De celebración proyecto que unió al MAP con escuela de Maricao
Iniciativa Puerto Rico Mío unió al Museo de Arte de Ponce y al plantel elemental La Carmen para lograr mejoras académicas y sociales
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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En uno de los rincones más remotos de Puerto Rico, en el extremo occidental de las montañas de Maricao, está celebrando su décimo aniversario un proyecto comunitario que, no solo salió al rescate de una escuela que había sido listada por sus malos resultados, sino que mejoró sus índices académicos. Actualmente, el plantel salió de la lista negativa y, además, ha llevado arte a sus estudiantes y la oportunidad de conocer otros sitios más allá de su entorno inmediato.
El proyecto Puerto Rico Mío, que opera el Museo de Arte de Ponce en colaboración con la Fundación Banco Popular, nació de la idea de extender el apoyo que ya existía entre ambas entidades.
“Y basado en el éxito de otros programas que habíamos realizado desde museos aquí en Puerto rico, nos acercamos al Museo de Arte de Ponce para desarrollar un proyecto que llevara el Museo a una escuela, o grupo de escuelas, o a estudiantes del área sur”, explicó Beatriz Polhamus, directora ejecutiva de la Fundación Banco Popular.
En el Museo, agregó, “agarraron esa idea y la hicieron tanto mejor”, llevándola a la escuela elemental La Carmen, en el barrio Montoso, que para los inicios del proyecto había sido colocada en lo que entonces se llamó Plan de Mejoramiento, que era la manera de describir que el aprovechamiento académico de los estudiantes estaba muy por debajo de lo deseado.
Sin embargo, contando con la colaboración de estudiantes, maestros, padres y madres, y la comunidad entera, gracias al proyecto de Puerto Rico Mío y otras estrategias, no pasó mucho tiempo antes de que la escuela saliera de esa categorización, y comenzara a mostrar mejoría sustancial. Año tras año fue evolucionando satisfactoriamente en todos los renglones: desde el aprovechamiento académico y disminución de ausencias hasta lograr una mayor participación de padres y encargados en los asuntos escolares.
Pero, ¿de qué se trata esa educación a través del arte?
Según indica con evidente entusiasmo Polhamus, el proyecto va dirigido a exponer directamente a los alumnos con el arte y, sobre todo, con la historia de la vida de sus protagonistas, los artistas plásticos puertorriqueños.
Además, el proyecto introduce recursos de tutores para ayudar a los maestros a reforzar las destrezas de lectoescritura y matemáticas, materias en las que los estudiantes en general exhiben los peores resultados a través de todo Puerto Rico.
Por los pasados 10 años, “a través de esa motivación a los estudiantes con las artes, y el apoyo a los maestros de estos tutores reforzando lectoescritura y destrezas de matemáticas, es que vemos los resultados” que han impactado a 636 estudiantes en ese periodo.
El proyecto, detalló Sofía Cénepa, jefa de Programas de Educación y Empoderamiento de las Comunidades del Museo de Arte de Ponce, incluye a todos los estudiantes del plantel, desde kínder a 5to grado, y les ofrece a los estudiantes, además de los talleres de arte y las tutorías, visitas al Museo, que para muchos de ellos y sus familias suelen ser la primera vez que entran a uno, “y es una de las experiencias más emocionantes que van a recordar toda su vida”.
Todavía más, en algunos casos, ese viaje de Maricao a Ponce, pasando por tramos a lo largo de la costa sur, se convierte también en la primera ocasión en que ven el mar.
“Los estudiantes venían al museo anualmente, y escogían, con su maestro de arte, obras para trabajar en proyectos colaborativos durante todo el año”, que presentaban en mayo en el Museo, en el día de logros. Aunque esas presentaciones tuvieron que parar por la pandemia, Cénepa aseguró que “ese paseo de su vida, de venir a Ponce desde Maricao, lo vamos a retomar, con el favor de Dios”.
La funcionaria del Museo comentó que los beneficios del proyecto se dejan ver por doquier. “En términos de estadísticas, de manera general, en todos los rublos se fue subiendo un 7% y 8%. La asistencia, sin dudas, mejoró considerablemente, y la participación también de la comunidad, de los padres. Fue un cambio radical”.
Cénepa fue enfática en que todo lo que hacen en el proyecto es “lo que ellos han decidido”, siempre en colaboración y apoyo a las necesidades de la escuela.
“Obviamente, el proyecto es mucho más de lo que se puede poner por escrito. Son estas vivencias que se le dan a los estudiantes y a las familias, que los hace crecer mucho más allá de números”, insistió Polhamus.
“Lo increíble es que ha logrado mejorar el aprovechamiento académico en estas materias tan importantes para el éxito en la vida, pero también estos intangibles de esa exposición a las artes, a lo bello, a lo bonito, al orgullo de esos artistas puertorriqueños. Eso es igual de importante y valioso”.
Cénepa coincidió en que los beneficios de conectar a un ser humano con el arte, “es algo que los va a marcar de por vida. Te hace ser mejor persona, desarrollas una sensibilidad, una humanidad. En fin, bajo todo punto de vista, está científicamente comprobado los beneficios del arte para la salud mental y el bienestar emocional de las personas. Y más aún en esta población que de por sí ya es vulnerable con todo lo que han pasado, que han ido acumulando una cosa sobre la otra, huracanes, terremotos, pandemia, y su propia situación de vida de la gente que vive en Maricao, la desconexión que tienen por la falta de transportación pública que los aleja de los centros donde están los museos o donde puede haber otras actividades culturales en las que pueden participar y beneficiarse”.
Así las cosas, es lógico pensar que no se acabará con este décimo aniversario. Todo lo contrario, según confirmaron tanto la directora de la Fundación como la ejecutiva del Museo, hay un compromiso de mantenerlo en pie, “hasta que la escuela quiera”, tal como se ha sostenido, de manera ininterrumpida, resistiendo incluso los trastornos que trajeron los desastres naturales y la pandemia.