Una experta en salud mental llamó este jueves a tomar acción para la apertura de más espacios que atiendan los problemas emocionales que enfrentan los puertorriqueños tras las emergencias que ha suscitado desde el paso del huracán María en septiembre de 2017, suceso que se ha catalogado como un “estresor extremo” para los residentes de la Isla.

La psicológa Wendy Fernández, vicepresidenta senior de Asuntos Clínicos de APS Health, sostuvo a Primera Hora que tanto el temporal, al igual que otras emergencias como los terremotos que abatieron el sur del País en enero de 2020 y la pandemia del COVID-19 dos meses después, han llevado a los ciudadanos a priorizar sus condiciones emocionales y solicitar servicios profesionales para atenderlas. Sin embargo, la experta detalló que esta revelación se puede convertir en un reto para el individuo cuando se topa con la merma de salubristas y espacios accesibles en la Isla.

“Ojalá tuviéramos más servicios, no solo en salud mental, sino en salud física. Sabemos que tenemos una necesidad grande de profesionales, médicos de todas clases, especialistas de todas clases. No hay suficiente para atender la demanda, porque sabemos que cuando tenemos que buscar una cita con cualquier especialista, ya sea un ortopeda, un cardiólogo, están bien llenos, y con la salud mental, está ocurriendo lo mismo”, expresó Fernández.

Por consiguiente, esta situación se convirtió en uno de los factores para que APS Health estrenara el nuevo Programa Intensivo Ambulatorio de Salud Mental para Adultos, un servicio alternativo que busca atender a pacientes que necesiten más recursos para atender sus condiciones emocionales sin la necesidad de internarle en un hospital.

El programa Mental Health-IOP, según Fernández, atiende a pacientes utilizando servicios individualizados y terapias grupales bajo el método cognitivo-conductual, que busca cambiar sus pensamientos, emociones, conductas y respuestas fisiológicas por otras más adaptativas y efectivas para integrarse a su entorno social. Anteriormente, este tipo de terapia se utilizaba solamente para pacientes con uso problemático de sustancias.

“Es un programa bien práctico, le da a los pacientes herramientas bien sencillas sobre cómo pueden manejar esas situaciones diarias que tienen todos, pero con una condición mental, que se hace más difícil manejar la situación, esta ayuda a atenderlas mejor sin la necesidad de ser hospitalizados”, explicó.

Dicho tratamiento, que se ofrece por un periodo de tres meses, se trabaja en alianza con la doctora Karen Martínez, directora del Centro para el Estudio del Tratamiento del Miedo y la Ansiedad de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y la doctora Rosaura Orengo Aguayo, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur, y se espera que el mismo se extienda a las 18 clínicas que la organización tiene disponible en Puerto Rico antes de que se acabe el año.

Hasta el momento, el programa ambulatorio se encuentra disponible en las instalaciones de Caguas, Aguadilla y Mayagüez.

“No es un tratamiento abstracto, es cómo uno trabaja con la situación, cómo entiendo mi condición, cómo integro mi tratamiento y cómo me manejo día a día”, sostuvo. “Es un programa que está avalado con toda la investigación científica, sus resultados están probados, está probado en Puerto Rico. Los pacientes han estado bien satisfechos, bien contentos. Y aunque es un programa extenso, la mayoría de los pacientes han asistido a las terapias las tres veces a la semana que requiere el tratamiento”.

Mientras tanto, Fernández expresó que la integración de este programa en la organización busca que los pacientes se apoderen de su condición y permita que funcionen dentro de la sociedad sin provocar una crisis.

Asimismo, la doctora sostuvo que las metas del tratamiento se establecen de modo que sean alcanzables, que tengan un impacto significativo en la salud y estén directamente relacionadas con la razón principal que afecta a la persona. Al momento del alta, la organizacion coordinan con el paciente servicios que permitan la transición al cuidado ambulatorio y aseguren la continuidad certera de los servicios de salud.