguna de las pruebas de admisión universitaria, como el College Board o el Scholastic Aptitude Test (SAT), entre otros requisitos.

La directora escolar, Carmen Zoé Ramírez, explicó que el curso de troquelería demora en completarse tres años y medios. Durante este periodo, los estudiantes aprenden a hacer herramientas a mano y en maquinarias especializadas, como se utilizan en la actualidad en la mayoría de las industrias.

Burgos y Nazario son de las pocas mujeres que han estudiado troquelería en el Departamento de Educación. De hecho, de los 75 estudiantes que tiene la escuela en su totalidad, las mujeres no llegan a diez.

Ambas coincidieron que esa oportunidad de crear cosas fue la que las atrajo a aprender la profesión.

“No me metí a la profesión porque no había mujeres. Me gustó por lo que puedo hacer y puedo crear”, estableció Nazario.

La Escuela de Troquelería y Herramentaje es una de las cinco entidades de educación postsecundaria que tiene el Departamento de Educación. Está en vías de lograr que sus estudiantes obtengan un grado asociado tras culminar sus estudios. En la actualidad, culminan con una certificación, explicó el director de la División de Educación Técnica, Kelvin Pagán.

Educación también cuenta con una escuela de aviación en Fajardo y tres institutos, en los que se ofrecen 16 grados asociados.

“Estas instituciones han creado mano de obra diestra y con especialidades. La función es tirar a la calle este profesional técnico y diestro de manera inmediata para que se puede desarrollar en distintas industrias”, resumió.

Si está interesado en aprender troquelería, la matrícula disponible es para comenzar en enero próximo. Puede comunicarse al 787-786-1834.