Empresa local cocina tecnología del futuro en Bayamón
Engine-4 ha logrado proveer educación en tecnología y espacios de trabajo colaborativo para cientos de jóvenes, con respaldo de grandes compañías y la NASA.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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En pleno centro de Bayamón, en un edificio que pudo acabar en la ruta del abandono como muchas otras propiedades gubernamentales y municipales, hoy crece a pasos sólidos y con mirada futurista el proyecto de una alianza público privada de alcance tan abarcador como asombroso.
Un vistazo al interior de Engine-4 revela que en sus laboratorios varias impresoras 3D trabajan incansablemente, elaborando diversos artefactos y piezas, incluyendo la mayor parte de las que conforman el robot agrícola que desarrolla un grupo de jóvenes en otra habitación, a la vista de otro enigmático dron equipado con una cámara y capaz de realizar una amplia variedad de funciones.
En el patio mayormente de cemento, a pesar del calor y el aparente poco amigable ambiente para plantas, crece un huerto con un sinnúmero de hortalizas, bajo el control de unos sensores que se comunican con un nódulo central. Un poco más adelante, antes de pasar una entrada hay otro huerto que funciona por completo bajo la atenta mirada de un robot que se encarga de hacerlo todo, desde vigilar las condiciones del terreno, regar sin usar exceso de agua, y hasta sacar las yerbas malas.
Otra vez adentro, a un lado están instaladas varias empresas bajo alguna forma de colaboración con Engine-4, y al otro hay salones que sirven de centro educativo y lugar de residencia para diversos equipos, incluyendo un sismógrafo y las máquinas donde se está procesando para su salvaguarda la información recopilada durante décadas en el Observatorio de Arecibo.
A cada paso se nota la huella de multinacionales de tecnología y telecomunicaciones, así como la NASA, para quienes el potencial de este taller de apenas unos cuatro años de vida no ha pasado desapercibido y, por el contrario, constituye una fuente de colaboración que apuestan terminará rindiendo buenos frutos.
La idea detrás de Engine-4, explicó su cofundador Luis Armando Torres, era desarrollar e impulsar proyectos de IOT (internet de las cosas, en inglés), que es algo que “se considera el eje de lo que es la cuarta revolución industrial”, pues permite la interconexión de un sinnúmero de aparatos, sensores y otros artefactos, para recolectar la data que producen “en edificios, o a nivel global, y ahora también a nivel espacial”.
Torres, quien es programador y técnico de electrónica de aviación, contó que Engine-4 tomó forma para el 2017, y si bien el huracán María trastocó el proyecto, al mismo tiempo los convirtió en “un oasis empresarial, porque teníamos luz, internet, y recibíamos diferentes empresas pequeñas y grandes que traían tres o cuatro empleados y empezábamos a ayudarlos para decirle al mundo, ‘estamos arriba, estamos trabajando, estamos aquí, vamos a salir adelante’”.
Con la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 llegó un nuevo tropiezo. Pero Engine-4 nuevamente vio el vaso medio lleno y las oportunidades de desarrollar nuevos proyectos para ayudar a primeros respondedores con protectores faciales e hisopos para los kits de pruebas, aprovechando las impresoras 3D con que cuenta su laboratorio. Sus más de 16,000 protectores faciales llegaron a 52 hospitales y 42 CDT de la Isla, y a hospitales en Nueva York y Florida. Al mismo tiempo, con sus impresoras de resina certificadas por la FDA (Administración Federal de Alimentos y Medicamentos) fabricaron cuatro modelos de hisopos, dos de ellos desarrollados en Engine-4, para las pruebas moleculares de COVID-19.
Entretanto, continuaban las ideas para el laboratorio de IOT, “y empezar a trabajar con las diferentes universidades para ver qué era lo que sucedía en el campo de IOT”. Sin embargo, “las universidades no tenían eso en sus currículos”, realidad que cambió hace pocas semanas, cuando la Universidad de Puerto Rico en Bayamón anunció “un currículo enfocado en IOT, y ahora se está trabajando con la (Universidad) Interamericana”, en ambos casos con la colaboración de Engine-4.
De forma paralela, más empresas se han acercado a Engine-4, incluyendo a la multinacional de telefonía celular T-Mobile que “hace alianzas con nosotros y firmamos el primer laboratorio 5G en el Caribe y Latinoamérica, y el tercero de T-Mobile a nivel de Estados Unidos. Está Seattle, Kansas y Puerto Rico. Creamos ese network (red) para nosotros aprender de los de allá y poder desarrollar también el aprendizaje de las tecnologías 5G. No es fácil demostrar a una multinacional, qué tú puedes hacer, la ejecutoria de Engine-4 y el impacto social de Engine-4. Eso fue una medalla de oro”.
“¿A qué vengo con esto?, que es parte de la cuarta revolución industrial y el IOT, que si tenemos, por ejemplo, que uno de los enfoques de nosotros es la agricultura, si yo monto sensores en Fajardo, Mayagüez, dónde sea en Puerto Rico, yo me pego a las antenas de T-Mobile. Esa es la alianza que tenemos, a ese nivel. Podemos usar la red de ellos, ayudar a los agricultores, aprendemos y vamos de la mano de los ingenieros de ellos, y podemos desarrollar esto a grandes escalas”, explicó Torres.
