Ejemplos de gratitud

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Sin pertenecer a grandes organizaciones ni contar con mucho dinero, personas que se sienten agradecidas de lo que tienen no dudan en ofrecer su tiempo y dinero para alimentar a los que no tienen la fortuna de contar con un techo decente y los medios para proveerse, al menos, un almuerzo para dar gracias.
Agradece con almuerzo
Aurelio Pérez es un hombre agradecido. Vive de un pequeño negocio de reciclaje de metales en Cantera y sus clientes son, muchas veces, los deambulantes de la zona. Por eso ayer les ofreció un almuerzo.
Hace tres años comenzó lo que para él ya es una obra. De su dinero compra la comida que reparte junto a su esposa y otros familiares. “Es una cosa familiar, un momento para compartir en Cantera", expresó mientras se acercaban residentes del área. Fernando Rivera, de 56 años, fue uno ellos.
“No soy deambulante pero no tengo trabajo ni na'. Vivo con mi familia pero en un cuarto atrás, como si estuviera solo”, manifestó mientras se saboreaba un plato de arroz, ensalada de coditos y el tradicional pavo.
También de Cantera, “de la esquina de por ahí”, llegó José Pizarro, un hombre de 59 años en silla de ruedas. No es cliente de Pérez, pero lo conoce y le agradece el gesto de un almuerzo de Acción de Gracias. “Hoy dondequiera que uno se mete hay comida”, manifestó el paciente de osteoporosis y diabetes, quien trabajó en el hipódromo y “limpiando patios”.
Aunque no tiene mucho, no le falta nada y ayer, mientras se empujaba en su silla, agradecía “todo lo poco que recibo”.
Al servicio de los demás
José Carlos París pasea en su bicicleta entre Quintana y Cantera. Ayer, así se transportó hasta el sector El Guano, donde se sentó a disfrutar el almuerzo de Acción de Gracias que había servido un grupo de los Caballeros de Colón.
Era tapicero, pero el trabajo se aflojó un poco y ahora come por ahí, “a veces en Río Piedras”.
Como él, decenas se acercaron a la carpa instalada en un pequeño lote de la avenida Barbosa.
Frank Gergovich, uno de los que organizó el almuerzo, explicó que escogieron esa zona porque tiene una población de deambulantes grande y su intención es atenderlos.
“Comenzamos con una cena, pero el horario no era el mejor. Ahora les servimos como a las diez”, dijo mientras Ramón Rivera, un deambulante de 61 años, comía sentado en una escalera.
Preparada por los miembros de la organización, la comida incluía pavo, arroz, ensalada y postre. Para quien lo quisiera, también había “consejitos y eso”.
Aunque no le negaron la comida a nadie, reconocieron que no sólo los más necesitados se acercaban.
“La prioridad es el necesitado”, insistió Gergovich, quien mencionó que alguno que otro viene con un celular.
Una promesa cumplida
La vida del policía municipal Giovanni Torres se vio en peligro cuando, en octubre de 2008, una conductora se lo llevó enredado en una goma.
Para agradecer que sobrevivió el joven de 30 años prometió ofrecer un almuerzo el Día de Acción de Gracias. Y lo cumplió.
Ayer, frente al negocio de su familia en Cantera, ofrecía la comida que preparó su madre y que compró con el bono navideño.
“Es para los clientes y para usuarios (de drogas), para todo el que quiera”, afirmó Lydia García, madre de Giovanni y quien se levantó temprano para preparar el almuerzo del que también ella comería.
Acostumbrada a agradecerle las bendiciones al Divino Niño, la familia que ayer servía los platos de arroz, pavo y budín también organiza una fiesta de Reyes en el residencial Las Margaritas, donde viven.
Este año la crisis económica no les ha permitido reunir suficiente dinero para la compra de los juguetes y decidieron cancelarla.
“Tengo una nieta que nació prematura y le hicimos la promesa al Diviño Niño. Ya la nena tiene 13 años”, aseguró.
Aunque no harán la fiesta de Reyes, el almuerzo de Acción de Gracias les dio la oportunidad de mostrar agradecimiento al compartir un poco de lo que tienen.