Claro que la vida tiene sus riesgos. El aventurero y navegante español Álvaro de Marichalar es muy consciente de esa verdad, así que la vive de igual forma sobre tierra o sobre el mar.

Con esto en mente, el intrépido hombre de “351” años de edad –entendemos que serán 51 porque no quiso “soltar prenda”– se lanzó ayer a otra de sus aventuras marítimas a bordo de un jet ski para, por un lado, conmemorar el histórico viaje que el explorador y conquistador español Juan Ponce de León realizó en el 1513 cuando descubrió la Florida y, por el otro, promover donaciones a la organización puertorriqueña Haití Se Pone de Pie.

Aunque ha logrado coordinar la escolta de embarcaciones de apoyo en muchas de las paradas, su empresa es tan peligrosa que el hombre recibió la bendición del monseñor Mario Guijarro antes de iniciar su ruta desde el Club Náutico de San Juan.

“Vine a bendecir a don Álvaro y bendecir la embarcación (...) para que el Señor le dé fuerza para llegar a su destino”, expresó el religioso, quien asistió al lugar junto con decenas de personas contagiadas por la gesta número 39, una pasión iniciada en el 1982 por cosas del amor y que le ha costado el recorrido de 30,000 millas náuticas.

Álvaro estudiaba administración de empresas cuando una novia alemana lo invitó a pasar la Navidad en un barco. Para entonces, el hombre no había experimentado con el jet ski, pero cuando lo hizo, se enamoró.

“La libertad total a bordo de una embarcación tan precaria pero tan bonita, uno puede sentir la mar de una manera tan intensa”, sostuvo.

De allí, le surgió el reto de cruzar el océano Atlántico en el 2002 desde Roma hasta Nueva York.

El plan es culminar la expedición Descubrimiento de Florida al llegar a San Agustín el 3 de abril, el mismo día que llegó Ponce de León. Sus descansos o paradas pueden ser en el jet ski, una embarcación de ayuda o algún hospedaje.

¿Esta travesía tiene muchos riesgos?

La vida tiene sus riesgos siempre, lo único que hay que hacer es intentar unos desafíos, no tener miedo al miedo. Si no tuviera miedo, estaría medio loco, pero tengo miedo porque conozco la mar y cuanto más conozco la mar más miedo tengo; pero conocer la realidad de la vida es, precisamente, clave para poder afrontarla.

El también empresario planea navegar 14 horas diariamente, tiempo en el que ya espera las caídas –sin salvavidas ni amarrado a la embarcación–, pero eso es parte del viaje.

La travesía

El jet ski tiene  casi nueve pies de largo  y 3.6 pies de altura, con un depósito de combustible de 54 litros.

La ruta trazada es Aguadilla,   Punta Cana y Puerto Plata, en  República Dominicana; la frontera con Haití,  islas Turcas y Caicos,  Bahamas y  San Agustín.

Cuenta con 20 galones de gasolina adicionales, GPS, radio FM y VHF, cámara de vídeo y panel solar.

Lleva agua y barras de energía.