Deleita con su trompeta a los visitantes de Las Croabas
Todos los días, este músico fajardeño de 56 años llega hasta el lugar, ubica su silla de frente al mar y comienza su repertorio.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Cada mañana, a orillas de la costa de Las Croabas, se escucha el sonido de una melodiosa trompeta que envuelve hasta al más distraído.
Y es el fajardeño Rafael García Carrasquillo, mejor conocido “Rafa Trompeta”, haciendo de las suyas para deleitar al público que se da cita al espacio turístico.
Todos los días, este músico de 56 años llega hasta el lugar, ubica su silla de frente al mar y comienza su repertorio. La primera hora de su presentación la dedica sin reparos a Dios; luego enfoca su talento en distintos géneros musicales.
“Toco música popular, mayormente de Puerto Rico; toco salsa, merengue, baladas hermosas, jazz porque me encanta, es el género que me está definiendo ahora como trompetista… Yo toco de 8:00 a 12:00 porque 7 es perfección y 8 es nuevos comienzos. No hay nada tan lindo como la primera hora de la mañana entregársela al Señor, eso a mí me causa un balance tan grande, que después de las 9:00 pues toco lo que la gente me pide, lo que a mí me place. Pienso que, si uno diera su 10% al Señor por la mañana, el día de uno sería fabuloso”, expresó García Carrasquillo, quien hace cuatro años fue diagnosticado con un trastorno del espectro autista, lo que supone un reto adicional para lograr su sustento diariamente.
Desde hace casi 5 años, el trompetista se dedica al “busking”, que es la práctica de realizar un espectáculo artístico en lugares públicos con el cual se obtienen propinas. Aunque afirma que no es mucho lo que logra a nivel económico, García Carrasquillo asegura que su mayor recompensa es cumplir con su propósito, el cual descubrió cuando la Isla fue azotada por el huracán María, en el 2017.
“Cuando María llega a la isla yo perdí todo, perdí mis instrumentos, perdí mi apartamento… fue fuerte. Un día yo me levanto y siento que una voz me dice; el Señor me dice: ‘Mira vete para los supermercados o vete para los garajes a tocar tu trompeta que hay gente allí que le hace falta escuchar música’. Y yo obediente, cojo una bolsita, me la pongo en la espalda, tiro un par de cositas atrás, agarro la trompeta y me voy a pie. Dejo el apartamento, abandoné todo… y llego a Ralph (supermercado) de Naguabo y allí comencé. La recibida del público fue tan linda que me quedé en la calle”, relató el hombre.
De esa zona de Naguabo, Rafa Trompeta pasó a Luquillo a ayudar a los refugiados que por un tiempo vivieron en la cancha del barrio Fortuna, pues habían perdido sus hogares. “Yo era el que daba clases de biblia en la noche, limpiaba la cancha, barría, mapeaba. Todos lo hacíamos, pero el más encargado era yo. Fue una cosa que Dios me dio de misión. Estuvimos cuatro meses allí”, recordó.
Pero García Carrasquillo persistió en su misión a través de la música hasta llegar a Las Croabas en Fajardo. “Yo no tengo nada, duermo en el piso, vivo en una casa que no tiene luz, no tiene agua… pero llego a mi casa y sé que hice mi misión en el día. Cuando me levanto tan contento de venir a tocar para la gente, sin que tenga jefe ninguno, yo sé que estoy haciendo lo que Dios quiere que haga. Por eso es que la música para mí significa tanto”, dijo el artista.
Asimismo, manifestó su deseo de que otros adopten espacios para deleitar al público boricua. “Quisiera que todo el mundo hiciera esto en Puerto Rico, que en todos los pueblos donde haya una playa, un lugar que la gente pueda escuchar música. ¿Cuánta gente hay que son pobres? … que no tienen 20 pesos para ir al Teatro Tapia o al Choliseo y, sin embargo, se montan en su carrito aquí… he tenido familias que se sientan y escuchan esa música bella”, concluyó el trompetista.