San Antonio, Texas. En el cuarto piso de la unidad especializada para pacientes quemados del US Army Institute of Surgical Research, en esta ciudad, suele haber la tranquilidad típica de los hospitales. Sin embargo, poco antes del mediodía, la dinámica cambia cuando Alexis Joel Hernández Vélez regresa a su habitación escoltado por personal médico, tras completar cuatro horas de ejercicios y terapia ocupacional. 

Con música latina de fondo, a veces reguetón –que alguna enfermera hace sonar desde su celular– el joven boricua de 23 años da pasos firmes mientras se apoya en un andador especial con aditamentos, que le dan estabilidad a sus extremidades. 

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Si en el trayecto se siente cansado, toma aire sentado en una silla de ruedas que siempre tiene accesible. Pero si el cuerpo le responde, flexiona un poco sus rodillas, como queriendo dar una bailadita.

En ese ambiente de optimismo y celebración por cada nuevo logro, pasa los días Alexis Joel, quien el pasado 19 de enero resultó con quemaduras en el 71% de su cuerpo tras una explosión en un apartamento en México, a donde se había mudado para continuar estudios en medicina. 

La unidad médica especializada, que pertenece al Brooke Army Medical Center, es su nueva casa mientras la piel continúa sanando y el cuerpo se fortalece.

Tras el accidente, Alexis perdió una cantidad considerable de tejido muscular, por lo que luce más delgado a como se le recuerda en las primeras imágenes suyas que la familia compartió. Su cuerpo sufrió un gran impacto, especialmente en el rostro, las manos, los brazos, el pecho y el abdomen. 

Con la mejor actitud

Las huellas de lo sucedido no pueden ser borradas de su piel, pero una vez de regreso en su cuarto, Primera Hora fue testigo de la actitud positiva y buen ánimo de Alexis; se le vio sonreír. 

Sentado en la cama, con la ayuda de un enfermero, el joven tomó jugo de frutas para mantenerse hidratado y recibió las atenciones de sus padres, Wanda Vélez y Jaime Hernández, quienes se han convertido en su sombra. Son sus cuidadores, los que atienden cada necesidad y no desaprovechan un solo minuto para acompañar al menor de sus dos hijos. 

“Estuve un rato doblando toallas”, dijo Alexis a su mamá sobre parte de la terapia ocupacional que recibe, en la que practica actividades y tareas cotidianas de un hogar.

Respecto al repertorio musical que protagoniza de regreso a su cuarto, Alexis compartió con este diario que escuchar música urbana –incluido el reguetón– lo animan a moverse y a ejercitarse. En ocasiones, pide escuchar canciones de Bad Bunny y de Ozuna.

Varias vidas en pausa

A 108 días del accidente, tras finalizar un periodo de coma inducido, reponerse de una traquetomía, pasar semanas en cuidados intensivos y sufrir 17 operaciones para recibir injertos de piel, Alexis permanece con su pecho y abdomen vendados. Sus brazos y piernas están protegidos por bandas de compresión que promueven el flujo sanguíneo. Sus manos también están resguardadas. 

Milagrosamente, ni sus ojos ni su boca se afectaron. Su memoria también ha estado a salvo, al punto de que recuerda cada detalle del incidente, el que ha repasado con sus padres, quienes llegaron a San Antonio el 26 de enero mientras él era transportado desde México en una ambulancia aérea. Sus vidas y compromisos de trabajo han quedado en una pausa indefinida para dedicarse en cuerpo y alma a su hijo. 

“Jaime, nuestro hijo mayor, se ha ocupado de todo los asuntos de Puerto Rico. Primero se hizo cargo de nosotros, pues cuando esto comenzó quedamos descompensados. Luego regresó a Puerto Rico para seguir sus estudios”, explicó don Jaime, integrante de la Comandancia de Policía en Arecibo y quien todavía hoy puede recurrir a horas compensatorias y de vacaciones que había acumulado. 

