Don Reinaldo quiere que lo velen en la Hacienda Mis Sueños
El fundador de este espacio en Hatillo, que invita a dar un viaje al Puerto Rico antiguo, tiene hasta su féretro listo en el emblemático lugar.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
PUBLICIDAD
HATILLO. Le dicen el “muerto viviente”. Un ataúd de madera hecho a la medida de don Reinaldo Espinosa, donde fielmente –una vez al mes– se acuesta a descansar por un periodo de 30 minutos, es parte de los atractivos que agrupó, junto a su esposa Antonia Vélez, en la Hacienda Mis Sueños, un sencillo lugar que acoge artículos costumbristas de los siglos XIX y XX para recordar la vida del Puerto Rico antiguo y que han conservado durante 45 años.
El lugar es el sueño de don Reinaldo que, desde joven, se propuso recrear los mejores tiempos de su vida que, aún con carencias y pobrezas, los vivió feliz, según aseguró el hombre de 75 años.
“Teníamos muchas cosas y él tuvo un sueño. Lo que queríamos hacer era una cosa pequeña. Hicimos un croquis de lo que queríamos hacer. Ahí venían las vacas a comer a esa esquina. Cuando comenzó a hacerse (la Hacienda) empezamos a acomodar cosas, ahí entonces fue que mucha gente vino a ver cómo quedo la casa y decidimos inscribirla como Hacienda Mis Sueños”, explicó Antonia, de 79 años, sobre el espacio ubicado en el barrio Bayaney.
Una de las peculiaridades del lugar, que ha llamado la atención de muchos curiosos, es el ataúd que don Reinaldo mandó a preparar para “disfrutármelo en vida. De muerto, yo no voy a saber lo que se siente descansar ahí dentro; así que me lo disfruto en vida”, dijo.
De hecho, el septuagenario destacó que, cuando llegue el día de su muerte, quiere que lo velen en la Hacienda en ese mismo cajón y que luego “me lleven pa’l cementerio”.
En tanto, la casa fue construida en el 1999 y cuenta con tres habitaciones, un baño, sala, comedor, cocina equipada con artículos de las épocas, balcón a vuelta redonda y un espacio que recrea el colmado de la comunidad.
“La casa cuenta con 7,500 ladrillos de los españoles y 24 tipos de madera de Puerto Rico; está cogida con tornillos. Tengo animales disecados, chupacabras, venados, sellos de cartas, trompos, pistolas fulminantes, potes de leche, carritos de niños. El primer celular que salió pequeño; el pito de la central del barrio Bayaney que trabaja con vapor, donde guardaban oro antes, una pesa romana, cámaras… Esta es la campana de un barco, la mandé a hacer. La casa tiene los ‘switches’ de antes, libros escolares, planchas, secadora de pelo, muñeca de trapo, máquinas de recortar, máquinas registradoras, neveras, estufas, tocadiscos, sartenes del 1891 en acero sólido y mucho más”, desglosó el hombre mientras mostraba un vehículo del 1929 que ocupa el garaje de la Hacienda.
De hecho, en una de las paredes de este garaje se observan las cabezas disecadas de algunos animales y los nombres de personalidades que han visitado la Hacienda.
“Desde hace muchos años estamos recibiendo personas; y ahora, después de esto de la pandemia es que estamos retomando las visitas. Aquí han venido de todas partes de la isla y de Estados Unidos, Venezuela, del programa Al rojo vivo. La película 200 Cartas se grabó aquí”, dijo Antonia.
“Ha venido gente y salen llorando, porque se transportan a su época y se recuerdan de muchas cosas. Hay gente que se ponen a llorar porque la casa les trae recuerdos de su niñez. Vienen y nos dan las gracias por compartir con ellos lo que tenemos. Me siento feliz. Yo quería compartir con la gente. Ese era mi sueño, esto mismo, compartir mis recuerdos con los demás”, reiteró don Reinaldo.
Ya en las afueras de la casa, el septuagenario construyó un área para asar lechón y otra para cocinar al carbón. “También los llevo a que vean los animales, ahí hay pavos reales, venados, vacas, pollos; tengo huevos; sembrado tengo plátanos, mapén (pana, panapén) y aguacates”, dijo el hombre que, personalmente, acompaña a los viajeros en un recorrido completo de memorias que ejemplifican la vida campestre.
La acogida a la Hacienda ha sido tan buena que don Reinaldo construyó un salón en madera donde se han celebrado todo tipo de actividades sociales. “Aquí han hecho cumpleaños, bodas, quinceañeros. Han hecho fotos para los matrimonios, han venido los niños en excursiones de la escuela; y ahora vamos a volver con los juegos de dominó que los hacíamos aquí, pero por la pandemia lo dejamos”, manifestó el hombre que, evidentemente, disfruta de su vida en el campo.
La Hacienda Mis Sueños, localizada en el Camino Hoya Caña del barrio Bayaney, recibe público sábado y domingo, en horarios de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, puede llamar al (787) 201-3031 o acceder a https://www.facebook.com/haciendamissuenos.