Desgarradora realidad en la que vive Don Ismael
El anciano, que pasa sus días en una casa sin servicios esenciales, es ayudado por vecinos, pero necesita más.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Moca. Don Ismael Márquez Torres vive solo en una residencia que está en condiciones deplorables, ubicada en el barrio Voladora, sector Las Parcelas, de este municipio.
La estructura no tiene luz, ni agua. Tampoco ventanas, y la poca seguridad que posee es media puerta amarrada a una plancha de zinc, un alambre y dos perros (Cameo y Scout) que siempre lo acompañan.
“Cano”, como lo conocen en el barrio, vive en condiciones infrahumanas, come de lo que la gente le da y, al parecer, padece de sus facultades mentales. Apenas recuerda datos básicos, como su nombre completo, la edad que tiene o cuántos años lleva viviendo en esa residencia.
Necesita ayuda urgente.
“Yo veía a don Cano por ahí caminar, pero jamás imaginé que vivía aquí. Pensaba que tenía su casita en las parcelas y que se pasaba por esta área”, comentó Idelisa Avilés, quien junto a su vecina, Raquel González y otros residentes de la zona, han intentado ayudarlo.
“Es algo que me perturba y no lo logro asimilar, porque él tiene familia. Por lo que entiendo, tiene un hermano que es el tutor”, agregó Avilés, quien es maestra en una escuela de Moca.
Ismael dice que tiene “como 60 años” y vive en esa residencia “hace un paquete de años”. La casa pertenecía a sus padres, pero al morir, se quedó solo en el lugar. Aunque no precisa el número, sí recuerda que tiene otros hermanos.
“Mi hermano es el que recibe mi seguro social y está supuesto a traerme comida aquí todos los días… pero yo no quiero hacer daño a nadie”, comentó con resignación.
La residencia en la que vive no tiene ventanas ni puertas, porque se las han robado. Incluso, la poca ropa que tiene y que ha sido donada por los vecinos, también ha desaparecido poco a poco. Sin luz y sin agua, hace sus necesidades fisiológicas dentro y en los alrededores del hogar, que está lleno de basura e impregnado de mal olor.
Para dormir, tiene un colchón destruido, rodeado de envases vacíos de comida, refrescos y postres. En la sala, un puñado de ropa yace en una esquina, donde probablemente duermen sus mascotas y en la sala, el único mueble es un sofá, que también le fue donado
“Yo estoy lo más bien. Soy feliz aquí. Como todos los días y bebo hasta ron”, aseguró Ismael, con una sonrisa que se asoma tímida entre su desaliñada barba canosa.
A pesar de que la memoria parece fallarle con frecuencia, sí recuerda que pasó el huracán María en esa casa que le proporcionaba casi ninguna seguridad.
“El temporal era bastante fuerte y salí corriendo. Me fui pal parque”, comentó al referirse a una instalación de béisbol que ubica al lado de la estructura.
Se pasa el día frente a su casa o caminando por el barrio. Sus vecinos lo describen como una persona tranquila.
“Él baja todos los días a un colmado que hay aquí cerca, el colmado Aponte, y allí la gente le compra cosas o de la tienda le dan pan o un bacalaíto con un café. Yo no puedo dejarlo sin comer y siempre cruzo la calle para darle algo de comida. Y hay otros vecinos que también le dan sus cositas”, comentó la vecina Raquel, quien lamentó que sean tan pocos los vecinos que ayuden a Ismael.
“Hay gente que le tienen miedo a estas cosas. Sabiendo el problema, uno ve a algunas personas en la comunidad como si aceptaran que él tiene que vivir así. Me dicen: ‘Pero él come todos los días’, como si con eso fuera suficiente”, se lamentó.
Urgen manos amigas
Tanto Idelisa como Raquel coinciden en que don Ismael necesita la intervención de las autoridades para que reciba la atención necesaria.
“Entiendo que necesita estar en un hogar donde pueda ser evaluado y atendido. Sí, sabemos que, hace como un año, estuvo mal de salud y fue hospitalizado. No sabemos de qué, porque él no le recuerda bien, pero ahora mismo no está recibiendo ningún tratamiento”, comentó Idelisa.
“Tengo entendido que, en esa ocasión, su hermano se lo llevó un par de meses, pero aquí está otra vez”, añadió.
Sostuvo, además, que personal del Departamento de la Familia de la región de Aguadilla visitó el lugar y “dijeron que llevaban años atendiendo ese caso”. Sin embargo, no ha habido un desenlace favorable para el necesitado.
Primera Hora se comunicó con una oficial del Departamento de la Familia, Nancy Martínez, quien fue identificada como la persona que había intervenido en el caso, pero la funcionaria no quiso hacer expresiones y refirió las preguntas a uno de los supervisores de la región de Aguadilla, Ernesto Tabares.
“No estoy autorizado para darle alguna información”, comentó Tabares al ser abordado también por este medio, al tiempo que se comprometió a comunicarle a la directora regional, Lynette Molinari, sobre la petición de información.
Mientras, los vecinos de don Miguel esperan que llegue la ayuda pronto para que pueda recibir la atención necesaria.
“Yo no puedo entender cómo la gente ve esto como algo normal. ¿Esto es vida? ¡No!”, sentenció Idelisa.
Si desea ayudar a don Ismael, puede llamar a Idelisa al 787-546-6753.