Wanda, por su parte, labora como tecnóloga médica en un laboratorio privado, y fue excusada de su empleo por tiempo indefinido. Por ello considera una bendición el que todavía hoy le sigan pagando su salario regular. 

(Suministrada)
(Suministrada)

El matrimonio, que ahora se hospeda libre de costo en una residencia a pasos del hospital – la que es provista por una fundación que ofrece apoyo social– pasa más de 12 horas diarias en la institución especializada.

“Esto ha sido un cambio radical en nuestras vidas, pero a la vez han llegado bendiciones. Hemos conocido mucha gente linda, algunos boricuas y personas de otros países que están pendientes. A veces nos traen comida”, mencionó don Jaime. 

Alexis, atento, toma unos minutos para decirle al pueblo de Puerto Rico que agradece mucho el apoyo y las oraciones que hacen por él.

“Estoy muy agradecido con todo el apoyo que me han dado, por las oraciones, las donaciones. Y, simplemente, desde mi corazón, les deseo lo mejor. Esperen verme pronto”, prometió sin dar fecha específica.

Los primeros días tras la traquoetomía, el joven hablaba con dificultad. Su madre lo entendía bastante bien, pero don Jaime no. Entonces, a su papá le hacía gestos para lograr su comprensión. A esta fecha, Alexis habla pausado, en un volumen bajo, pero articula bien y expresa ideas completas.

“Alexis va a ser médico”

A eso de las 6:00 a.m. Alexis despierta para comenzar su agenda diaria. Luego del desayuno va al gimnasio y a la sala de terapia ocupacional, donde permanece por cuatro horas antes de regresar a su cuarto para el almuerzo. En la tarde vuelve al gimnasio y luego viene la hora del aseo, un proceso muy delicado que puede extenderse por hasta tres horas, por la condición de su piel. A partir de las 7:00 p.m. tiene tiempo disponible para compartir con sus padres. A veces su madre le lee. 

Su dieta ya es regular, por lo que se ha dado algunos gustitos, como saborear un mofongo. Conversa con sus padres sobre temas generales y a menudo hace referencias al accidente. Cuenta lo ocurrido una y otra vez. Cuando lo hace, en ocasiones, él mismo menciona que “esto no es nada”, que “el físico no es importante” y que “lo importante es que estoy vivo”.

“Alexis es un joven lleno del amor de Dios y esa es nuestra fortaleza. Nos repite que él va terminar su carrera, pero que no será en México. Y nos ha pedido que el próximo 19 de enero (primer año del incidente) hagamos una fiesta para celebrar su nueva vida”, relató Wanda antes de que don Jaime dijera con voz firme que “Alexis va a ser médico”.

El matrimonio agregó que su fe los sostiene, aunque al principio Wanda reconoció que se cuestionó por qué le tuvo que pasar esto a su hijo siendo “un muchacho tan bueno”. Ahora se disculpa con Dios y acepta la situación que viven.

Dudas por investigación

Alexis relató a sus padres que el pasado 19 de enero, el primer día que pernoctaría solo en su nueva vivienda, regresó al apartamento y decidió darse un baño. Prendió el calentador de agua y de inmediato ocurrió la primera de tres explosiones en serie. 

Entonces, comenzó el incendio que se apoderó de su cuerpo. En medio de esas circunstancias fue capaz de salir del apartamento, brincar una verja y caer al otro lado, donde pudo verbalizar a un compañero de estudios los nombres de sus padres y un número de teléfono. Fue ese joven quien de inmediato se puso en contacto con don Jaime.

Al día siguiente, a eso del mediodía, el matrimonio ya había llegado a México para encontrarse con el cuadro clínico de gravedad que enfrentaba su hijo. De inmediato tomaron la decisión de que Alexis debía ser trasladado a un hospital especializado, por lo que partieron hacia San Antonio, Texas.

Antes de abandonar el país, el padre fue notificado de que ya se había cerrado la investigación del caso, pero ni a él ni a su esposa les hace sentido las circunstancias en que esto ocurrió.