“El otro proyecto es para desarrolla áreas urbanas, sensores en las áreas de fluidos de agua, semáforos, el área de los puentes, contabilidad de automóviles. Todas estas cosas están pasando en otros países. Llevan más de 10 años trabajando. Nosotros llevamos prácticamente cuatro”, agregó.
Sin embargo, resaltó que es esencial otra parte de la labor de Engine-4, que es “el área educativa. Tienes que educar para después ejecutar. De nada vale empezar a montar sensores si la gente no entiende lo que está pasando”.
“Todo esto va a la mano de la parte más importante que es orientar al ciudadano de que estos cambios van a pasar, qué es lo que están haciendo alrededor de ellos, porque están ajenos a esto. Muchos son personas mayores, que también hay que ayudarlas, facilitar que entiendan. Hay personas mayores que aprenden. La edad no es un límite. Hay gente que los ayudas y los puedes enseñar a trabajar con estos equipos y pueden aprender a desenvolverse en estos campos”, sostuvo.
Y es que los avances tecnológicos de los que habla parecen no tener límites. Por solo dar un ejemplo, allí pudieron asistir a un equipo médico que, a pesar de usar modernos escáners con un paciente que tenía cadera fracturada, las imágenes no lograban mostrar exactamente dónde era la fractura. Sin embargo, enviaron los datos del escáner y una impresora 3D en Engine-4 pudo reproducir la pelvis completa a tamaño natural, con la fractura que entonces quedó perfectamente visible para los médicos trataran con éxito la situación.
O también se puede pensar en la alianza con la NASA para desarrollar siete patentes, en un proyecto conjunto con el Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación, del que participan 62 estudiantes, y que abarca “cosas que tienen que ver con la agricultura, con las mediciones de terreno con láser, con la purificación de agua. Porque todos esos equipos van a ir a futuros viajes espaciales. Y eso se está haciendo aquí”.
O quizás lo convenza el robot Grono, que tiene cámaras, 5G y varios sensores, con los que puede hacer mediciones de terreno y determinar el pH de la tierra, la humedad, temperatura, electroestática, necesidad de abono, y otros elementos importantes de gran utilidad para una finca agrícola. Grono permite además que se le acople un teléfono inteligente convencional para intercambiar y registrar la información. Detrás de su diseño, programación y ensamblaje está un trío de jóvenes hermanos de Comerío, Víctor Alberto Ortiz (diseñador), Víctor Alfonso Ortiz (programador) y Víctor Manuel Ortiz (electrónica) y su compañía Nuisx, quienes aseguran que todo el robot se ha confeccionado en Engine-4, a excepción de los componentes electrónicos, que esperan también confeccionar allí en un futuro cercano.
“Yo vi los otros días en las noticias que estaban buscando gente para recoger tomates. Pero si tú implementas a todos estos jóvenes la tecnología, son los futuros que te van a crear quizás el robot para recoger tomates. Hay drones que envían vitaminas, hay drones que siembran árboles. No hay límites en la tecnología”, afirma Torres, aclarando que Engine-4 tiene al momento una apuesta fuerte enfocada en llevar tecnología a la agricultura.
De momento, por Engine-4 “pasan anualmente sobre más de 500 estudiantes, entre universidades y escuelas públicas y privadas, desde primer grado hasta ‘high school’ (escuela superior)”. En uno de esos programas tuvieron “30 nenas y 30 nenes, que le entregamos un kit de agricultura y robótica y le enseñamos a los niños a programar, a montar su propio kit con plaquitas solares, a montar su robot que hace ‘face recognition’ (reconocimiento facial) y puede programarlo a que sea autónomo”.
“El primer año fueron 30 este año fueron 60, quiero uno ahora de 150. Y oye, aunque Bayamón es nuestro principal sponsor (patrocinador), esto no es Bayamón nada más, es toda la isla, y escuelas públicas y privadas, todos bajo un mismo techo. Aquí no va eso de que uno tiene más que otro, ejecutaban lo mismo. Tenía una nena aquí de Vieques que dio cátedra. Venía todas las tardes en el último viaje los viernes para estar con su familia en Ceiba y de allá venir para acá y estar a las 9:00 de la mañana aquí. Oye y es de escuela pública. Y fue la número uno en su clase”, sostuvo. “Y eso es el punto, ahí es donde está la clave de esto, los jóvenes, los más chamaquitos. Hay capacidad para poder desarrollar todo esto. Pero el tema de la tecnología va amarrado a la educación”.
Pensando en el futuro, Torres aspira a que Engine-4 pueda expandir sus centros educativos, así como los espacios para el desarrollo y tecnología, y “que se replicaran lugares como este, uno en el sur, en el oeste, en el este, y trabajar en conjunto con otras entidades. Porque no todo lo podemos hacer nosotros, pero si trabajamos en conjunto podemos llevar el mensaje”.
“El alcance de esto es grande. Sabemos que este es el futuro y esto está pasando a nivel de todo mundo”, insistió Torres. “Aquí es donde está el desarrollo económico del país. Tenemos que aprender a ejecutar y el gobierno, sea el que sea, en el momento que esté, tiene que escucharnos. Aquí todo el mundo es protagonista, todos tienen una pieza clave, y lo que tenemos es que juntarnos entre todos y colaborar entre todos”.