El mar se sigue comiendo la tierra en Loíza
La alcaldesa Julia Nazario ordenó la construcción de un muro de piedra en la comunidad Los Lucas, mientras buscan una solución más duradera contra la erosión costera.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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En una batalla contra el reloj de la erosión costera, el municipio de Loíza comenzó este lunes a levantar un muro de piedras en la deteriorada franja costera al frente del sector Los Lucas, donde la playa que alguna vez se extendió por decenas de pies prácticamente ha desaparecido en su totalidad y las olas, en un día como hoy que se mostraba tranquilo el mar, llegan ya al borde de la calle.
Para la alcaldesa Julia Nazario Fuentes, así como para varios residentes que se dieron cita en la orilla del mar para ver y respaldar el inicio de los trabajos, ese revestimiento de piedras es un asunto urgente, para poder ofrecer protección a sus vidas y hogares, que ya con cualquier evento natural, sean tormentas o marejadas, se ven bajo amenaza por el agua de mar que entra a la comunidad.
La alcaldesa rechazó las críticas a su gestión, ya fuera por preocupaciones relacionadas con el ambiente o por la falsa noción de que se estuvieran favoreciendo intereses particulares.
Explicó que en esa área ya no quedaba ni playa ni dunas, pero auguró que la playa volvería en algún momento del año en agosto, cuando el mar se retira, “hasta que comiencen las marejadas de noviembre”, similar a como ocurre en la costa de la comunidad de Parcelas Suárez, donde también se puso un bloque de piedras.
Añadió que esa playa no es una muy visitada, sino más bien una que disfrutan las personas de la comunidad, “sus hijos, sus nietos, ya los tataranietos de los señores que viven aquí, ellos disfrutan allí tomando café todas las tardes. Esta es la comunidad de Los Lucas, ninguno rico, todos son pobres, todos son pobres, todos hicieron sus casas con el trabajo y con el sudor”.
Relató que durante los huracanes de años recientes los residentes de esa área han vivido una experiencia “terrible”, pues la misma carretera donde estaba ofreciendo entrevistas “se fue completa”.
“Los residentes tenían que pasar por allá, los que podían. Y los mismos residentes y nuestro equipo tuvimos que sacar toda la arena y ponerla para la orilla. Esto fue terrible. Pero nos pasó en Fiona también. Pero pasa en noviembre con las marejadas de los muertos, y en marzo que ocurren las marejadas por los fríos, ocurre también. Así que yo tengo que proteger la vida”, afirmó.
En un mensaje a ambientalistas, Nazario indicó que “los respeto, y voy a seguir apoyándolos al 100. Pero en este momento yo quiero que entiendan que yo tengo que preparar a estas personas para una temporada de huracanes que va a ser fuerte, para unas marejadas que vienen con mucha fuerza, con un mar que cada día está más cerca de sus residencias”.
Asimismo, la alcaldesa exhortó a “gente que no vive en Loíza, que previo a hacer comentarios, vengan y visiten a las familias que viven aquí. Que previo a hacer comentarios como que yo estoy protegiendo a ricos, a inversionistas, que lleven el mensaje de qué inversionistas ven en esta área. Esto son familias. Se llaman Los Lucas, y han vivido aquí por más de 80 años”.
“Allí yo tengo un señor de 96 años, encamado, y su esposa de 86. Son los padres de esta comunidad que está aquí, que no son ricos. Son gente que trabajaron y con su esfuerzo levantaron sus viviendas. Así que a ellos es que en este momento estamos protegiendo”, afirmó la alcaldesa.
Agregó que posteriormente el municipio se encargaría, junto a la comunidad, de hacer siembra y mitigar, según el compromiso que ha establecido, sembrando hasta 10 árboles por cada uno que se pierda.
“Pero ahora esto era necesario. Yo voy a una temporada de huracanes, y yo no quiero que se me vuelva a meter el agua a esas casas, porque cuando eso pasa, aquí no llega nadie a ayudar. Estamos nosotros solos y con la prensa que llega a mirar lo que estamos haciendo. Pero no llega nadie. Nos tocas sacarlos, llevarlos a refugio, mover a un paciente encamado, todo eso nos toca a nosotros. Así que la alcaldesa está haciendo lo que tiene que hacer”, insistió Nazario.
A preguntas de la prensa, la alcaldesa reconoció que la opción del muro de piedras no era la mejor para atender ese fenómeno de erosión costera, y agregó que no sabe cuál sería la mejor opción.
“Tendría que ver todas las opciones que han dado. El gobierno nos dio $250,000 para un estudio de viabilidad. Nos llegó la semana pasada la noticia. Y nos dieron $750,000 para tumbar la pescadería. Eso es lo que hemos recibido”, comentó Nazario, agregando que tiene conocimiento de un proyecto de arrecifes artificiales que se está llevando a cabo en Culebra, y que “a largo plazo puede ser muy efectivo, pero el municipio no tiene para hacer ese proyecto (en Loíza), que yo apoyaría al 100″.
“Así que yo voy a poner piedra, los residentes saben que únicamente va a ser protegido de cinco a seis años, y que mientras tanto la alcaldesa va a seguir dando la lucha para que se haga algo más permanente”, añadió Nazario.
Explicó que, como es conocido, Loíza enfrenta una situación económica difícil, y que, de hecho, las piedras que están colocando en el tramo de costa frente a la comunidad Los Lucas es posible porque el gobierno le entregó unos fondos.
