Toa Baja. El huracán Ernesto puso de manifiesto la urgencia de atender la población de animales realengos, problemática mayúscula en la Ciudad Llanera, pero no exclusiva a este municipio.

Si no fuera por la afabilidad de los toajabeños José López Coto e Hilda Mieles, 32 perros estuvieran a merced de los embates del fenómeno, tal como lo estuvieron durante del paso del huracán María en el 2017, pues no hay refugio para animales en este pueblo.

“Muchos perritos los dejaron amarrados (en María), al nivel de que se ahorcaron y se ahogaron, pero los que quedaron por ahí que mucha gente abandonaron... los metimos a mi solar y ahí empezó todo”, recordó Mieles, residente de Toa Ville refugiada en la escuela Francisca Dávila Semprit, en Sabana Seca, quien pernoctó en el albergue con cinco de los 14 perros que ha adoptado.

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La presunta dejadez del gobierno en atender a los animales realengos enfurece a López Coto, quien tiene en su hogar, en San José, 18 perros que ha recogido de la calle.

Llevo desde María en esta casa y llevo años peleando con la Policía, yendo a los cuarteles, yendo a Toa Alta, al cuartel de Toa Alta, al cuartel de Toa Baja, exigiéndole que me ayuden. ¿Sabe lo que me dicen? Que ellos no pueden hacer nada por los animales”, denunció frente a su hogar con enfado.

López Coto, así como Mieles, recoge los canes de la calle, los alimenta y, a través del municipio, los vacuna. Según el hombre, el gobierno local únicamente ha aportado en la vacunación. Pero, Mieles aseguró que el municipio, además de vacunarlos, le ha “desparasitado los perros” y que el alcalde Bernardo “Betito” Márquez “siempre” la ha ayudado.

Aunque lo hacen por el amor incondicional que les tienen, ambos confesaron que es cuesta arriba costear el cuido y alimentación de estos perros de su propio pecunio.

La rescatista Hilda Mieles
La rescatista Hilda Mieles (Suministrada)

“Cuando se enferman, lo tengo que costear yo, porque imagínese”, dijo Mieles. “Yo los recogía de la calle, pero no puedo recoger más ninguno. Yo he tenido que vender mis herramientas, yo he tenido que vender mi equipo de música”, agregó López Coto, de 62 años.

Ambos rescatistas urgieron de ayuda para salvaguardar la vida de estos perros. En primer lugar, hicieron un llamado para que se impulsen las esterilizaciones masivas.

“Y así se evita que se sigan procreando”, resaltó Mieles.

Por otro lado, López Coto también pidió que se les provea un hogar donde sean cuidados adecuadamente y sin acudir a la eutanasia.

Sobre todo, los dos toajabeños subrayaron que lo más que ameritan, al momento, es comida para los perros que han adoptado de la calle.

“Mi petición es que al menos me ayuden para esterilizar más perros. Yo lo que quiero es que me los lleven a un sitio que ellos estén bien, (pero) que no me los sacrifiquen y que me ayuden a hacerles jaulas”, mencionó López Coto. Para ayudar a Mieles, puede comunicarse o enviar aportaciones a través de ATH Móvil al 787-919-2478. Para asistir a López Coto, puede llamar al 787-243-9985.