“Ellos hicieron su investigación sin tan siquiera entrevistar a la otra parte (a Alexis) y determinaron que la causa del incendio fue un objeto de metal dentro del horno microoondas”, explicó Wanda. “Sin embargo, mi hijo me dice que no usó el horno”.

Por su parte, don Jaime indicó que para entonces se comunicó por teléfono con el dueño del apartamento, quien insistió en la versión del microondas. 

“Varios muchachos que viven en los predios del apartamento me dijeron que hacía dos semanas se trataba de solucionar un problema con un escape de gas. Cuando le comenté esto al dueño (de la propiedad) me negó que hubiese tal escape de gas y me colgó el teléfono”, dijo el sargento como resultado de la única comunicación que ha tenido con el arrendador.

Poco despues, don Jaime fue citado por la “fiscalía” para recuperar algunas pertenencias de Alexis, como el teléfono celular, la computadora y un iPad. Allí le indicaron la misma versión de que, alegadamente, los bomberos atribuyeron el siniestro a un objeto de metal dentro del horno y que el caso estaba cerrado. 

“Pregunté cuáles alternativas tenía y me dijeron que puedo entablar una demanda civil, pero que tardaría varios años en resolverse y que requeriría muchos viajes a México y muchos gastos legales”, continuó.

Así las cosas, los padres de Alexis nunca visitaron el apartamento tras el incendio. Ahora prefieren dejar ese episodio atrás.

Un futuro alentador

A esta fecha, un equipo de casi 30 profesionales de la salud están al cuidado de Alexis, entre ellos varios cirujanos, enfermeros, doctores, un nutricionista, un trabajador social y un psiquiatra. 

Han sido ellos los responsables de tomar cada decisión en favor de la rehabilitación del joven, quien una vez sea dado de alta regresará a Puerto Rico y deberá continuar, al menos, dos años más con terapias y ejercicios.

“El momento más crítico fue cuando lo recibimos. Llegó a este hospital en muy mal estado, pero ya está fuera de peligro”, indicó Don Gaither, jefe del grupo de enfermeros en dicha unidad médica. 

Alexis recibe medicamentos para el manejo del dolor, en especial cada vez que van a trabajar sobre su piel. Por lo demás, la clave de todo se centra en las medidas preventivas de esterilización que se siguen para evitar una posible infección. 

Hay un protocolo de higiene y salubridad con el que deben cumplir todas las personas que entran a su habitación.

“No tengo duda de que él va a salir de esto. Ha avanzado mucho. La experiencia nos dice, después de ver tantos otros casos (de personas quemadas), que Alexis tendrá una vida larga y podrá regresar a estudiar”, sentenció con optimismo.

Días después de nuestra visita, el progreso de Alexis Joel sigue en aumento y sorprendiendo a todos, al punto de depender mucho menos de su andador. Pronto, como él lo anticipa, lo veremos de vuelta.

Gastos médicos por cubrir

Los gastos medicos iniciales en México totalizaron $150 mil, que tuvieron que ser pagados para poder sacarlo del país. Luego, la contratación de la ambulancia aérea costó $17 mil, que también fueron cubiertos. Todavía no se tiene claro a cuánto ascenderán los costos de los tratamientos incurridos desde la llegada de Alexis al hospital de Texas. Sus padres confían en que llegarán mas donativos de la comunidad para ayudarlos en esa situación. 

Si usted desea ayudar a esta familia, puede hacerlo a través de ATH Móvil al 787-361-4301, o en GoFundMe.com/profondos-alexis-hernandez 

Mientras, tan pronto como el sábado, habrá un gran junte musical a beneficio de Alexis en la cancha al lado del coliseo Francisco “Pancho” Deida en Hatillo. Las actividades, que contarán con artesanos e inflables, entre otras amenidades, comienzan a las 10:00 a.m. El boleto de entrada tiene un costo de $10 para sufragar los gastos medicos del joven.