“Me lo dio el gobierno. Me dieron el permiso y me dieron el dinero para poner esto, $157,000, que nos transfirió (el Departamento de) Recursos Naturales (y Ambientales), que a ellos se los transfirió OGP (Oficina de Gerencia y Presupuesto”, afirmó la alcaldesa.
Nazario sostuvo que, de igual forma, ha pedido al Departamento de la Vivienda que analice la opción de reubicar a la comunidad, pero al momento no han siquiera visitado la comunidad para iniciar un censo para registrar “quiénes viven, cómo viven y qué va a pasar” con esas personas.
Cabe resaltar que la colocación del revestimiento de piedras, además de contar con permisos del DRNA, se estaba llevando a cabo en cumplimiento de las leyes ambientales, bajo la vigilancia del biólogo Alejandro Cubiñá Pérez, quien explicó a la prensa esa era una zona ya impactada, donde no hay especies en peligro de extinción ni se considera sensitiva, y tampoco está impactando el agua.
Detalló que el lugar, por ejemplo, no es área de anidaje de tortugas, pues “ya no hay playa aquí”, y agregó que el impacto más bien sería a la dinámica de la zona, y “a las palmas de cocos y unas uvas de playa, que se van a resembrar posteriormente”.
El experto lamentó que con la situación de la erosión costera “creo que no hay vuelta atrás, que vamos a seguir viendo esto, lo vemos año tras año, no solo durante huracanes”, y llamó a “todos los grupos interesados” a “poner su granito de arena”.
Cubiñá Pérez indicó que, si bien existen otras alternativas, como restaurar corales o traer arena a la orilla con una draga, se trata de opciones que “toman muchas veces décadas”, requieren la intervención de diferentes agencias, y “son supercostosas”, de manera que “estamos hablando que, de aquí a que se hagan, ya no va a existir esta playa aquí. Entonces, se tuvieron que tomar estas medidas”.
Mientras, para la gente de la comunidad, era un alivio ver la colocación de las piedras, pues, como explicó don Ramón Ortiz Osorio, un pescador que ha vivido “toda mi vida” en ese lugar, y que tenía consigo un álbum de fotos que reflejaba la erosión a través de los años, “esto, desde el 2013 pa acá, eso ha comido… el mar sigue comiendo, toda esa orilla ya se fue, ya eso no existe”.
“Si no hacen esto, se va a meter a las casas”, insistió don Ramón, mientras mostraba fotos de celebraciones de la comunidad en una amplia franja de arena que ya desapareció. “Si ponen las piedras, puede ser que se recupere, pero si no ponen las piedras, va a seguir pa adentro comiendo”.
Agregó que cada vez que entra el mar, la comunidad vive “terror. La gente asustada que se le meta a las casas. Tenemos niños, gente encamados, todos eso. Y hay llegado hasta allá arriba. Y uno se asusta, porque a nadie le gusta que se le caigan las casas, le tumben los patios. Hay gente que no tiene patio ya aquí, que le ha tumbao la verjas y to el mar. Y hay que evacuar. La alcaldesa cuando viene un huracán tiene que sacarnos de aquí pa otro lao, to eso. Porque es un peligro, porque cuando esa mar se mete por ahí pa acá, eso no lo aguanta nadie, ni una máquina”.
“Así que eso (el muro de piedras) hay que terminarlo. Hay que terminar esas piedras, pa que hagan eso hasta allá arriba. No este cantito. Eso es hasta allá”, insistió don Ramón, mientras seguía mostrando las fotos que evidenciaban el destructivo efecto de la erosión desde años de la década de 1980 a la actualidad.
De manera similar, Adalice Tavera Pérez, también vecina de Los Lucas desde hace más de una década, se hizo eco de la urgencia que se vive allí desde entonces.
“Desde el tiempo que llevo viviendo para acá, cuando ha pasado Irma, María, Fiona, las marejadas de los muertos, la playa ya se ha comido toda la orilla, al nivel de que cuando aquí viene un evento fuerte de marejadas, tormentas o huracanes, el agua sube, todo esto aquí se sube de agua, el agua llega a esa carretera por el centro, el agua se ha comido la carretera frente a residencias, muchas veces hay que cerrar el paso”, comentó.
“Aquí se mete el agua. Punto. Aquí las marejadas… detrás de mi casa las olas chocan. Aquí no tiene donde chocar y se mete por la carretera para adentro, subiendo piedras, troncos, palmas, basura y todo lo que encuentre. En la otra esquina, sube el agua que llega a las residencias, a las paredes de las casas”, agregó.
En cada una de esas ocasiones, admitió, la comunidad siente “miedo, temor. Uno está preocupado toda la noche escuchando la playa tan cerca a tu casa o subiendo la carretera, hay que cerrar el área. Aquí estamos ya preocupados”. En cada situación de mal tiempo, además, muchos tienen que “movernos a casa de algún familiar o algún refugio”.
“Entendemos que es algo que no va a remendar lo que está pasando toda la vida, pero por lo menos cinco o seis años más de duración a la orilla de la playa, para que estos residentes que ya son ancianos, personas mayores, pueda disfrutar de sus casas, está bien”, agregó, haciendo un llamado a “hacer un proyecto a largo plazo” para realmente contener la erosión.
“Por ahora, nosotros estamos de acuerdo y estamos tranquilos con lo que se está haciendo”, insistió.