Enganchan sus cuerpos al extremo
Jay Núñez e Itza Juarbe se dedican a la práctica de perforarse distintas partes para colgar sus cuerpos en el aire.
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Camuy. Para Jay Núñez Rodríguez e Itza Juarbe, quienes se dedican a realizar piercings, las suspensiones corporales no tienen nada que ver con derivar placer del dolor.
Al contrario, según dijeron a Primera Hora los dos integrantes de Westside Suspension Team, la práctica de suspenderse en el aire amarrados a ganchos insertados en la piel, puede generar desde un estado de relajación y calma hasta excitación, o un choque de adrenalina comparable con saltar en paracaídas desde un avión, dependiendo del estado de ánimo de quien lo realice. “A mí es más ver cómo puedo controlar cualquier impulso de dolor. Sí, hay personas que quizás lo toman de forma sexual, pero placentera. Pero en mi caso es cómo yo tolero esa reacción de dolor”, comentó Núñez, dueño de Passage Tattoo and Piercing, un establecimiento dedicado a las perforaciones corporales en el pueblo de Hatillo, y desde hace 26 años practica las suspensiones.
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Juarbe por su parte, aseguró que no es algo doloroso y lo comparó con la práctica de actividades o deportes extremos. “Es como brincar de un avión”, explicó la joven de 39 años y natural de San Francisco, California, pero de familia puertorriqueña, aunque en su rostro se refleja el dolor mientras Núñez realiza la perforación e inserta a través de la piel en su abdomen dos grandes anzuelos modificados, con los que la joven e suspenderá en el aire. “Respira hondo”, le dice Núñez en inglés, justo antes de clavar la punta del anzuelo en su piel.
“Obviamente da miedo”, continúa Itza. “Pero, pasaste un entrenamiento, subiste al avión, vas a hacerlo y estás listo para hacerlo. Pero algunas personas no pueden saltar, ¿sabes lo que estoy diciendo? Algunas personas llegan allí y como que, ¿Qué pasa aquí?”, manifestó la joven, quien añadió que, tanto en las suspensiones como en la práctica de actividades extremas, “hay un montón de adicción a la adrenalina…Como el snowboard, haciendo los grandes saltos”, dijo.
Otro elemento que según Juarbe existe en la práctica de la suspensión corporal es el del control de la mente sobre el cuerpo. “La gente piensa que duele pero no es doloroso. Pero tienes que atreverte a hacerlo. Igual que cuando vas a saltar del avión. Tienes que empujar tus límites”, aseguró.
Por otro lado, para Núñez, quien en una ocasión estuvo suspendido por cuatro horas como parte de un performance, las suspensiones pueden llegar a ser un elemento para meditar, relajarse y estar en contacto con el medioambiente y la naturaleza, cuando lo hace al aire libre.
Precisamente Juarbe viajó esta semana a Puerto Rico desde Nueva Jersey –donde actualmente reside- para encontrarse con Núñez y aprovechar la ocasión de la entrevista para hacer la suspensión, ya que según explicó, en muchos lugares en Estados Unidos esta práctica está prohibida y tanto para Núñez, quien reside en la Isla como para Juarbe, es un poco difícil encontrar personas que conozcan como hacer las perforaciones para poder hacer las suspensiones. “Allá en muchos sitios no se puede hacer esto. No te lo permiten. Aquí nosotros hacíamos esto en muchas partes, al aire libre, bajo puentes, en sitios que yo creo que después del huracán (María), ya ni existen”, relató.
Irónicamente, es precisamente en Estados Unidos donde se origina esta práctica, según Núñez, quien relató que eran los nativos americanos los que realizaban las suspensiones corporales, como parte de sus rituales. “Cuando tenía como unos 15 años, leí un libro que se llama ‘El gran libro de lo asombroso e inaudito’, y en un capítulo de ese libro hablaba sobre los indios norteamericanos que hacían unos rituales que consistían en suspensiones corporales”.
Aquel relato quedó impreso en la mente de Núñez, quien años después -en una convención de tatuadores celebrada en Isla Verde- presenció un ‘performance’ de suspensiones corporales y se puso en contacto con la persona que la realizó. Su trasfondo como perforador le facilitó aprender a realizar esa práctica que dijo, la hace tanto como espectáculo en eventos en los que se le solicita, como de manera privada para otros que quieren presenciarlo o iniciarse en la práctica, o simplemente para satisfacción propia.
Aunque los procesos para hacer las perforaciones para las suspensiones pueden asemejarse mucho a los utilizados a la hora de hacer un “piercing”, el tipo de aguja cambia. Mientras, algunos de los ganchos que se utilizan son especiales para el tipo de práctica, pero otros son fabricados o modificados por ellos, como los que se utilizaron para la suspensión que hizo Juarbe.
También se utilizan equipos de rapelling y/o rescate, como las cuerdas y arneses que se anclan a los árboles o estructuras en las que realizan la suspensión, y a los cuales se atan los ganchos que han sido insertados en la piel de las personas. Mientras más ganchos se le hayan insertado a la persona, más uniforme la distribución del peso, lo que reduce la probabilidad de que la persona pueda sufrir desgarres en la piel durante la suspensión.
En el caso de Núñez, se utilizaron unos ganchos especiales que fueron insertados en la parte superior de su espalda. Para demostrar su punto sobre la tolerancia al dolor, Núñez realizó una suspensión dinámica. Una vez Juarbe le hizo las perforaciones y le colocó los ganchos a su espalda, con la ayuda de su amigo Iván A. Recio –cuyo hogar en Camuy fue escenario improvisado para las suspensiones- Núñez ató los ganchos que colgaban a su espalda a las cuerdas ancladas a un enorme árbol de flamboyán y se elevó en el aire, tras lo que comenzó a “columpiarse” y a dar vueltas en el aire.
Además de Recio, quien asistió a Jay e Itza para colgarse en las sogas, también se involucró en el proceso Lorena Marrero, quien lleva algún tiempo observando a Jay e Itza realizar suspensiones, pero es la primera vez que tiene la oportunidad e participar un poco más de cerca en estas.
Aunque explicó que durante años se ha dedicado a dar a conocer las suspensiones a lo largo de la Isla y otros lugares, como Texas, Florida y Colombia, Núñez reconoció que la práctica no tiene gran auge en la Isla, e incluso ha ido decreciendo, aunque siempre hay personas que le buscan para que ofrezca performances, o porque les interesa someterse a ellas.
“Aquí en Puerto Rico yo llevo desde el 2005 haciendo las suspensiones y siempre hemos sido bastante públicos. Se que hay un gran grupo que sabe de esto y nos sigue. Pero yo te diría que las personas que nos buscan para hacer suspensiones han ido bajando. Nos buscan como unas tres o cuatro personas al mes. Antes nos buscaban más, pero es que también en Puerto Rico la gente hace las cosas por modas”, manifestó. Sin embargo, Núñez también explicó que tras el huracán María, una gran parte del colectivo de Westside Suspension se fue de la Isla, lo que lo llevó a bajar la intensidad y frecuencia de los eventos, ya que aunque domina el arte de las suspensiones y es capaz incluso de realizar una suspensión solo, siempre necesita de personas que sepan hacer las perforaciones que le ayuden para poder realizar las suspensiones, y actualmente las personas con esos conocimientos son escasas.