Los personajes favoritos de Diego (10), Darell (6) y Luis Yander (9) no vuelan, no tienen traje de metal ni máscara misteriosa. Los personajes favoritos de estos tres niños son payasos, malabaristas, acróbatas. Tanto les gusta el espectáculo del Circo Nacional de Puerto Rico, que ahora son los artistas más jóvenes en escena.

Desde que en febrero pasado el Circo Nacional se presentó en la reinauguración del Parque Luis Muñoz Marín de San Juan, los hermanos Diego Negrón y Darell Tirado, así como Luis Yander Ramos han sido fieles asistentes de los talleres gratuitos que ofrecen allí cada sábado y domingo a partir de las 12:00 del mediodía. 

Su interés en las destrezas circenses es tal, que Arturo Gaskins Rosado, fundador de la institución, los invitó a tomar talleres adicionales los lunes y miércoles. Su progreso ha sido tan notable que los chicos forman parte del espectáculo gratuito que ofrece el Circo Nacional cada domingo a las 2:30 p.m. en el parque.

“Como empecé a ver el Circo, me dio la idea de ser parte del Circo cogiendo clases y eso, y ¡pues!, por eso soy parte. Lo más que me ha gustado es lo que hace Arturo en un aro”, dijo Luis Yander refiriéndose al espectáculo en el que su maestro gira de forma coreografiada en el interior de un aro gigante. Revela son amplia sonrisa que consiguieron un de su tamaño con el que practica. Pero tanto él como Darell y Diego ya son unos duros en el diábolo, una especie de yoyo formado por dos mitades cónicas que se manipula, se lanza y  recupera con un cordón.

Cientos de personas disfrutan cada domingo del espectáculo que preparan unos 20 artistas del Circo Nacional con ayuda de más una decena de técnicos. 

“Inicialmente iba a ser un fin de semana en el parque y hasta el sol de hoy seguimos aquí. La experiencia ha sido súper, muchas personas se nos han sumado para trabajar y han formado parte de nosotros. Siempre nos encontramos con una situación diferente. Percibo una buena vibra, un cariño muy especial”, describió el malabarista Xavier Claudio tras la presentación de ayer.

Había público de todas las edades, con o sin niños. Llegaron mostrando curiosidad y algo tímidos, pero tan pronto los payasos gritaron “¡Circoooo!” nadie estuvo a salvo de sus payasadas. Lo primero que hicieron fue mezclarse entre la gente  y poner a quien primero se le cruzara de frente a jugar, dinámica que se repitió varias veces durante la hora y pico de presentación. 

Por momentos, la concentración del público era tal que  el silencio en medio del parque era sorprendente. Piezas de ballet, de danza aérea, de mambo en monocleta sobre cuatro “voluntarios” del público acostados en el suelo alimentaban la expectación y la sorpresa. Todo el mundo participó, así fuera en los “tres segundos de estupidez” colectiva que hizo reír a todos. 

Los artistas no hablaban, se comunicaban mediante gestos y señas la inmensa mayoría del tiempo, lo que estimulaba la diversión. Según reveló Angelle Guzmán, “La Guardia”, hay familias que son fieles y los siguen. Recordó a una de Aibonito y al payaso jubilado que no se pierde una presentación, siempre acompañado por su esposa. Y es que el Circo Nacional lleva seis años itinerante.

“La idea empezó haciendo, y haciendo, haciendo, haciendo, se fue construyendo todo lo que conlleva hacer una empresa del circo. Estamos haciendo como 200 funciones al año”, estimó Gaskins Rosado.

Pero ellos quieren más. “Esperamos poder  viajar de pueblo en pueblo como se merece, con una carpa donde la gente pueda entrar y nosotros tenerle un mundo un poco más completo, crear un mundo un poco más a nuestra manera”, adelantó. 

La certeza de que debe hacerse realidad su sueño se la dan Diego, Darell  y Luis Yander, por eso estos tres artistas irán  a Estocolmo a seguir capacitándose. “En estos tiempos, ¿qué héroes tenemos? ¿Cómo podemos nosotros ver a un héroe como alguien cercano? Verlos a ellos decir: ‘Ah! Pa’Santa Clos pedí un vestuario como el tuyo para estar en el circo'. ¿Tu sabes? Da ganas de llorar… Es una dulzura bien honesta”, describe el maestro Gaskins Rosado.