En Villalba el único museo de bicicletas en miniatura
El coleccionista Raymond Zayas exhibe su impresionante colección, la cual ha acumulado por los pasados 29 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Villalba. Raymond Zayas tenía apenas 10 años cuando compró su primera bicicleta. No era nueva ni de último modelo. Se la vendieron a $7 con las dos gomas desinfladas que él mismo tuvo que reparar.
La compró no por capricho, sino para repartir periódicos, pues, aunque era el menor y el más consentido de la casa que compartía con sus padres, seis hermanas y cuatro hermanos en el barrio Boquerón, en Juana Díaz, las finanzas eran escasas.
Poco sabía aquel niño que, con los años, desarrollaría una afinidad por las bicicletas. Poco sabía que amasaría una colección de ellas sin precedentes y mucho menos sabía que serían en miniatura. Pero así fue.
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Zayas, quien es hijo adoptado de Villalba, abrió en septiembre de 2023 las puertas del primer Museo de Bicicletas en Miniatura, en la rescatada y antigua escuela Walter MckJones, en el centro del pueblo avancino, donde exhibe la única colección de esta clase a nivel Isla.
“Esto es único, totalmente único en Puerto Rico, único en el Caribe y único en Villalba. Estoy 100% seguro”, resaltó a Primera Hora el coleccionista.
La muestra incluye 470 bicicletas de su colección de 560. En el recorrido, los visitantes aprecian una variedad extraordinaria de este medio de transporte en miniatura, como los modelos Pea Picker, Lemon Peeler, Cotton Picker, Apple Krate, Orange Krate y Grey Ghost de Schwinn, así como la Green, Red y Black Phantom de esta marca renombrada.
“Cada bicicleta es para mí como una aventura”, aseguró Zayas, quien lleva 29 años completando su colección. “Siempre digo que el valor sentimental es lo que me da el precio a mí, porque es lo que yo considero el valor propio de esto”, comentó.
Varios modelos de la Bowden Spacelander ocupan un lugar en el museo. La réplica miniatura de la que se exhibe en el Museo de Arte Moderno (MoMA, en inglés), en Nueva York, también está entre su colección. Las que componen la Colección del Prado simbolizan la línea de tiempo histórico de las bicicletas, desde la primera creada por el alemán Karl Drais en el 1817 hasta la moderna.
La exhibición incluye bicicletas de 14 y 24 quilates de oro, con diamantes Swarovski y de países extranjeros, como Australia, Japón y Taiwán. Hay una que supera los 122 años y otra que es tan diminuta que Zayas le facilita al visitante una lupa para poder observarla.
También, se hace referencia del uso de este método de transporte en el cine, pues tiene la bicicleta que ayudó a Elliot y E.T. a escapar de las autoridades en la película “E.T., el extraterrestre”. Tiene, además, la primera bicicleta que lanzó Barbie al mercado, y bicicletas de Lego: una de 240 piezas y otra de 180. La bicicleta característica de Pee-Wee Herman la creó Zayas mismo, así como otras de madera.
“Todas significan mucho para mí. (Con) cada una, la historia es un poquito diferente y, si fuera a contártelas todas, tuviera que hacerte 560 historias, porque mi colección comprende de 560 piezas”, subrayó.
De dos a 560
“¿Cómo comenzó esto? Pues, no comenzó como una colección”, recordó.
La curiosa y extensa variedad que Zayas ha celado y mantenido en condiciones óptimas inició casi por casualidad, cuando él y su hijo, O’Brien Zayas, visitaron la tienda Fiesta, en Arecibo, en el 1994. En el desaparecido establecimiento les llamó la atención las bicicletas miniaturas Schwinn Black Phantom y la Jetliner.
“Las compro porque, pues, me gustaron, pero en mi cabeza no sabía que podía hacer una colección. (Pero luego), cuando viajaba, siempre adquiría alguna y eso como que empieza a crecer. Cuando empieza a crecer, viene la ilusión de que ‘contra, esto se puede coleccionar’. Yo conozco gente que colecciona carritos, que si Hot Wheels, que si muñecas… sellos, botellas. Pero, no sabía bien si se podía coleccionar esto hasta que me dio la idea de coleccionar y, a través de esta colección, empecé a adquirir bicicletas”, rememoró al enfatizar que “hacer una colección de bicicletas en miniatura es extremadamente difícil” y que, algunas, le tomó 12 años en conseguir.
Cada vez que Zayas adquiere una pieza, se empapaba de su historia y procedencia. Esta información la comparte con los visitantes quienes, además, se garantizarán varias carcajadas mientras aprenden, gracias al sentido de humor del coleccionista.
Hace varios años, exhibió las bicicletas en ferias de coleccionistas, pero cesó para evitar daños a las delicadas piezas. Fue su hijo y esposa, Sary Cabán, quienes lo animaron a engrandecer la colección y quienes le instaron retirarla de su casa y exponerla en un lugar seguro y fijo para el disfrute de todos.
Aceptando el reto, a Zayas se le concedió un área de la antigua escuela, la cual acondicionó y convirtió en un museo. Y así, espera despertar en los adultos recuerdos de antaño y, en los más jóvenes, ilusiones y la alegría del hoy.
“He tenido personas que vienen aquí y me han dicho ‘en esta me pelé yo’, ‘yo tengo una cicatriz por culpa de esta bicicleta’. Cuando los niños vienen a ver, como nunca han tenido una bicicleta, cuando llegan al museo dicen ‘papi, yo quiero esta’, ‘mira, papi cómprame esta’. Ellos ven esto como algo que nunca han tenido pero que, quizás, pudieran tener y eso es crearle una ilusión”, sostuvo.
“La gente cuando viene se sorprende, porque lo primero que dicen es ‘jamás he visto algo así’. Gracias a mi esposa e hijo que son los que me dicen echa pa’ lante. Ellos son parte de esta colección”, dijo.
El museo mantiene sus puertas abiertas los jueves y viernes de 12:00 p.m. a 5:00 p.m. Para reservar una visita un miércoles o sábado, debe comunicarse a la oficina de turismo del municipio de Villalba al 787-847-2500, extensión 302, o directamente con Zayas al 787-324-7000.