Río Grande. Apenas eran las 6:30 p.m., pero ya las sombras arropaban el monte. Los cientos de especies que se albergan en el bosque siguieron el mismo ritual nocturno que realizan desde que Yocahú protegía al archipiélago de Juracán, y comenzaron a hacer su llamado ancestral, anunciando la puesta del sol bajo la lluvia que caía a cántaros sobre las crujientes hojas que alfombraban el suelo.

Tan pronto anoche, un brillo diferente se apodera del bosque nacional.

Es este llamado el que suele espantar a los visitantes de El Yunque. La profunda oscuridad que arropa el bosque, su frialdad característica y las leyendas urbanas que desde niños escuchábamos -como la que decía que si andas por El Yunque de noche te desaparecerás, o que allí llegaron los extraterrestres o que en sus entrañas está el escondite del chupacabras- son incentivo suficiente para vaciar el lugar.

Relacionadas

Pero al ampararnos en estos mitos y falacias nos robamos la dicha de conocer cómo la zona se aviva en la oscuridad, una experiencia plenamente distinta a visitar el bosque nacional bajo la luz del sol.

Con el fin de erradicar los mitos y conectar a los puertorriqueños y turistas con el ecosistema vibrante de este pulmón, la organización sin fines de lucro Para la Naturaleza ofrece el recorrido “Vida nocturna en El Yunque” que nos muestra cómo brilla, literalmente, el bosque de noche, además de explicar el origen de las creencias que hemos heredado.

Punto de encuentro e inicio del trayecto

Si viaja de San Juan, quizás en un intento de escapar del calor sofocante y la congestión vehicular que caracteriza el área metro, su viaje dilatará poco más de una hora. El punto de encuentro del recorrido es en el Palo Colorado Information Center. Las aplicaciones de mapas en celulares inteligentes lo guiarán directamente al estacionamiento del lugar. De haber coordinado su recorrido diligentemente, allí los estarán esperando los guías de Para la Naturaleza.

Una vez comienza el “tour”, a las 6:30 p.m. en punto, la primera parada es frente al Baño Grande, que según explicó el guía José Pedrogo, fue uno de los espacios recreativos instaurados bajo el programa Civilian Conservation Corp (CCC) de The New Deal que estableció el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt como respuesta a la crisis económica y social que arrastró la Gran Depresión durante la época de los 1930.

Baño Grande, en El Yunque.
Baño Grande, en El Yunque. (Suministrada)

La piscina natural, que llega hasta los 15 pies de profundidad, ya no está en uso, ya que en los 1970 sucedieron varias desgracias en sus aguas cuando personas, sin supervisión, se reunían de noche para festejar en sus limítrofes y nadar en ella. Quizás no anticipaban cuán frías realmente eran las aguas o cuán profunda era la piscina. Muchos, desafortunadamente, se ahogaron allí. Desde entonces, se prohíbe su uso.

Sin embargo, queda como lugar histórico y como telón de fondo para que Pedrogo pudiera explicar de dónde nacían los mitos que nublan a El Yunque.

Murciélagos y espíritus

Como bien mencionó Pedrogo, una de las metas de Para la Naturaleza es deshacer a los boricuas de las leyendas urbanas asociadas con el bosque. Por eso, narró que El Yunque, cuyo nombre arahuaco es Yuqué y que se traduce como “tierras blancas” o “tierras sagradas”, era un lugar temible para nuestros ancestros, los taínos, último grupo indígena que habitó en Puerto Rico antes de su colonización europea.

Las nubes blancas que hoy día amortajan la arboleda estaban en un nivel más bajo, por lo que a esta espesura blanca solo entraban los behíques, o el sacerdote o curandero taíno. Tras completar el ritual de la cohoba, el behíque pernoctaba en la selva. Allí, según lo que arqueólogos han podido interpretar por los crípticos petroglifos que dejaron atrás, veían— o alucinaban— apariciones de hupias— espíritus de los fallecidos— desde los portales del bajo mundo, las piscinas naturales. De esos, algunos eran maboyas, espíritus malignos que raptaban a los seres vivientes.

Se puede inferir que lo que veían, realmente, eran murciélagos pescadores, combinado con algún juego mental por los efectos del ritual de la cohoba y la intensa oscuridad que los rodeaba. Y así, siglos después, es que propagó el peligro de desaparecer en El Yunque.

¿Con qué te encontrarás?

Majestuoso es presenciar el bosque en la oscuridad, pues los árboles resplandecen con los cucubanos y luciérnagas, así como con arañas, hojas y hongos bioluminiscentes y escorpiones fluorescentes.

El recorrido, de dos horas y 30 minutos de duración, incluye caminar por las veredas y estar de cerca con algunas de los 11 tipos de coquíes que viven en El Yunque, como el común, de la montaña, churí, de las yerbas y melodioso, entre otros. Los guías los recogerán, al igual que camarones, esperanzas y varias especies de caracoles, algunas que ni tan siquiera tienen nombres comunes, y mostrarán dónde se refugian las tarántulas.

Además de mostrárselo a los que los acompañan en el recorrido, los guías explican su función en el ecosistema, su unicidad en el mundo y sus características de reproducción.

Si no tienen repelente o bloqueador solar en la piel, los visitantes también tendrán la oportunidad de tomar los insectos, como los insectos de palo o caracoles, en las manos.

Lo que debes saber

“Vida nocturna en El Yunque” es catalogado como de nivel 1, o fácil, recomendado para personas mayores de 5 años.

Si eres de los más atrevidos, puedes disfrutar del recorrido “Cae la noche desde Mt. Britton”, ruta clasificada como de nivel 3, o difícil, para personas en buena condición física, ya que incluye caminatas de distancia considerable por terrenos escabrosos y demora tres horas. La edad mínima para participar es de 15 años.

Para unirse a uno de estos recorridos, es importante reservar un espacio a través de reservaciones@pln.org, llamando al 787-722-5882 o seleccionando una de las fechas disponibles en la página web de la entidad. El precio de ambos recorridos es de $40 por persona.

Se recomienda llevar una botella reusable, un cambio de ropa, una capa de lluvia y una toalla. Asimismo, es preferible vestir con camisa de manga larga, pantalones largos y calzado cómodo y cerrado. Antes del recorrido, se le proveerá una linterna de cabeza que se utilizará según lo necesario.

Y, recuerda, cuando visites El Yunque de noche y si dudas de que uno de tus compañeros ha sido raptado por los maboyas, solo verifícale el ombligo. Los maboyas carecen de ellos. ¿Y extraterrestres? Pues, los únicos que conoce Pedrogo son Wisin y Yandel y, hasta el momento, no se los ha encontrado en El Yunque.