El COVID-19 causa retroceso para los derechos de las mujeres
Expertas coinciden en que la emergencia por el coronavirus atrasó una década los logros alcanzados.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Mayagüez. Los derechos adquiridos por la mujer trabajadora que, por años, ha librado intensas batallas para lograr un trato igualitario en los escenarios laborales, han retrocedido al menos 10 años a consecuencia de la pandemia del COVID-19.
La problemática se intensificó con el “lockdown” establecido por las autoridades gubernamentales a nivel mundial que obligó a la transformación de los hogares en centros de trabajo y de estudio, al establecerse la modalidad virtual, lo que aumentó el estrés y agotamiento físico de las madres trabajadoras.
El tema fue abordado ayer durante el foro titulado “El COVID-19 y el impacto de la mujer trabajadora”, realizado en el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (RUM) como preámbulo a la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el próximo 8 de marzo.
Allí se discutieron las distintas vertientes de la problemática que arrastra la mujer trabajadora en la Isla desde la óptica sindical, patronal y gubernamental, con la participación de Karen De León, vicepresidenta del Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores y Trabajadores y presidenta de la Unión PASO; Karla Rivera Rubio, abogada laboral y la licenciada Lersy Boria Vizcarrondo, procuradora de las mujeres.
De acuerdo con la líder sindical, “la fuerza laboral en Puerto Rico hace rato posee rostro femenino”.
“Bajo el panorama de la pandemia, las mujeres trabajadoras experimentamos cambios severos en nuestro entorno, tanto laboral como doméstico. Somos quienes principalmente sufrimos un aumento de las tareas que la sociedad patriarcal nos impone sin compensación económica. Las mujeres somos las grandes cuidadoras. Se espera de nosotras que cuidemos de los hijos, de los adultos mayores, de los menores y, de paso, que nos ocupemos del mantenimiento del hogar”, denunció.
Asimismo, explicó que, bajo estas condiciones, la carga de trabajo virtual o físico requiere el incremento de medidas de seguridad, lo que implicó que, durante la pandemia, fueron las féminas quienes se encargaron de ejecutar la logística de protección contra el coronavirus para toda la familia.
Sin embargo, a pesar del incremento en las tareas laborales que conllevó el cambio a la modalidad virtual, las féminas no son remuneradas de la misma manera que sus colegas varones. Aun realizando el mismo trabajo.
“Las mujeres somos mayoría en los trabajos de primera línea como enfermeras, técnicas de laboratorios, trabajos de cuidado en hogares para personas mayores y entre otros relacionados al campo de la salud. Claramente se refleja que, aún en tiempos de emergencia de salud pública como la pandemia, las mujeres continuamos sosteniendo una carga desproporcionada de todo el trabajo no compensado en el hogar y del cuidado de otras personas”, argumentó.
“En el caso de las madres trabajadoras con estudiantes en el hogar, el panorama es peor. Las escuelas cerradas (por pandemia o por malas decisiones gubernamentales) representan un verdadero caos para estas mujeres. A esto le añadimos la preocupación sobre los gastos económicos que ese andamiaje requiere como la compra de equipos electrónicos, capacidad de internet, materiales escolares, comida, entre otros. Muchas de nosotras dependemos de nuestros trabajos y la idea de renunciar solo se mantiene en una ilusión, lo que agrega mayor angustia al diario vivir”, lamentó.
Lo vive en carne propia
De hecho, en un ejemplo claro de las vicisitudes experimentadas por las profesionales que de repente, convirtieron su remanso de paz en oficina, la procuradora Lersy Boria señaló que la situación afectó a las féminas en todos los escenarios laborales, incluyéndola a ella pues dio a luz a su segundo retoño en medio de la pandemia, mientras continuaba con el trabajo remoto.
“Se supone que la gente diga que con la procuradora, pues no pasa eso. En una entrevista que tuve, cuando la terminé, me encerré en el baño y comencé a llorar desconsoladamente con mi niño de 10 años y con el bebé de tres meses, porque yo di a luz en plena pandemia y la gente decía que mi licencia de maternidad era vacaciones. ¡Qué irónico que con la procuradora de la mujer le digan: ‘Es que ella está de vacaciones’! Y yo, todos los días con mi maravilloso celular que hasta para bañarme lo tengo”, recordó.
“No tuve licencia de maternidad… tanto que defiendo la licencia de maternidad, pero en Puerto Rico la ciudadanía no entiende todavía que eso es un derecho que yo tengo, no son unas vacaciones. Me exigían las entrevistas y yo tenía un nene que no quería que se escuchara mientras me entrevistaban. Y me preguntaba por qué si ese es mi derecho, si yo di a luz, aunque no esté la licencia de maternidad, estamos con el COVID y empecé a hacer mis entrevistas con el nene brincando, desconcentrándome y con el otro conectándolo”, agregó.
