Estos estudiantes son unos duros en el salón... ¡Y en la vida!
Casi 1,600 mantuvieron 4.00 puntos desde noveno grado y ayer se graduaron de cuarto año con todas A.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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La receta para que una estudiante de Educación Especial, un joven que quedó huérfano de padre a los cinco años, una víctima de bullying o una superdotada inicien su camino hacia la adultez con excelencia académica no parece ser tan distinta.
El listado incluyó dedicación, esfuerzo, sacrificio, fijarse metas y perseguir sueños, sazonado con apoyo familiar y de la comunidad escolar. La mezcla que estos atributos, pese a todos los tropiezos que han tenido que enfrentar, tuvieron como resultados jóvenes talentosos que ahora irán a la universidad con miras a aportar en un futuro al desarrollo de Puerto Rico.
Los ingredientes los dieron a conocer de Laila Marrero de Arecibo, Daniel Antonio Silva Nazario de Juncos, Yolianne Rodríguez Martínez de Hatillo e Inoa Manfredy de San Sebastián, quienes ayer, jueves, fueron homenajeados por el Departamento de Educación, junto a otros 1,592 estudiantes, por haber obtenido 4.00 desde noveno grado hasta cuarto año de escuela superior. La actividad se realizó en el Coliseo de Puerto Rico, José Miguel Agrelot, en Hato Rey.
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Como estudiante de Educación Especial, Laila aceptó que no le resultó fácil terminar su cuarto año con excelencia académica. Comentó que careció del servicio adecuado para tratar su limitación en la escritura, producto de su padecimiento de distrofia muscular del anillo óseo.
“Yo tuve que luchar muy fuerte con mi condición, porque me afectó físicamente la manera en que escribo. La manera en que tengo que hacer los trabajos físicamente, me afecta. Pero, eso nunca me ha detenido para sacar los 4.00″, sostuvo la joven de 17 años y graduada de la escuela María Cadilla de Arecibo.
La clave para sobresalir, pese a las adversidades, fue el trabajo duro. El apoyo familiar y de sus amistades también fue trascendental.
“No tengan miedo de buscar ayuda, nunca, y de trabajar muy fuerte”, les recomendó a los estudiantes.
Tras graduarse con todos los honores, Laila ahora se encamina a estudiar ingeniería mecánica en la Universidad Politécnica, en Hato Rey. Indicó que tiene previsto estudiar una maestría y doctorado de la profesión en Estado Unidos. Su deseo es lograr diseñar un auto para personas con distrofia muscular.
Alegó que, tras alcanzar sus sueños educativos, piensa regresar a Puerto Rico, “porque este país necesita mucho apoyo. Necesitamos gente que lo apoye y que se quede tratando de seguir adelante”.
Daniel Antonio, por su parte, contó que han sido años “caóticos” los que su generación ha tenido que enfrentar, tras el devastador paso del huracán María, los terremotos y la pandemia del COVID-19.
El joven, quien es de Juncos y se graduó de la Escuela Especializada en Tecnología Gerardo Sellés Solá de Caguas, también ha tenido que sobreponerse al fallecimiento de su padre en un accidente laboral cuando tan sólo tenía cinco años.
En esta adversidad, su familia ha sido esencial para obtener los triunfos alcanzados.
“Mi mamá y mis hermanos me han ayudado mucho. De verdad, sin ellos, no sé quién soy. Mi hermano mayor que estudia ahora mismo en los Estados Unidos. Él ha sido un gran ejemplo de inspiración para mí, porque él siempre me motivado a querer seguir y siempre me ha dicho: ‘tú tienes el potencial, no te subestimes’. Porque, a veces uno ve a los de escuela privada y dice: ‘ah, pues, ellos tienen mejor educación’. Pero, eso no tiene nada que ver. Ahora mismo soy esa prueba, que junto a otros estudiantes de escuela pública estamos yéndonos al exterior. Existe la posibilidad. Y queremos volvernos. No es que nos queramos ir y olvidarnos de nuestra Isla y nuestra patria, porque eso no es lo que buscamos. Buscamos que podamos crecer. Pero, de verdad, le debo todo a mi familia, porque sin ellos no lo hubiera logrado. También a mi mamá, que siempre ha estado ahí en esos momentos buenos y malos, y siempre me ha dado la mano y siempre me motiva a seguir y nunca rendirme”, afirmó Daniel Antonio, quien estudiará ingeniería aeroespacial en el Rensselaer Polytechnic Institute de Nueva York.
Fuera del apoyo familiar, graduarse con 4.00 conllevó que este joven de 18 años tuviese de amanecerse y “meterle caña” a clases en las que tenía dificultades, como el español.
“Vale la pena el sacrificio para conseguir ese momento de éxito, como le llaman, esa satisfacción personal. Vale la pena el esfuerzo”, afirmó.
La lucha de Yolianne por ser una estudiante de excelencia, entretanto, estuvo centrada en vencer los ataques de pánico, la ansiedad y todo el nerviosismo que le produjeron haber sido víctima de bullying por parte de compañeros de la escuela y de un maestro.
Esta hatillana, de 17 años y estudiante de la National Talent Academy de Arecibo, dijo que lo que la motivó a sacar buenas notas fue su deseo de “ser una joven de bien para el futuro de Puerto Rico”. Por ello, alude a que siempre se mantuvo enfocada.
Ahora, Yolianne emprenderá estudios de justicia criminal en la Universidad Interamericana, recinto de Arecibo, con miras a convertirse en policía o abogada.
De paso, recomendó a los demás estudiantes boricuas a que “siempre crean en sus sueños, siga adelante y no importa los obstáculos tengan en la vida, siempre estén enfocados en la meta”.
Mientras tanto, la lucha de Inoa se ha centrado en que su inteligencia la ha impulsado a brincar muchas etapas de la niñez. Pero, dijo que no está arrepentida de ello.
La pepiniana no tan sólo se graduó con 16 años de cuarto año y con excelencia académica, sino que ya completó tres años de un grado de bachillerato en Ciencias Políticas de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez. Ahora, solo le falta completar en un año adicional su bachillerato, para irse a la Universidad de Oxford, en Inglaterra, para realizar estudios de maestría y doctorado en relaciones internacionales.
Según contó el secretario de Educación, Eliezer Ramos Parés, la joven comenzó sus estudios universitarios a los 12 años en un programa para superdotados que tiene la agencia.
Era su madre quien la llevada desde San Sebastián hasta la universidad y la esperaba en el estacionamiento hasta que culminaran sus clases.
“Obviamente, es un gran orgullo alcanzar estos éxitos. Pero, siento que todo el mundo tiene la capacidad de hacer esto, si tiene la perseverancia para lograrlo y mucho apoyo. Siempre hay que contar con mucho apoyo de sus padres, mentores, maestros”, dijo la joven, tras ser distinguida en la actividad por sus logros académicos.
Inoa señaló que el mayor reto que ha enfrentado en los pasados años es contar con el tiempo necesario para cumplir con sus responsabilidades escolares y universitarias a la vez.
“Requiere mucho tiempo, mucho esfuerzo, paciencia, pero valió la pena el esfuerzo”, sentenció la joven.
Cabe destacar que Inoa formó parte de un grupo de 38 estudiantes de la escuela Patria Latorre Ramírez de San Sebastián que culminaron su cuarto año con 4.00. Se trató de la escuela con más estudiantes de excelencia académica en toda la Isla.
La región de Mayagüez, por su parte, fue la más que acumuló estudiantes distinguidos en todo Puerto Rico, informó el secretario de Estado, Omar Marrero.