La secretaria del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Lisoannette González, y miembros de su equipo de trabajo visitaron esta mañana varios comercios para verificar el cumplimiento de las disposiciones de la Ley 51 de 2022 que prohíbe el uso de plásticos de un solo uso y contenedores de poliestireno expandido (foam), como el que se utiliza para vasos, platos, cubiertos y sorbetos, entre otros productos.

Según explicó González, en estos momentos está en vigor un periodo de seis meses de transición, en el que los negocios deberían eliminar esos plásticos de un solo uso o sustituirlos por productos similares fabricados con materiales más amigables al ambiente. A partir del 1 de enero de 2025, entra en vigor la prohibición de venta y uso de esos productos en plástico de un solo uso, y los negocios se exponen a multas si no cumplen con la ley.

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“Hoy estamos orientando. Es una campaña de orientación relacionada a la Ley de Plásticos de un solo uso, la cual fue aprobada en el 2022, y entró en vigor este pasado 1 de julio del presente año. Estamos orientando a todos los comercios, y de igual manera a todos los consumidores que nos ven, para que sepan en qué consiste esta ley”, comentó González.

Explicó que “‘tenemos facultad para emitir avisos de multas, pero no vamos a estar sancionando económicamente porque así lo dispone la ley”. Agregó que, desde que la ley entró en vigor en 2022, han estado orientando comercios, y aseguró han visitado más de 2,000.

Asimismo, indicó que trabajaron el reglamento de la ley junto al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), y “ya se encuentra en el Departamento de Estado”, y entrará en vigor en los próximos días.

González explicó que, si bien la ley permite que todavía se puedan vender plásticos y foam de un solo uso, mientras transcurre el periodo de seis meses de transición, a partir del 1 de enero próximo cualquier negocio que los venda o utilice se expone a multas de $500 en el primer incidente, $1,000 en el segundo, y $3,000 en el tercero, por cada infracción que el inspector de DACO determine a su discreción.

Asimismo, aclaró que la ley no prohíbe el almacenamiento de productos de plástico de un solo uso, y que dispone excepción para que se puedan vender en el caso de que se declare un estado de emergencia. De igual forma, aclaró que la prohibición que dicta la ley excluye a las farmacias en su área de recetario.

Como parte de la orientación, DACO también verificó que los negocios tuvieran la rotulación adecuada para alertar sobre los cambios que dicta esta ley.

Asimismo, la secretaria indicó que estaría verificando la inflación, porque “no queremos que esta ley provoque que haya inflación en estos productos que afecte al consumidor”.

Además del grupo que acompañaba a González, de manera simultánea otros equipos del DACO estuvieron visitando otros comercios a través de la Isla.

La secretaria anticipó que en los próximos meses continuarían con la campaña de orientación, emitiendo los avisos de multa, aunque sin sanción económica por el momento, según dispone la ley.

En tanto, en los comercios que visitó DACO todavía hay plástico y foam de un solo uso, pero ya se ven también productos similares en materiales biodegradables y compostables, y está claros y trabajando ya en la transición.

Linda Méndez, gerente de la tienda Pepe Ganga en el centro comercial Santa María, explicó que en estos momentos estaban liquidando el inventario viejo de productos de plástico de un solo uso y envases de foam.

A preguntas de la prensa sobre el impacto de este cambio sobre los clientes, Méndez comento que “yo entiendo que se adaptan”.

“Si miras aquí (productos biodegradables y compostables) ya nos queda este poquito inventario. Pero se están vendiendo bien y no hay quejas”, indicó, agregando que los clientes están comprando “ambos” productos, tanto los plásticos de un solo uso destinados a desaparecer, como los nuevos biodegradables y compostables.

Oronte Oliveras, gerente alterno de la tienda, agregó que la tienda está adquiriendo esos nuevos productos biodegradables de suplidores locales.

Cuestionado sobre si el suministro era suficiente, respondió que, “como está empezando ahora, no sabemos el movimiento. Pero sí, eventualmente se va a expandir. La gente se va adaptando”.

En cuanto a la diferencia en precios, Oliveras sostuvo que “el biodegradable es un poquito más carito, pero no es tanta la diferencia, no es un porciento grande como para no poder venderlo”.

“No creo que vaya a tener un impacto significativo. Yo no lo veo. Se vende bien, se está vendiendo igual”, afirmó.

En tanto, los consumidores en general parecen acoger el cambio de manera positiva, a juzgar por las expresiones de varias personas entrevistas al azar en el centro comercial.

“Estoy de acuerdo con esa decisión, porque tenemos que cuidar el ambiente, el medioambiente. Nosotros mismo hemos dañado nuestra naturaleza, nuestras playas, y yo sí, estoy de acuerdo, muy de acuerdo con eso. Que busquen otras alternativas”, afirmó Lourdes Huertas.

De manera similar, se expresó la joven Santa González, quien sostuvo que “me parece bien, porque así el ambiente está más protegido de los plásticos y no se contamina tanto. Hay tanto plástico en el mundo, y eso contamina todo”.

Por su parte, Ivonne Correa también acogió la propuesta, aunque con cierto reparo en cuanto a cuán rápido se aplicaría, pues entiende que el costo de los productos biodegradables, al menos como está en estos momentos, podría ser un aspecto negativo.

“Entiendo la propuesta, pero a la misma vez con lo que se está sustituyendo es un poquito más costoso, y entonces pues yo entiendo que nos hace falta en ciertas áreas. Entiendo la propuesta, porque entiendo que no es sustentable para la Tierra, pero lo con lo que se está sustituyendo es demasiado costoso”, indicó.

Comentó que en la iglesia a la que asiste, “y hacemos ventas o almuerzos, y se nos hace bien complicado” hacer el cambio, y “por ese lado afecta al bolsillo” y preferiría que se dé más tiempo para poner en vigor la prohibición total de plástico de un solo uso, y quizás dar espacio a que haya más oferta y bajen los precios de los productos biodegradables.