“Yo quería ser astronauta”: secretaria del DTOP será exaltada en NASA
Este viernes, Eileen Vélez Vega será la primera boricua en sumarse al Salón de la Fama del Space Camp.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Ella ha desarrollado una carrera en el campo de la ingeniería, y aunque su mira estaba puesta en el campo aeroespacial, Eileen Vélez Vega no renuncia a su sueño de convertirse en astronauta.
Pero mientras aguarda por ese momento, la secretaria del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) sumará a su lista de logros profesionales haber sido la primera puertorriqueña en ser elegida para entrar al Salón de la Fama del Space Camp (Campamento Espacial). La ceremonia tendrá lugar hoy, viernes, en la sede de ese programa educativo de la NASA, en Huntsville, Alabama.
Este reconocimiento, aseguró Vélez Vega, la tomó por sorpresa, pues no esperaba que una participación que tuvo en el campamento hace casi tres décadas, cuando era estudiante de escuela superior en los campos de su natal Sabana Grande, terminaría colocándola como la primera boricua que se une al selecto grupo de personalidades que integran ese salón.
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La secretaria explicó que, aunque como secretaria del DTOP la gente suele asociarla más con asuntos relacionados a carreteras, su educación “es ingeniería civil, en el área de transportación, pero mi concentración es aviación”.
Todavía más, antes de entrar a su trabajo actual en el gobierno, por 18 años laboró en el área de aviación, primero con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, en Misisipi, en el área de investigación para pavimentos de aeropuertos militares, y luego con la compañía privada Kimley-Horn, donde “90% de mi trabajo era diseño de pistas de aeropuertos, de infraestructura de aeropuertos, mayormente pavimentos de alto peso, alta carga”, aunque también trabajó con carreteras y puentes, desarrollo urbano, centros comerciales y otros.
Y, precisamente, su paso por el Space Camp, que “es un programa que educa a los jóvenes, a los estudiantes sobre las carreras de los astronautas, las carreras en la NASA, todo lo que es aeroespacial”, fue una inspiración importante para esa formación como ingeniera con concentración en aviación.
“Yo fui a Space Camp en 1996, cuando estaba en 10mo grado, en una escuela pública de Sabana Grande. Siempre estaba en campamentos de ciencia y matemática cuando era pequeña, y me interesaba Space Camp, porque yo quería ser astronauta”, recordó sobre aquella aventura de una semana que, en aquel entonces, se celebraba en Cabo Cañaveral, en Florida.
Años después, mientras estudiaba en la universidad, tuvo otra interacción con la NASA como estudiante de ingeniería de investigación y colaboradora.
Y este año, “una compañera, que está trabajando en la NASA, que es boricua, me nominó para que entrara al Salón de la Fama de Space Camp”.
“Y para mi sorpresa, en febrero me llamaron y me dijeron que había sido escogida para la clase del 2024 del Salón de la Fama y que iba a ser exaltada. Soy la primera puertorriqueña, nunca ha habido un puertorriqueño que entre al Salón de la Fama de Space Camp, así que yo bien orgullosa. Jamás pensé que lo que hice hace 28 años como estudiante de 10mo grado iba a rendir esos frutos hoy día”, afirmó Vélez Vega, con evidente emoción.
Logro compartido
Agregó que esa felicidad se extiende también a sus padres, en buena medida porque, para lograr participar de aquel campamento, requirió que hicieran grandes sacrificios, ya que no eran una familia con muchos recursos y el campamento costaba “mil y pico de dólares, en aquel momento”.
“Mis papás -Sergio Vélez y Eileen Vega- no tenían mucho dinero. Mi mamá era maestra, mi papá representante de ventas, y eso era mucho dinero en aquella época. Pues yo hice mucha recaudación de fondos, vendí un montón de chocolates, pancitos, bizcochos. Mi mamá y mi papá vendían bacalaítos en un quiosco en el Festival del Petate de Sabana Grande. Fue un sacrificio económico para mi familia, pero también yo aporté, trabajé fuerte para poder llegar a ese campamento. Y pienso ahora, 28 años después, que valió la pena aquellas actividades de recaudación de fondos y los sacrificios que hicieron mami y papi para que yo llegara a ese campamento. Ellos están bien orgullosos de mí”, aseveró.
