La pandemia por el COVID-19, que paralizó muchos sectores económicos en Puerto Rico desde marzo de 2020, ocasionó un aumento significativo en la demanda de los servicios que presta El Comedor de la Kennedy, que provee compras, almuerzos y meriendas para familias necesitadas.

“La pandemia nos ha quintuplicado los participantes. Ha sido increíble la necesidad después de la pandemia. Ha sido fuerte, porque es más la demanda que (los abastos) que tenemos en el comedor. Es una cosa casi ridícula, pero así es”, aseguró a Primera Hora el chef y fundador del comedor, Iván Clemente.

Es por esto que la organización hizo un llamado “urgente” solicitando ayuda ciudadana para aportar con abastos, como: arroz, habichuelas, pastas, papas majadas, vegetales, “corned beef”, salchichas, jamonilla, salmón, atún, pollo en lata, cereales, avena, batidas Ensure y Glucerna, harina de maíz, jugos y galletas dulces o saladas.

“Amigos y colaboradores que aman nuestra misión por los niños y ancianos gracias a los que han ido respondiendo trayendo al museo de la Kennedy su donativo o enviando por ATH Móvil o PayPal”, lee la publicación en Facebook.

También, puede colaborar monetariamente mediante ATH Móvil (en la sección de donar) o PayPal bajo el nombre /ElComedordelaKennedy.

Código QR para donar a El Comedor de la Kennedy.
Código QR para donar a El Comedor de la Kennedy. (Suministrada)

Al momento, la organización sin fines de lucro provee semanalmente cerca de 8,000 compras, 4,000 meriendas y 4,000 almuerzos para alimentar a un aproximado de 2,000 menores y 3,000 envejecientes en comunidades de municipios del área metropolitana. Previo al 2020, se entregaban menos de 3,000 compras y 1,500 meriendas a la semana.

“Antes de la pandemia repartíamos 2,000, 3,000 compras semanales. Ahora estamos en 8,000 compras semanales. Antes de la pandemia, repartíamos 1,500 meriendas al mes. Ahora en la pandemia repartimos 4,000 meriendas a la semana. Es una cosa ridícula. Yo estoy asombrado”, resaltó.

Al mismo tiempo de que la demanda se ha disparado, la ayuda- tanto presencial como económica- ha flaqueado.

En cuanto a personal, muchos voluntarios cesaron de prestar servicios por temor a contagiarse con el coronavirus. Mientras, las aportaciones de ayudas monetarias fluctúan al pasar de los meses.

Según la página web de la organización, las estadísticas reflejan que, de cada 10 niños en Puerto Rico, entre seis a ocho se acuestan sin ingerir alimento alguno. Es decir, el 58% de los menores de 18 años viven bajo extrema pobreza. Para miles de estos, su única comida es el almuerzo escolar.