Los detalles jugosos.

Un examen de la declaración jurada confidencial que la senadora popular Sila Mari González presentó en octubre del 2006 al Departamento de Justicia a raíz del escándalo de “Coquito” revela múltiples instancias que evidencian la amistad que había entre su colega penepé Héctor Martínez y el asesinado sospechoso de narcotráfico.

El contenido del documento de siete páginas, notarizado por el licenciado Luis Ángel Carrión Tavárez el 8 de octubre de 2006, nunca fue dado a la publicidad hasta ahora. PRIMERA HORA obtuvo ayer una copia.

En el affidávit, la hija mayor de la ex gobernadora Sila M. Calderón relata los vínculos entre Martínez, con quien ella mantuvo una breve relación, y Coquito, cuyo verdadero nombre era José L. López Rosario.

González habla, asimismo, de asuntos de los que fue testigo, así como de otros que le contó Martínez, quien presidía para entonces la Comisión de Seguridad Pública del Senado, que investigaba las condiciones de las cárceles.

Por ejemplo, dice que el senador novoprogresista le contó que en una noche de marzo del 2006 se reunió con el juez federal Juan Pérez Giménez, quien presidía el caso de hacinamiento carcelario conocido como Morales Feliciano. Ese día, según la declaración jurada, el secretario de Corrección, Miguel Pereira, había comparecido ante ese mismo juez.

La senadora González juró que Martínez también le confió que era muy amigo de los dueños de una compañía de ambulancia aérea que pretendía que se investigara “el posible monopolio” de otra compañía, contratada por el Gobierno para el transporte de pacientes en emergencia.

La senadora dice que le advirtió del conflicto de intereses y que luego se enteró por la prensa de que la empresa de los amigos de Martínez, que realizaba vuelos privados, no contaba con permiso del Departamento de Salud.

Martínez, según González, habría utilizado uno de los helicópteros de esa empresa para su campaña electoral del 2004.

De acuerdo con la declaración jurada, Martínez le habría contado a la senadora que “tenía reparos” en confirmar a la presidenta de la Junta de Libertad Bajo Palabra (JLBP), María Meléndez, porque “personas que lo ayudaron cuando el era parte de esa entidad” se oponían a la designación. Martínez fue miembro de la JLBP.

La declaración jurada alude también al “distanciamiento” entre Martínez y el superintendente de la Policía, Pedro Toledo.

Andanzas con “Coquito”

González cuenta que Martínez le dijo que el 23 de enero de 2006, Coquito y su hermano de crianza Eric Correa estuvieron en su casa ese día “resolviendo unos asuntos”.

Le dijo que en la madrugada hubo un “altercado con una pistola” en la residencia de un empresario porque Martínez había llegado allí con su ex novia y un grupo de amigos para llevarse a la hija de su ex pareja.

“Le expresé al senador Martínez la seriedad del asunto y mi total inconformidad con esa acción”, dice el affidávit.

Pero, Martínez le cuenta más. Le relata que, la misma noche del “altercado con pistola”, él se reunió en el Cuartel General con Toledo, el abogado Víctor Rivera Torres y el abogado ponceño José “Chiro” Cangiano, entre otros, y que allí se discutió el incidente.

“Posteriormente percibí cierto distanciamiento entre el senador Héctor Martínez y el superintenente de la Policía”, declaró la senadora, quien más adelante acota que, en marzo de 2006, “surgió en los medios la noticia de que un senador de Carolina tenía vínculos con un narcotraficante”.

Ella no lo menciona, pero quien habló del asunto en radio fue Toledo.

En cuanto a las amistades del senador Martínez, resalta, además de Coquito, el nombre de “Ricky Roark”, un estudiante de Derecho de la Universidad Católica de Ponce al que Martínez describía como su amigo íntimo, que incluso le guiaba su carro oficial. Más tarde, González supo por la prensa que “Ricky Roark” estuvo acusado por un Gran Jurado federal.

Acerca de Coquito, surge del documento que Martínez sabía que “había estado en malos pasos” y que así se lo manifestó a la senadora cuando ésta le preguntó sobre la cicatriz que tenía en el cuello.

En ese entonces, 19 de enero de 2006, Martínez llamaba a López Rosario “Coco”, y González lo veía por primera y única vez en un almuerzo en el hotel Ponce Hilton junto al senador y otras personas, luego de participar en una vista ocular en la cárcel Las Cucharas.

En ese almuerzo participaron, además, Correa, “posiblemente una o dos personas adicionales” y un ex juez al que no pudo identificar.

Más tarde, cuando Coquito fue atacado a tiros en su residencia y ella conoce por PRIMERA HORA que los senadores Lornna Soto y Epifanio Jiménez, hijo, hicieron gestiones en su favor en el Centro Médico, Martínez le negó dos veces que “Coco” y “Coquito” fueran la misma persona. Lo aceptó ante la evidencia que ella le presentó.

González anota también que Martínez se apodaba a sí mismo “Macaracachimba” o Javier, su segundo nombre.

Sobre los regalos que el senador le hizo durante su relación, la legisladora sólo admite que los recibió “en varias ocasiones”.

De una casa que Martínez adquirió en 2006 -precisamente en la urbanización de Isla Verde en la que vivía Coquito- González dice que el senador le dijo que la remodelaría con dinero recibido de un caso que trabajó antes de ser miembro del Senado.