“Estamos trabajando con terror”.

La trabajadora de la escuela superior Antonio Sarriera, en Río Piedras, agredida el jueves por un estudiante, no sólo quedó marcada por las heridas físicas en el rostro sino que está emocionalmente afectada luego que intentó mediar en una discusión de adolescentes.

Felícita Álamo Aguayo, de 48 años, quien se desempeña como empleada de comedores escolares hace 18 años, declaró a PRIMERA HORA que teme por su seguridad y la de su sobrino, en cuya defensa salió luego que varios jovencitos lo acorralaran.

Era la hora del mediodía y el comedor estaba lleno de estudiantes, porque servían la comida, cuando Felícita supo que algunos estudiantes les estaban obstruyendo el paso a otros para que no entraran. Inmediatamente se lo comunicó a su supervisora.

En ese momento se le acercó la guardia escolar y le indicó que el problema era contra su sobrino.

“Cuando salgo, lo veo pegado a la pared del comedor (y le preguntó al jovencito), ¿qué es lo que pasa? El otro muchacho se altera y le dice (al sobrino), ‘como está tu tía, ahora eres guapo’. (Pero el sobrino le contesta al presunto agresor ) ‘Yo no estoy guapo’”, narró Álamo.

La empleada explicó que su sobrino, estudiante de Mercadeo, le dijo que no había sucedido nada, que los otros alumnos le gritaron si había tenido algún problema con otro estudiante, pero aunque éste le respondió que no, siguieron increpándolo de mala manera.

“Él está frente a mí, lanza el puño y me agrede. Es tan confuso que no puedo decirle si quería agredirme a mí o a él (a su sobrino)”, explicó.

Álamo, sorprendida le dijo: “¡me diste, te atreviste a darme!”. Se tocó el pómulo izquierdo porque sintió un “profundo dolor” y comenzó a sangrar.

Entretanto, el estudiante, que tiene 17 años y que según la querellante tiene cuerpo de adulto, fue detenido por la guardia escolar.

“Sentí que se me apretó el pecho, fui perdiendo un poco el conocimiento”, expresó, tras relatar que es hipertensa, tiene problemas de angina de pecho, es diabética y que su cuadro clínico se afectó tras el golpe emocional sufrido.

“Nosotras estamos amenazadas dentro del comedor; ha habido agresiones dentro del comedor, una vez un estudiante le dio con la bandeja a otro y lo golpeó bastante feo… conmigo, es la primera vez que sucede”, sostuvo.

A su salida del Fondo del Seguro del Estado (FSE) dijo que le habían puesto una inyección antitetánica, le recetaron varios medicamentos y fue referida a la oficina de un psicólogo.

A pesar del temor que siente, Álamo, a quien le tomaron cuatro puntos de sutura en el pómulo izquierdo, espera que los médicos le permitan regresar a sus labores por lo menos dentro de una semana.

“Lamentablemente, en las escuelas hay muchachos que buscan problemas y no dejan estudiar a los que en realidad lo quieren hacer. Mi sobrino es un muchacho muy bueno”, dijo con cariño, y aclaró que llevará el caso hasta las últimas consecuencias.

La procuradora de Menores citó a las partes para el 3 de diciembre.