El desafío del cáncer de seno en mujeres menores de 45 años
Los CDC estiman que la incidencia en la población joven ha aumentado en la última década.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Corrían los meses del 2021 -periodo en que el mundo enfrentaba la crisis de la pandemia por el COVID-19- cuando Carmen Sánchez Campos, entonces de 39 años, sintió una pelotita en uno de sus senos. Al principio no le prestó mucha atención, pues tenía un historial de quistes que nunca resultaron en algo negativo. Pero, la pelotita creció y se sumaron otros síntomas, como migrañas persistentes, lo que la motivó a acudir a su ginecólogo para salir de dudas.
La respuesta a sus inquietudes llegó para febrero de 2022 cuando un radiólogo identificó -a través de una sono y mamografía- que había un quiste en el ducto mamario, por lo que quisieron corroborar con un nuevo análisis.
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“Fui un lunes y miércoles ya estaban los resultados nuevos y me dijeron: ‘hay algo y tiene 95% de probabilidad de que sea cáncer’. Eso fue bien chocante para mí. Me preguntaba: ¿pero, cómo ocurrió, si soy saludable, hago ejercicios, me alimento bien? Ese día lloré. Fue una tristeza profunda, porque uno siempre escucha sobre estas situaciones, pero nunca pensé que me iba a tocar. Además, pensaba mucho en mi hijo. Yo quería verlo graduarse de universidad y realizarse”, relató Carmen, a quien le angustiaba los efectos que el intruso en su cuerpo podía tener en su hijo Oswald y en su esposo Orlando González.
El cáncer de mama suele ser una enfermedad que ocurre en adultas mayores, sin embargo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que la incidencia en la población joven ha aumentado en la última década y, actualmente, un 9% de los cánceres de seno ocurren en mujeres menores de 45 años, como es el caso de Carmen. Esto significa que más de 25,000 mujeres menores de 45 años son diagnosticadas con cáncer de seno cada año en Estados Unidos, y Puerto Rico no es la excepción.
Carmen compartió con Primera Hora que tuvo que esperar un mes para conciliar una cita con su cirujana oncóloga Viviana Negrón, quien le explicó en detalles el proceso al que sería sometida. El historial de cáncer en la familia - con una abuela y dos tías paternas sobrevivientes de la enfermedad- fue determinante para decidir que la mejor opción era realizar una mastectomía bilateral con reconstrucción.
“Para ese tiempo teníamos un viaje planificado a Perú y no sabíamos si ir. Pero la doctora me dijo: ‘vayan y olvídate del cáncer por estos días y cuando regreses empezamos todo’. Y, realmente, fue un viaje reparador. Me olvidé de la teta y disfruté todo como me dijo la doctora. Creo que a partir de ese viaje empecé a tener una transformación espiritual”, narró.
Tras la cirugía, se sometió a un proceso de quimioterapias por seis meses en el Centro de Cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, donde se sintió apoyada desde el primer instante por su hematóloga oncóloga, Adelba Torres.
“Desde el guardia de seguridad hasta los médicos, todos me trataron con mucha sensibilidad y eso para mí fue importante, porque uno tiene miedo. Es un proceso fuerte en el que uno no sabe cuál será el desenlace. Pero, realmente, sentí ese calor humano del personal del hospital, de mi familia y de amistades”, subrayó agradecida.
Finalmente, las quimios culminaron en febrero de 2023 y los análisis posteriores que le han realizado han sido favorables.
“Tocamos la campana y gracias a Dios todos los laboratorios salen bien. Estoy en seguimiento cada tres meses con la oncóloga y a la cirujana la veo el próximo año, si todo sigue bien”, expresó Carmen.
La mujer ha encontrado en el kayakeo la terapia alterna perfecta. De hecho, en marzo el club de kayak al que pertenece hizo una remada para festejar su recuperación y en este mes de octubre, cuando se celebra la concienciación sobre la prevención del cáncer de seno, repetirán una dinámica similar. El evento se llevará a cabo el 14 de octubre en el área del Rompeolas en Aguadilla.
“Es mucho el aprendizaje. Empezando porque no importa la situación que veamos, por más feo que sea, si confiamos en el Señor todo obrará para bien. No hay que tener miedo, hay que confiar y tener fe. Además, es importante seguir las señales del cuerpo, realizarse el autoexamen y acudir al médico si notamos algo extraño”, aconsejó.
Hay que estar alerta
Son varios los factores que inciden en que una mujer menor a 45 años sea diagnosticada con cáncer de seno, un evento que, aunque no es común, ha aumentado en los últimos años y se ha convertido en un desafío para los profesionales de la salud.
