Parecen un minitanque de guerra, y en el mundo salvaje no son menos que eso. Los hipopótamos son prácticamente invencibles, no solo en fuerza sino en su agresividad para proteger su territorio. De hecho, estos animales son los causantes de al menos 3,000 muertes al año en África (de acuerdo con el African Wildlife Foundation), en su gran mayoría debido a la entrada de humanos a su hábitat.

En el territorio africano existen principalmente dos tipos de hipopótamos, como indica el Doctor José Trujillo, veterinario residente del Parque de las Ciencias. Unos son los pigmeos, y otros los anfibios, como es el caso de Tommy, una de las joyas de la corona del pequeño minizoológico bayamonés.

El tamaño adulto de animales como Tommy fluctúa entre 4.5 y 5.5 pies de altura, y el largo puede alcanzar los siete pies. En cuanto al peso, varía entre 1,180 y 3,000 libras; Tommy pesa 2,500 (no porque hayan podido pesarlo, sino estimando por su tamaño). En estado salvaje viven unos 25 años, mientras que en cautiverio pueden alcanzar los 40. Nuestro hipopótamo ya tiene 42 años, y vive en el parque desde hace 30.

Tommy viene del Safary Park, que se encontraba en Vega Alta y cuenta la historia que, en la década de los setenta (cuando apenas era un “niño”) el juguetón animal se escapó y se fue a “janguear” por la carretera #2, causando un caos y activando a las fuerzas de orden. Bastó con que uno de sus cuidadores llegara con una lechuga –uno de sus vegetales favoritos- para que el glotón animal volviera a su recinto.

¿Cómo se comportan?

De acuerdo con la página cibernética de World Wildlife Fund, estos enormes mamíferos son semiacuáticos, con piel suave y sin pelo, excepto unas cerdas cortas en el hocico y otras en la cola. Más emparentados con los cerdos que con los elefantes, su nombre griego significa “caballo de río”. Son los terceros mamíferos más grandes del mundo, detrás del elefante y el rinoceronte blanco.

Es en el agua que el hipopótamo se mantiene la mayor cantidad del tiempo, ayudado por su inmenso peso para llegar al fondo de los ríos y, allí, caminar o hasta correr, con una agilidad asombrosa. De hecho, pueden contener la respiración por hasta cinco minutos, sacando apenas la cabeza para una nueva inhalación. En tierra son bastante lentos y pesados, y solo salen de noche a pastar.

El agua es vital para estos animales, ya que no sudan ni tienen glándulas sebáceas, por lo que su piel es bien sensitiva. Para protegerla, secretan una sustancia rojiza desde sus mucosas, que trabaja como un protector solar y se especula que combate infecciones. De resto, se mantienen en el agua o en el barro.

Los hipopótamos mantienen su dentadura al día gracias a su dieta, ya que al comer pasto también recogen arena y rocas, e incluso se liman los dientes con árboles. En cautiverio, su dieta sigue siendo hervíbora, pero se alimentan de heno, vegetales, frutas, pasto cortado y “pellets” comerciales especialmente para ellos. Tommy come unas 20 libras de pasto fresco, entre cuatro y seis libras de heno y de 10 a 15 libras de pellets diariamente, según indicó el doctor Trujillo.

El hippopotamus amphibius, nombre científico de la especie de Tommy, está en la lista roja de animales vulnerables de la IUNC (International Union for Conservation of Nature) desde 1996.  Lamentablemente, al igual que sus gigantes compañeros, los hipopótamos son cazados por su carne y colmillos, que son de marfil.

Para conocer más sobre Tommy y la intervención a la que fue sometido el pasado sábado, busca la edición impresa de Primera Hora.

Fuentes: Dr. José Trujillo, veterinario residente del Parque de las Ciencias en Bayamon; Colegio de Médicos Veterinarios; www.awf.org, wwf.panda.org,  www.municipiodebayamon.com.

El viejo hipopótamo del Parque de las Ciencias en Bayamón, tuvo que ser operado nuevamente el pasado sábado para rebajar sus colmillos.