Al tope de una montaña en Río Grande resalta la estructura de una iglesia construida en piedra blanca que, por su apariencia, le llaman “La pequeña Jerusalén”; pero desde el aire, su diseño es semejante a una paloma en vuelo.

Así fue conceptualizada la Iglesia Bautista Bethel, entre los barrios Ciénaga y Malpica, una joya arquitectónica que posee interesantes simbolismos bíblicos dentro y fuera del templo, incluyendo el trono hecho en madera con su bástula y corona, al que para llegar se debe pasar por una alfombra roja que simula la sangre de Jesús.

El  interior de la iglesia está cargado de elementos simbólicos de la fe cristiana.
El interior de la iglesia está cargado de elementos simbólicos de la fe cristiana. (Xavier García)

En el altar también se destaca el mar de cristal, a donde anteriormente se posaba el bautisterio; un hermoso vitral que representa el Espíritu Santo a través de un arcoíris de esmeralda con la paloma blanca, además de vistosas lámparas hechas por los feligreses, quienes emularon las 12 tribus de Israel y en otra la estrella de David.

Aunque la iglesia fue fundada en 1911, este templo terminó de erigirse en 1978 luego de dos años de trabajo ininterrumpido, según la portavoz de la iglesia, Ydsia Zoraya Reyes Dones.

Fue su madre, la pastora Marilú Dones, quien heredó la dirección de la congregación en la década del 70 cuando la denominación religiosa era liderada solo por varones. Para ese entonces, la enviaron a un sector marginado por la problemática social.

“El templo, por dentro, lo podemos ver que es bonito. Pero cuando nos vamos a la carretera y lo miramos de frente, tiene la forma de una paloma, así fue la inspiración que Dios le dio al arquitecto, Jacinto Folh, un cubano que llegó a Puerto Rico, estando todavía nosotros en la capillita pequeña. En un año, de 14 hermanos que había llegó a 100 y había que expandir con techo de pencas de palmas para poder llenar”, relató la fémina de 60 años.

“Esto se construyó en dos años, trabajando turnos de 24 horas. Turnos de ocho horas pagándole de día a obreros y hermanos de la iglesia que salían de sus trabajos. El trabajo aquí no se detuvo. Aquí trabajaron niños, jóvenes, adultos, gente diestra, gente no diestra, con paga o sin paga”, expuso al señalar que la construcción inició en enero de 1976 y concluyó dos años después.

Explicó que, la participación de la comunidad hizo posible la creación de obras artísticas que son parte esencial de la estructura, entre estas las puertas de las que sobresalen delicados vitrales.

“El edificio es una paloma en vuelo, si se mira desde arriba. Las lámparas se prepararon aquí, le hicieron los diseños y todo. Una de las lámparas simboliza la estrella de David, las 12 tribus de Israel, aquella tiene una cruz griega que está simbolizando las 12 tribus del antiguo testamento y el nuevo testamento bajo la unción del Espíritu Santo”, describió.

“Los vitrales fueron diseñados con una visión; cada una de las puertas tiene un símbolo blanco porque en la biblia habla de que en el cielo las puertas tienen 12 perlas. Es un recordatorio para que asocie la puerta que quiero entrar con las del cielo. Los vitrales fueron hechos por Herminia Rivera, una artista española que conocimos, pero estamos en las faldas del Yunque, los huracanes nos dan como gusto y gana les da. Luego fueron reconstruidos por un estudiante de Herminia”, sostuvo.

Otra belleza es el altar, que acoge la cruz como símbolo de redención.

“En el centro está el trono de Dios con la corona y el arcoíris de esmeralda que habla el libro de Apocalipsis que está en el medio del cielo. Eso representa el mar de cristal del que habla Apocalipsis. No podemos dejar fuera a la cruz que es el símbolo de redención, de nuestra fe”, manifestó al mencionar que su madre, la pastora, se acogió a la jubilación este año.

“El amarillo de la alfombra cerca del trono y el altar representa las calles de oro del cielo que dan acceso al trono, pero para llegar a ellas hay que subir por el rojo de la alfombra que representa la sangre de Jesucristo que nos da acceso mediante esa redención a poder llegar a la tierra prometida. Los laterales están hechos en madera porque representa que Jesús se hizo hombre para darnos salvación y vida eterna”, añadió.

No obstante, Ydsia Zoraya advirtió que no se permite a nadie sentarse en el trono porque está reservado para Dios.

“El trono está hecho de madera y está cubierto por el oro. El báculo y la corona es porque Dios es el rey. Ahí no se sienta nadie. Esto es símbolo de que el único digno de sentarse ahí es Dios. El vitral es el arcoíris de esmeralda y la paloma es el símbolo del Espíritu Santo” puntualizó.

Asimismo, explicó que reubicaron el bautisterio afuera, para el cual construyeron una piscina que mira hacia la belleza del Bosque Nacional El Yunque. Allí plantaron olivos y se utiliza además como área de reflexión.

Igualmente, cuentan con una torre de oración a la que se llega por el Paseo de los Fieles, el cual contiene los nombres de los feligreses que llevan más de 25 años en la congregación.

La iglesia recibe a decenas de visitantes que, semanalmente, llegan atraídos por la icónica estructura, aunque la denominación ya cuenta con 2,000 feligreses en Puerto Rico y en otros países.

Mas la curiosidad de aquellos que los visitan por primera vez, hace que comparen la estructura a las que se ven en Belén. Por eso le llaman “La pequeña Jerusalén de Río Grande”.