Durante su alocución, Boria expuso que la pandemia del SARS-C0V-2 atrasó los avances que se habían logrado en cuanto a los derechos de la mujer trabajadora.
“Lamentablemente se ha identificado que a través de todo lo que ha conllevado la pandemia hemos retrocedido 10 años de lo que habíamos adelantado como mujeres en la fuerza laboral. Vimos que los servicios sanitarios cerraron, los colegios cerraron y las escuelas, nosotros estamos en el turismo y el servicio a hoteles y más, además de ser primera respuesta y al mismo tiempo también fueron cerrados. Nadie nos remunera por estar cocinando. Es algo que tenemos que enfrentar”, argumentó.
“No podemos quedarnos en no hacer. Ciertamente, tenemos que buscar la manera de adelantar todo esto que sí nos atrasó”, añadió durante el evento
organizado por el Centro de Investigación de Empresas (CIE) en colaboración con el Centro de Negocios y Desarrollo Económico (CNDE) y el capítulo estudiantil de la Sociedad de Gerencia de Recursos Humanos.
Asimismo, las medidas implementadas para frenar la pandemia también aumentaron los incidentes de violencia doméstica; situación que, según la procuradora, la movieron a desarrollar una guía para que los patronos orientaran a sus empleadas en caso de que fuesen agredidas por su pareja en el entorno del hogar.
“Cuando hubo el “lockdown” hubo un incremento de llamadas y hubo mucha preocupación con las licencias, cómo cuido a mis niños, mi patrono no darme acomodo razonable. Los patronos estaban creando de la nada de qué manera pueden continuar trabajando, pero al mismo tiempo no cerrar sus negocios, proteger y era una incertidumbre para todos. Los cuarteles y tribunales cerraron, había muchas órdenes de protección a punto de caducar. ¿Dónde me protejo? ¿Qué voy a hacer?”, sostuvo.
“Nosotros utilizamos como base lo que se implementa a nivel del lugar del trabajo, mientras se lleve a cabo el empleo remoto con el propósito de que sus empleados y empleadas conozcan de las posibles soluciones de ocurrir una situación de violencia doméstica. El patrono tiene el deber de enviar ese protocolo a sus empleados, tiene que ser mantenido bajo estricta confidencialidad porque nuestras víctimas de violencia doméstica muchas veces no confían en el patrono, no confían en los empleados, no confían en los procesos y lo primero que debemos hacer es la confidencialidad, que no salga por esa puerta y ya todo el mundo sepa lo que le está pasando a ella o a él”, aseguró.
Hay alternativas
De otra parte, la abogada laboral Karla Rivera Rubio, presentó alternativas para las féminas trabajadoras que requieran de licencias, acomodo de horario o reducción de horas a consecuencia de los cambios que trajo la pandemia.
“Hay una licencia de enfermedad que se puede utilizar ciertos días al año, así que si usted, su hijo o un pariente cercano se enferma, hay unos días que usted puede utilizar. Reconozco que si el nene no tiene clase porque hay clases virtuales porque la escuela lo decidió, esa licencia no está disponible. Sin embargo, si hay alguna sospecha de contagio, usted puede solicitarla en el área de trabajo y hay cinco días disponibles para familiares”, detalló.
“Adicional, en el 2020 se creó una licencia de emergencia, básicamente provee cinco días adicionales para los empleados que tengan una situación de salud relacionada a la pandemia. Si agotó sus días de enfermedad y de vacaciones, el patrono tiene que pagarle cinco días adicionales. Es para tener el periodo de aislamiento pago por la compañía”, agregó.
Otra de las licencias disponibles es la médico-familiar, de acuerdo con la experta en derecho laboral, que provee hasta 12 semanas sin paga “para aquellos empleados que tengan una situación de salud; cobija al empleado, al esposo, hijo o nieto”.
“Con la Reforma Laboral hubo algunos beneficios porque se aumentaron los derechos para las madres obreras en términos de lactancia y se creó una disposición de acomodos de horario y reducción de horas, incluso puede incluir el trabajo remoto. El patrono tiene una obligación porque una vez usted presenta esta solicitud debe contestarla en 20 días o reunirse para discutir el asunto para tomar una decisión y reconoce la obligación de los patronos de conceder esto”, destacó.
“Hay que darle prioridad a las mujeres y hombres que son jefes de familia. Si hay dos empleados que lo solicitan y uno de estos es madre soltera, tengo que dárselo a la madre soltera. Si está relacionado a una situación de salud tiene que darle acomodo razonable para hacer el trabajo desde la casa”, afirmó.
Finalmente, recomendó la desconexión digital cuando la empleada termina su jornada laboral “para que usted pueda dedicar tiempo a su familia y a su hogar”.