Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Quebradillas.- Con martillo en mano, José Morales trabajaba arduamente en la limpieza de lo que una vez fue un salón de actividades en el Restaurante Histórico Puente Blanco con una vista hermosa al Océano Atlántico.
Morales es el propietario del establecimiento en los últimos 22 años y ayer lamentaba los daños ocasionados a la planta física por el paso del huracán María hace poco más de una semana. Dicho salón de madera y de zinc – aledaño al espacio principal del restaurante- fue completamente destruido por los fuertes vientos de este evento atmosférico.
“El huracán me rompió todo. Aquí tengo más de $80,000 en pérdidas. Me liquidó”, confesó Morales mientras contemplaba con agonía la estructura. “Dan ganas de llorar”.
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El salón principal del negocio también sufrió serios daños, ya que las ventanas de cristal explotaron y el mismo quedó inundado. Morales dijo que la planta eléctrica se dañó y señaló que perdió toda la mercancía en las neveras. “Todo se dañó; carnes y mariscos. No tengo nada”.
Morales no tiene ni idea de cuándo podrá reanudar operaciones en el restaurante. “Todo va a depender de cuando se restablezca el agua y la luz. Voy a tratar de habilitar una de las áreas menos afectadas. Aquí, hay mucho en juego. Podría perder mucho dinero”, manifestó Morales.
El pueblo de Quebradillas fue azotado con fuerza por el huracán María. En la misma ubicación de Puente Blanco en el barrio Terranova, otros cuatro restaurantes, especializados en pescados y mariscos, también sufrieron daños en la estructura física.
Otro de ellos fue el Restaurante La Quebrada al perder un área del techo. Una persona recogía ayer algunas planchas de zinc, al tiempo que la cocina operaba parcialmente con una planta eléctrica.
¿Para qué cocinaban en horas de la mañana?
El establecimiento tratará de reinventarse en este momento de crisis, según dijo Zenaida Gandía, hija de los propietarios del mismo.
“Al menos hemos conseguido diésel y tenemos las neveras funcionando con mercancía. Hemos abierto, pero ha sido bien poco lo vendido. Una persona nos sugirió salir a la calle, especialmente a las filas en los puestos de gasoline, y vender empanadillas y almuerzos. Y hoy (ayer) es lo que vamos a hacer. Estamos preparando arroz con pollo. Vamos a preparar como 30 órdenes para ver cómo se mueve. Hay que pagar préstamos y otras responsabilidades”, compartió ayer Zenaida.
En un recorrido por la misma carretera, este medio también observó que la terraza del tradicional restaurante La Llave del Mar quedó destruida completamente. “De la terraza no quedó nada”, dijo el vecino del negocio, Martín Reillo. “El dueño está bien afectado. Necesita mucho trabajo para reconstruir”.