¿Qué tan probable es el cáncer de mama en jóvenes?, preguntó Primera Hora a la hematóloga oncóloga Dalianie Nieves del Centro de Cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, donde recientemente se lanzó la campaña “Píntate por ellas”, la cual busca crear un movimiento de prevención instando a las personas, incluyendo figuras públicas, médicos, pacientes y público general, a pintarse las uñas de color rosa y compartirlo en sus redes sociales con el hashtag de la promoción.
“Siempre me gusta comenzar el tema destacando que el cáncer de seno es el más común de los cánceres en la mujer y eso es así en Puerto Rico, como en Estados Unidos. Y no solo es el más común, sino es el responsable de la mayor cantidad de muertes relacionados al cáncer de la mujer”, acotó la oncóloga.
Puntualizó que en términos de estadísticas no hay datos concretos y recientes de cuál es la incidencia entre mujeres de 15 a 44 años, aunque sí aclaró que ocurren 2,000 casos nuevos de cáncer anualmente. En cambio, datos del Registro Central de Cáncer de Puerto Rico señala que durante el periodo 2014-2018 el cáncer de mama representó el 28.9% de todos los cánceres en mujeres y el 18.9% de todas las muertes por cáncer en mujeres. Se estima que 1 de cada 9 mujeres que nazcan hoy en Puerto Rico podría ser diagnosticada con cáncer de mama durante su vida.
“Es común en mujeres más adultas que ya han pasado la menopausia, pero sí hay preocupación, porque hemos notado un aumento en la cantidad de casos de personas jóvenes, sobretodo personas menores de 40 años. Es probable que los próximos estudios epidemiológicos tengan un enfoque dirigido a esta población”.
¿Afecta con la misma severidad a la población joven?, se le inquirió.
“Es importante esa pregunta porque la comunidad científica está un poco alarmada porque las pacientes que son jóvenes tienen dos cosas que no veíamos: presentan desde el inicio una enfermedad en etapa avanzada en comparación con las postmenopáusicas y son subtipos de cáncer más agresivos”, sostuvo la doctora Nieves.
Agregó que este escenario se estudia frecuentemente entre los científicos y se han detectado varios factores de riesgos, incluyendo cambios de estilo de vida en comparación con generaciones pasadas.
“Por ejemplo, cada vez hay menos embarazos o muchas mujeres optan por tener hijos en edades más avanzadas. Se sabe que aquellas mujeres que tienen embarazos en edad más temprana, que han tenido múltiples hijos y han lactado tienen menos riesgo de desarrollar cáncer de seno”, explicó.
Sin embargo, existen también otros factores que no se pueden modificar, como los son las predisposiciones genéticas o la edad en la que una fémina tiene su primera menstruación o desarrolla la menopausia.
“Mientras más joven se recibe la menstruación o entre más tarde llega la menopausia se sabe que la exposición a las hormonas puede ser mayor y ahí puede haber mayor riesgo”, agregó quien ha visto pacientes con cáncer de seno “comenzando los 20 años”.
Una vez surge el diagnóstico, hay un desafío en torno al tratamiento, pues una paciente joven enfrenta otros factores sociales como, por ejemplo, que son parte de la fuerza laboral, tienen hijos y tienen a su cargo varias responsabilidades.
“Para muchas es un gran reto saber que su día a día cambiará por un tiempo. También surge dudas con las cirugías y muchas tienen la preocupación de saber si podrán conservar su fertilidad. Dependiendo la situación, la planificación es diferente y se toman medidas preventivas antes de comenzar el tratamiento. Son discusiones extensas y delicadas”, afirmó al mencionar que aquellas pacientes con interés de tener hijos son enviadas a evaluación con un médico especialista en fertilidad para ser orientada sobre las diversas alternativas que incluyen la preservación de óvulos.
Aunque no existe una prueba de detección aprobada para el cáncer de mama en mujeres jóvenes o menores de 40 años, la clave es conocer el cuerpo y familiarizarse con la apariencia normal de los senos.
“Es importante que las mujeres jóvenes no tengan miedo de tocarse o mirarse y estén conscientes sobre cómo hacer el cernimiento correcto. Tenemos pacientes que llegaron con un diagnóstico después de haber detectado algo en su rutina anual, pero tenemos casos donde se hizo el diagnóstico porque notaron cambios en el seno. Las guías recomiendan estudios de cernimiento con el autoexamen a partir de los 25 años. Observen sus senos y, ante cualquier cambio en tamaño, forma, textura en la piel, debe acudir al médico porque esas son señales de alerta. Y a partir de los 40 años debe hacerse un estudio anual, sobretodo mamografía. Hay algunos casos que, además de mamografía, se integra la tomosíntesis o MRI de seno, pero eso es una decisión que se toma basado en una evaluación médica”, subrayó la doctora Nieves al mencionar que hay casos “selectivos” de mujeres que se realizan los exámenes antes de los 40 años porque reúnen criterios de riesgo por historial familiar o genética detectada.