“Desde ese primer día, nos dijo mamá y papá”
Ejemplar pareja de Humacao abre sus puertas para adoptar a dos niñas, una de las cuales nació cuadripléjica.
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Humacao. “Gracias por todo. Tú eres la mejor y campeona. Con cariño y amor, tu hija hermosa Sheryl” y “Yo te quiero con mi corazón, papá”.
De la nevera del matrimonio humacaeño compuesto por Frank Viera y Nayda Espinoza, cuelgan varios papeles, repletos de corazones rojos, sujetados con imanes coloridos, con mensajes así, como el espejo de un amor puro, sincero y de agradecimiento.
Las autoras de estos mensajes son Sheryl y Alana, quienes se han convertido en hermanas cuando Frank y Nayda les abrieron sus brazos y corazones para adoptarlas como sus hijas.
La pareja, desde que se conoció hace 20 años, estaba clara de que, un día, le daría un hogar a algún niño, o niña, carente de uno. Es por eso que, en 2022, cuando se les presentó la oportunidad de ser los padres adoptivos de las menores que hoy día tienen 12 años, las aceptaron sin titubeos como sus hijas.
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“Antes de casarnos, siempre habíamos pensado cuál sería la posibilidad de adoptar un niño, que tuviéramos nuestros niños propios y siempre tuvimos ese anhelo”, relató Frank con voz tranquila, sentado en la sala de su casa entre sus dos hijas y ante un árbol de Navidad preñado de ornamentos rojos, vedes y negros.
“Después de haber pasado los años, no hemos podido tener nuestros propios hijos, pero siempre tuve ese anhelo de adoptar y me llegó la oportunidad de abrir un hogar terapéutico”, continuó.
Siempre pensé en eso, de adoptar. Cuando (éramos) novios, siempre lo hablamos. Siempre estuvimos dialogándolo y se dio y estuvo ese deseo siempre”, coincidió Nayda.
“Son comprensivos, siempre nos ayudan”, manifestó Sheryl.
“Es un buen padre. Me dice las cosas correctas, dice la verdad, me ayuda con las cosas”, comentó Alana de Frank.
“¿Quién va a ser mi mamá?”
El Departamento de la Familia asumió custodia de Sheryl cuando era recién nacida. Fue institucionalizada en el Hospital del Niño, en San Juan, pues nació cuadripléjica. La niña vivió toda su vida en el centro hospitalario hasta los 9 años.
Empero, bastó con llegar hasta la casa de Frank y Nayda para que exclamara, desde el automóvil, “¿quién va a ser mi mamá?”. A esa pregunta, Nayda le aseguró su respuesta: sería ella desde ese día y para siempre.
“Ella llegó, la trajeron en una guagua y la estacionaron aquí y ella, desde adentro, y ella empezó: ‘¿quién va a ser mi mamá?’”, recordó Nayda con una sonrisa pintada en su rostro.
“No todos los niños nos dicen mamá o papá en los hogares a los cuidadores, pero ella, desde ese primer día, nos dijo mamá y papá. Ese fue ese clic que hicimos”, agregó.
Las limitaciones físicas que enfrenta Sheryl no detuvo, de manera alguna, el deseo del matrimonio en adoptarla. Por lo contrario, inmediatamente se acoplaron a sus necesidades, siendo quienes tomaron las riendas en asegurarse de que acudiera a sus citas médicas, en el pueblo que fuera. Nayda la acompaña a la escuela Leoncio Meléndez, en Las Piedras, donde se destaca en la ciencia y donde fue matriculada por contar con las facilidades apropiadas para su condición.
“Sheryl fue la primera chica que llegó aquí a mi hogar”, añadió Frank. “Cuando a mi esposa le dijeron que, si aceptaba una niña con incapacidades, ella me miró, nos miramos, y yo (dije) ‘claro, ¿por qué no?’ Hay que darles la oportunidad a todos, porque lo que queremos es brindarles ese amor y comprensión a los niños que necesitan y así llegó Sheryl a nuestra casa sin nosotros saber cómo iba a funcionar, cómo iba a ser. Asumimos ese reto y ha sido una bendición. Hemos aprendido”, aseguró el padre.
“Ella fue un reto, por todas sus condiciones de salud que no sabíamos cómo bregar el día a día, cómo iba a ser. Gracias a los médicos, nos explicaron más el grupo al que pertenecemos… nos ayudaron (al igual que) las enfermeras”, admitió Nayda.
“Ella es muy buena, ella es muy aplicada en las cosas de la escuela, ella estaba en la escuela en salón contenido, pasó a regular. Ha ido mejorando académicamente. Ella es alegre, es sociable, ella donde quiera que llega se deja sentir”, dijo.
