El Reloj de Puerto Rico está en Aibonito
La obra está ubicada en la finca de Eduardo y Jeanny Ibarra y puede ser visitada libre de costo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Aibonito. Justo al mediodía, una vez se alinearon sus enormes manecillas, sonaron las campanadas del nuevo Reloj de Puerto Rico, que se distingue por su gran tamaño y sus flores. Y acto seguido, para emoción del público que acudió a la inauguración oficial ayer, en el Jardín de Jeanny, en medio de una pintoresca finca en el barrio Asomante, en las montañas de Aibonito, el reloj dejó escuchar la melodía de “La Borinqueña”, cuyos tonos se expandieron por las laderas cubiertas de neblina.
El artefacto, uno de los pocos relojes florales de gran tamaño en todo el mundo, fue celebrado como una nueva atracción turística, no solo para Aibonito, sino para la zona montañosa y para Puerto Rico.
Está ubicado en el jardín propiedad de Eduardo y Jeanny Ibarra, quienes luego de ver un reloj floral en Canadá, decidieron que harían algo similar aquí en Puerto Rico, entre los viveros de rosas y otras flores y plantas ornamentales que cultivan en esa finca.
Ayer, visiblemente emocionados, el matrimonio abrió las puertas al monumental reloj floral, cuya colorida esfera tiene de fondo, a la distancia, una enorme bandera de Puerto Rico que se erige sobre las paredes de un tanque de agua en la cima de una de las montañas vecinas.
El lugar, según se anunció, se puede visitar todos los días de 9:00 a.m. a 4:00 p.m., y la entrada es libre de costo.
El ingeniero Luis Alberto Olvera Cárdenas, quien llegó desde México para instalar la maquinaria del Reloj de Puerto Rico, explicó que, en su búsqueda, el doctor Ibarra y su esposa dieron con la centenaria empresa de relojes de su familia en Zacatlán, México, y poco después arrancó el proyecto, “junto con un constructor de aquí, de Puerto Rico, que es Juan Reyes”.
Hablando desde la caseta del reloj, cuya esfera floral tiene unas dimensiones de unos 33 o 34 pies de diámetro (unos 10 a 11 metros), el ingeniero ofreció detalles de la maquinaria que mueve al reloj floral, así como “la máquina, que a través de un controlador de procesos lógicos” regula las campanadas a la hora, y otros sonidos que emite el reloj, así como el himno de Puerto Rico, que suena al mediodía, y las melodías diferentes que se escuchan a las 6:00 a.m. y 6:00 p.m., entre las que se incluyen “el Ave María, el ‘Huapango de Moncayo’, el ‘México lindo y querido’”.
“En la época de diciembre, toca melodías navideñas, como es ‘Campana sobre campana’, ‘Noche de paz’. En fin, tiene 12 melodías que van cambiando automáticamente a lo largo de los diferentes meses”, indicó el ingeniero.
Olvera aclaró que el reloj tiene salvaguardas “para no perder la hora” en caso de interrupción en el servicio de energía, como ocurrió momentáneamente mientras ofrecía la entrevista.
Aunque eludió ofrecer una cifra específica del costo, comentó que, en su empresa Relojes Centenario, puede costar “de $8,000 a $10,000 para adelante, dependiendo las características que quiera cada quien”. Agregó que el mantenimiento “es muy sencillo, básicamente la lubricación, y manejar el riego en la parte de arriba”, y para esos fines “aquí se capacitó a dos personas”.
En cuanto a la esfera de flores, Jeanny explicó que contiene “más de 6,000 flores”, que están “sembradas ahí, directamente (en la tierra), no son tiestos”.
Detalló que se trata de “flores anuales, que van a tener flores todo el año”, como marigold, claveles, “una pascuilla, que es la flor blanca; el otro le llamamos mosaico, que es lo que le da el tono rojo al reloj en este momento, y tenemos también follaje”.
“La verdad que ha sido un trabajo que hemos trabajado con los niveles, diferentes tipos de colores, para mantener una armonía”, agregó, anunciando que “en Navidad, se va a poner todo en pascuas”.
Como parte de la celebración, el gobernador Pedro Pierluisi, quien horas antes había participado de la inauguración de la revitalización de la plaza pública de Aibonito, también se unió a la apertura del Reloj, calificando la actividad como “una ocasión muy especial”, en “un sitio mágico”.
Pierluisi comentó que se trata de “una estructura monumental, de las más grandes de su tipo en el hemisferio occidental, y de las que alrededor del mundo hay alrededor de diez”. Agregó que “se convierte en un atractivo turístico para visitantes y turistas de todo el mundo”, y sostuvo que no tiene nada que envidiar a otras estructuras similares en Canadá, Chile, y hasta a la más famosa de su tipo, que está en Ginebra, Suiza.
El gobernador también celebró a los propietarios de la finca donde se levantó el reloj, el doctor Ibarra, expresidente del Colegio de Médicos y Cirujanos de Puerto Rico, y su esposa Jeanny, y les agradeció por la creación que estaban haciendo disponible para el disfrute de todos. Hablándole directamente al doctor, aseguró que “usted, Eduardo Ibarra, será mexicano, pero es puertorriqueño”.
También participaron de la inauguración el presidente del Senado, José Luis Dalmau; el alcalde de Aibonito, William Alicea; el alcalde de Comerío, Josian Santiago; el senador William Villafañe; el secretario de Agricultura, Ramón González; así como el cónsul general de México en Puerto Rico, Juan M. Calderón.