Su mamá también jugó un papel esencial en impulsar a Vélez Vega a la ruta de la aviación, pues, además de inspirarla como su maestra de inglés y ciencia de cuarto a sexto grado en aquel “campito” en Sabana Grande, ella “quería ser azafata cuando era joven, pero por los recursos económicos no pudo. Y siempre me inculcó el amor por el viajar y los aeropuertos. Desde chiquita, mami me hablaba de esos sueños que ella tenía, y yo creo que eso creó los primeros amores míos de la aviación y los aeropuertos. Y mami siempre dice, ‘yo he vivido mis sueños a través de ti, tú lograste lo que yo quería hacer’”.
Por otro lado, Vélez Vega expandía su interés escribiendo por correo a la NASA, pues para entonces “no había internet”, y recibiendo de vuelta posters, información de las misiones de la NASA, fotos de astronautas, de telescopios, los planetas, “y eso estaba en las paredes de mi cuarto”.
Y podría decirse que, siguiendo ese ejemplo familiar, la propia hija de la titular del DTOP, que es el milagro de otra asombrosa historia de supervivencia al cáncer de la que Vélez Vega ha sido protagonista, se acogió al consejo de su mamá, y participó del Space Camp en la edición del año pasado. A pesar de la experiencia, todo parece indicar que la joven no va a inclinarse por la ingeniería, pues según comentó la secretaria, aunque sí le gustan las ciencias y las matemáticas, “dice que va a ser arquitecta o veterinaria”.
“Yo le decía, tienes que ir cuando pueda ir tu escuela, porque esto es una experiencia que va a cambiar tu vida. Que por lo menos lo hizo conmigo, y mira donde estoy hoy”.
De hecho, fue Vélez Vega quien se acercó a la escuela de su hija para hacer “una propuesta bien chévere” para que pudieran participar del Space Camp, y “la mayoría de los nenes de sexto grado fueron y participaron”.
“Yo me voy a encargar que ella tenga las mismas oportunidades y muchas más de las que yo tuve”, dijo resuelta. “Yo le voy a dar todas las oportunidades, y que ella escoja lo que le guste. Qué sea lo que ella quiera”.
Aseguró que, con las muchas oportunidades que se abren hoy día, “los niños pueden soñar. El cielo ya no es el límite. No hay límites para los niños que tienen ese apoyo de atreverse a soñar y de atreverse a hacer las cosas sin tener miedo de que yo soy pobre, o estoy en una escuela pequeña, o no me lo puedo imaginar porque no voy a llegar. Creo que eso es bien importante, que veamos la posibilidad de los niños y si, tú quieres hacer esto, pues dale”.
Orgullo de mujer
Por otro lado, luego de ser pionera como la primera mujer en dirigir el DTOP, la secretaria reconoce la relevancia y responsabilidad que tiene abrir esta otra puerta como primera persona de Puerto Rico que entra a tan prestigioso salón.
“Considero que, igual que fui la primera mujer en (dirigir) DTOP, voy a ser la primera, pero no voy a ser la última. Y muchas niñas… porque voy a muchas presentaciones a niños y jóvenes, y les presento las cosas que he hecho en mi carrera desde joven hasta ahora, y Space Camp es algo que siempre les hablo de mis comienzos, y les exhorto a escoger estas cosas, ponerlas en su resumé, usarlas cuando estés solicitando, porque esto abre otras puertas”, comentó, agregando que espera poder continuar sirviendo de inspiración para jóvenes, y en particular cambiar estereotipos que existen sobre las latinas en la ingeniería.
De hecho, no quiso dejar pasar la oportunidad para resaltar la importancia de promover la integración de más niñas latinas al estudio de ingeniería, “porque no hay suficientes. Las latinas somos 2% a 3% de la industria, de STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Hace mucha falta todavía que sigamos promoviendo y educando a las niñas en lo que es ingeniería y que se interesen por eso porque todavía hay muchos estereotipos que romper”.
Sin embargo, aseguró sentir “una satisfacción tremenda” por ver que ha podido servir de modelo y ofrecer charlas que están inspirando a muchas niñas, decenas de las cuales ya están estudiando en universidades.
¿Y qué pasó con aquella aspiración de la adolescencia de ser astronauta?
“Pues, todavía no me quito. Porque hay gente que ha ido al espacio a los 80 años, y eso es posible entonces. Así que vamos a ver, no me quito todavía la idea de algún día ser astronauta”, aseguró.
Todavía más, sostuvo que, en la más reciente convocatoria de trabajos federales que se abrió para poder solicitar para astronauta, “no solicité porque se me pasó la fecha. Pero la próxima vez que abran esas convocatorias para astronauta yo aplicaré, y seguiré aplicando. Seguiré solicitando a ver si ese sueño también se me cumple”.