El miedo nuestro de cada día
Las fobias son uno de los trastornos psicológicos más comunes, que se caracteriza por una ansiedad irracional ante objetos, animales o eventos que realmente no representan un peligro a la vida.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Todos hemos visto a algún familiar gritar como si lo estuvieran matando sólo por ver a una cucaracha o a un lagartijo.
Sudan, se les corta la respiración, lloran y hasta salen corriendo despavoridos.
Ese pánico irracional conocido como aracnofobia (miedo a las arañas) y la escoliodentosaurofobia (miedo a los lagartijos) son algunas de las fobias simples más comunes en el país y que muy pocas personas buscan ayuda para superarlas.
Pero existen otros temores más severos en los que algo tan sencillo como tomar un elevador, visitar una oficina pública o hasta escuchar el sonido del camión de los mantecados puede provocar en algunas personas un ataque de ansiedad que los incapacita y les arruina la vida.
“Hay una diferencia entre un miedo y una fobia, el miedo es común, es algo adaptativo que nos ayuda... el miedo no es una patología, está engranado en la constitución del ser humano. Una fobia es más raro, a la persona se le hace muy difícil controlar su reacción, que es demasiado exagerada”, explicó el doctor Alfonso Martínez Taboas, ex presidente de la Asociación Puertorriqueña de Psicólogos.
“Para entender la fobia hay que entender de donde viene el miedo, que es del cerebro primitivo... cuando la persona se expone a su fobia se mete en la mente primitiva y se cree que lo van a matar. Es una sensación de que van a matar a uno”, detalló, por su parte, el doctor Michael Woodbury, siquiatra y catedrático del Departamento de Psiquiatría, de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas.
Esa sensación que describen los galenos está muy clara en la mente de “Alejandro” (nombre ficticio para proteger su identidad), de 29 años y quien labora en el área de Guaynabo. Desde pequeño, el joven asegura que sufre de ansiedad, lo que lo obliga a preocuparse excesivamente por lo que pudiera pasar. Padece de claustrofobia y no puede utilizar los elevadores.
“La primera vez que sentí que tenía miedo en los ascensores fue en Plaza (Las Américas), que me metí en el (elevador) del (estacionamiento) multipisos y le di al botón y nada pasó, se quedó quieto. Salí de él corriendo y desde entonces no puedo usar los elevadores”, contó “Alejandro”, quien ha visitado varios psicólogos para intentar controlar su ansiedad.
“Cuando empecé a trabajar (en un séptimo piso) subía todos los días por las escaleras. Hasta rebajé. Después llamaba al guardia de seguridad de turno para que bajara y subiera conmigo. El yo saber que él tenía llave para abrir el ascensor y que tenía un radio para llamar me daba tranquilidad, pero nunca lo cogí solo”, añadió “Alejandro”, quien en una ocasión intentó con medicamentos, pero no continuó ese tratamiento porque lo dejaba “tonto”.
Sin embargo, para otras personas como “Greta” (también nombre ficticio), de 38 años, de la única manera que puede superar su fobia a los aviones es con medicamentos.
“Desde que sé que voy a viajar me empieza la ansiedad. Me da un poco de claustrofobia y lo que hago es que me medico”, reveló la madre de dos varones.
“Cuando estaba embarazada de mi segundo hijo tuve que viajar a Nueva York y le dije al ginecólogo que me diera algo que no afectara el bebé”, contó quien a pesar de viajar medicada, todo el tiempo de vuelo va en tensión. Aunque prácticamente todos los años viaja, no lo hace a lugares distantes porque no soporta la idea de estar tantas horas encerrada en una nave aérea.
“Sudo, lloro, no miro por la ventana y si el avión se mueve agarro al que esté a mi lado. Cuando viajo con mis hijos es bien difícil porque tengo que estar pendiente de ellos, pero mi esposo sabe que él tiene que bregar porque yo no puedo”, confesó.
Y es que el doctor Martínez Taboas explicó que “la fobia tiene la capacidad de incapacitarte, que no puedes estudiar, que tienes que renunciar a tu trabajo o te trae problemas con tu familia”.
Él recuerda que tuvo una paciente que estudiaba en la universidad y que tuvo que darse de baja de una clase porque el salón no tenía ventanas y ella era claustrofóbica.
Para el psicólogo Pascual Merlos las fobias a veces tienen un factor genético que va más allá de las experiencias vividas por los pacientes.
“Puede haber factores genéticos o heredados de personas que todo lo que no conoce es amenazante. Una madre y un padre y que reacciona en exceso a un estímulo sin saber porqué, sus hijos también pueden hacerlo”, explicó.
No obstante, de todos los trastornos psicológicos, las fobias son las más fáciles de atender.
“Una buena noticia es que las fobias son los trastornos psicológicos que mejor responde a la terapia. Un 80% de las personas que van a terapia se curan”, mencionó Martínez Taboas.
Según Pascual Merlos, que atiende en la Clínica de niños Dr. Merlos y Asociados, hay tratamientos farmacológicos que ayudan con estos problemas, además de la desensibilización, en la que se expone a la persona gradualmente a lo que le da miedo.
“Es una pena y una tristeza que personas no vayan a un psicólogo por vergüenza... Nosotros tratamos de atender estos miedos a la menor edad posible porque es más fácil y efectivo”, dijo Merlós, que tuvo un caso de una niña que vivía tan aterrorizada de los truenos y relámpagos que cada vez que llovía se encerraba anticipando que caerían truenos.
Los tres profesionales de la salud consultados por este diario explicaron que la mejor manera de controlar un ataque de ansiedad es enfrentando lo que lo causa.
La exposición gradual, por ejemplo a un lagartijo, si es lo que le provoca la fobia, puede ayudar a la persona a vencer ese miedo.
“Si un niño les tiene miedo a los perros, primero uno habla de los perros, luego dibuja los perros, le enseñas retratos y luego le busca un cachorro”, explicó Woodbury.
“Tuve un paciente que le tenía fobia al (Departamento de Transportación y) Obras Públicas y fue porque se colgó en el examen de aprendizaje tres veces. Eso le creó mucha ansiedad. Tuvimos un año de terapia para poder bregar con el tema y después tuvo que ir a Obras Públicas. Primero fuimos cunado no había nadie y estuvimos dos horas, luego con gente y así gradualmente”, contó Woodbury de uno de los casos que atendió.
De todo
A continuación una pequeña lista de los miedos más comunes y más extraños que existen.
Fobias Comunes
Acluofobia: miedo a la oscuridad
Acrofobia: miedo a las alturas
Aracnofobia: miedo a las arañas
Escoliodentosaurofobia: Miedo a los reptiles y lagartos
Tripanofobia: miedo a las inyecciones
Tecnofobia: miedo a la tecnología
Hemofobia: miedo a la sangre
Homofobia: miedo a los homosexuales
Coulrofobia: miedo a los payasos
Claustrofobia: miedo a los espacios cerrados
Xenofobia: miedo a los extranjeros
Fobias Extrañas
Hipopotomonstroses- quipedaliofobia: miedo a las palabras largas
Hexakosioihexekon- tahexafobia: miedo al número 666
Tripofobia: miedo a los patrones repetidos
Dendrofobia: miedo a los árboles
Socerafobia: miedo a los suegros
Eurotofobia: miedo a los genitales femeninos
Consecotaleofobia: miedo a los palitos chinos
Cipridofobia: miedo a las prostitutas
Fagofobia: miedo a comer
Falofobia: miedo a una erección
Los términos se crean utilizando el nombre del objeto o evento que causa el miedo, en latín unido a la palabra fobia.