Hoy día, de su rostro imana felicidad. Dice tener dos cumpleaños: el 14 de febrero, día que la adoptaron, y el 24 de febrero, día que nació. La niña, con una cabellera rizada azabache recogido en moñitos y quien luce espejuelos púrpuras, se caracteriza por una personalidad jovial y sociable y es instada por sus padres adoptivos a no “tener límites”.
“Quiero quedarme aquí”
Coqueta, con sus manos adornadas de sortijas y pulseras y una melena de rizos negro oscuro, Alana también ha encontrado en Sheryl una hermana y en Frank y Nayda unos padres “muy buenos”.
Su vida antes de conocer al matrimonio, sin embargo, no era así. Tras agotar los recursos familiares para su cuido durante los primos nueve años de su vida, se inició un plan de adopción para ella. Fue en marzo de 2022, tan solo dos meses desde que Sheryl llegó a la casa de la pareja, Alana también fue recibida.
“Cuando ella llegó, ella nos decía tío y tití. Entonces, le preguntaba a Sheryl cuándo empezó a decirnos papá y mamá; y (Sheryl) le dijo ‘siempre, desde el primer día’ que llegó. Yo creo que al mes (Alana) empezó a decirnos papá y mamá”, rememoró Frank.
La joven resistió, por un tiempo, la nueva dinámica familiar. No quería ser adoptada. Eso, paulatinamente, evolucionó, ya que se fue acoplando a la vida en familia, enamorándose del núcleo, fortalecido de una rutina saludable y alimentado de valores cristianos. Al momento, su adopción está en proceso.
“Alana fue un reto en adaptarse, porque ella viene de unas situaciones que tuvo en su hogar. Me decía que ella no iba a durar aquí un año, que iba a irse de aquí, como fuera, ella se iba a ir. Y, creo que, a los siete meses, me empezó a decir ‘de aquí yo no me voy hasta que cumpla los 20 años. No quiero que nadie me adopte, pero me voy a quedar aquí’. Llegó el momento que se habló de adopción, abrió los ojos bien grandes y dijo ‘yo quiero quedarme aquí, yo quiero que ellos me adopten’ y, pues, empezamos las gestiones para adoptarla”, contó.
De inmediato, su conducta cambió.
“Ella ha mejorado un montón, subió sus notas; mejoró académicamente, ella no estudiaba, no quería estudiar, no quería escribir, y eso fue un cambio. Hizo un cambio cuando nos aceptó, aceptó la familia, aceptó todo, ella mejoró un montón”, confesó Nayda.
Como todas las hermanas, Sheryl y Alana podrían estar en desacuerdo en algunos momentos. Pero, entre ambas, han creado un vínculo inseparable. A Sheryl le fascina cantar, sobre todo temas cristianos. Alana, por su parte, puede que la acompañe de vez en cuando, pero más le fascinan las matemáticas y la gastronomía asiática, como el sushi, las sopas y los “egg rolls”. Por eso, su zona preferida de la casa es la cocina.
En la iglesia, lugar donde acuden varias veces en semana, Sheryl saluda a todos los feligreses. Su padre consideró que ya “tiene una oficina” en el templo, por cuanto al terminar el culto, se “estaciona” en una esquina donde todos “hacen fila” para hablar con ella. Mientras, Alana hace lo propio y “corre por toda la iglesia” a “saludar a todo el mundo”.
“La iglesia a la que pertenecemos, las personas que nos rodean, nos han ayudado, las han recibido con amor. Somos una familia”, recalcó Frank.
Un día en la casa Viera Espinoza
El día comienza temprano para la familia. Frank se encarga del desayuno, mientras que Nayda de ayudar a Sheryl a prepararse para la escuela.
Se encaminan a la escuela, donde Alana también está en el mismo salón que Sheryl y Nayda. Para el mediodía, Frank le entrega el almuerzo al trío.
La tarde es de estudios. Los domingos, así como los jueves y viernes por las noches, asisten a la iglesia. Los domingos suelen ser familiares, ya que salen a divertirse y turistear por la Isla.
Sobre entretenimientos, las niñas disfrutan de series y juegos electrónicos, algunas de las cosas que también desean ver debajo del árbol esta Navidad. ¿Habrá llegado alguno?
Instan a la adopción
El Departamento de la Familia informó que, en Puerto Rico, hay 140 menores liberados de patria potestad esperando por un hogar permanente.
Es por esto que, tanto Frank como Nayda, exhortaron a la población a que consideraran abrir sus hogares para adoptar, ya que aseguraron sería una “buena opción” y un gesto cargado de amor”.
“Fue algo bueno y rápido”, afirmaron sobre el proceso.