Que sea “natural” o “suplemento dietético” no es sinónimo de que no pueda hacerte daño.

El dueño del burdel, Dennis Hof, indicó que las pastillas que ingirió Odom -Reload and Libimax Plus- eran “suplementos naturales” pero aseguró que no se proveen en el local.  El Washington Post reportó que, de hecho, ambos compuestos contienen ingredientes farmacéuticos que no se supone se vendan sin receta y la Administración de Alimentos y Bebidas (FDA) había emitido advertencias de salud sobre ambos, entre ellas fluctuaciones peligrosas de la presión sanguínea y problemas para personas diabéticas, con colesterol alto o problemas cardiacos, entre otros.

Si bien no hay forma de especular exactamente cuánto tomó Odom o si ese fue el factor que propiciara su colapso, es bien sabido que muchísimos compuestos que se mercadean como “naturales” están en la mira de la FDA, del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y otras agencias. 

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Tan recientemente como  el 9 de septiembre de este año, Jorge L. Pagán Kortright, propietario de las compañías Allied Worldwide Distributors, All Wheel Drive Corp y AWD Group Inc., y que hacía negocios bajo el nombre de El Torito USA, Inc., fue acusado por un gran jurado federal por varios cargos de fraude y por introducir medicamentos con etiquetas falsas en el mercado interestatal.

¿La razón? Que los productos “El Torito Plus 1000 mg”, “El Torito Xtreme 500 mg” y “El Torito Black Bull Power 500 mg” estaban etiquetados y mercadeados como suplementos dietéticos y potenciadores sexuales 100% naturales cuando, según la fiscalía federal, las pastillas tenían ingredientes activos en medicamentos como Viagra y Cialis, y sus análogos sintéticos, incluyendo desmethyl-carbodenafil y dithiodesmethyl-carbodenafil.

Ni las etiquetas lo dicen todo

De acuerdo con el doctor en naturopatía Jeffrey Sepúlveda, “el primer gran problema de esos suplementos es que nadie los regula. Hay una cantidad de productos en el mercado hechos por compañías que son o incompetentes, porque no tienen controles de calidad, o inescrupulosas, porque adulteran los productos con medicamentos prohibidos”.

El doctor hizo la salvedad de que “sí hay terapias naturales (incluyendo algunos suplementos) que pueden ayudar con problemas de índole sexual, pero esto es algo que requiere identificar la causa del problema e identificar un suplemento seguro y de alta calidad que sea efectivo para tratar dicha condición, tomando en cuenta contraindicaciones y efectos secundarios”.

Precisamente por esto es que el doctor está en contra de la moda de automedicarse, o creerse las propagandas o informerciales. Muchos de estos se aprovechan de la inseguridad del consumidor con respecto a su desempeño sexual y acaban por convencerle que están adquiriendo un producto que no les hará daño cuando, en realidad, no hay forma de garantizar eso.

“Muchos de estos suplementos tienen drogas que se usan recetadas (como el Viagra o el Cialis) pero son counterfeit (falsificadas), vienen de distintos países y han sido hechos ilegalmente. Sabe Dios qué tienen”, advirtió Sepúlveda.

El problema no es lo “natural” que tenga el producto, según el doctor. “Es posible que esos suplementos tengan hierbas que se haya demostrado que ayudan en algunos casos de problemas sexuales, pero depende del manufacturero la cantidad de la sustancia activa en el producto. O sea, puede ser que tenga la hierba pero en cantidades demasiado pequeñas, o demasiado elevadas, con efectos secundarios. El que sea natural no significa que no pueda tener consecuencias serias para una persona”.

Fácil acceso

Cuando la ignorancia se suma al exceso de oferta los efectos pueden ser devastadores. “Cualquier friquitín vende suplementos. No hay regulación ni ninguna agencia que estrictamente vigile por la calidad de los productos”, remarca Sepúlveda. 

“La FDA solo tiene jurisdicción si alguien sufre un daño y pone una querella o si el manufacturero hace una alegación que va en contra de lo que aprueba la FDA. Si la FDA lo hubiera aprobado, sería un medicamento”, explicó.

“La gente se automedica pero la realidad es que los problemas sexuales tienen distinto origen. Pueden ser factores psicológicos; problemas físicos, como que la arteria que suple sangre al pene esté obstruida como en los casos de personas con aterosclerosis… habría que ver si el paciente tiene un daño por trauma, condiciones de diabetes… eso es harina de otro costal”, señaló el galeno, “y en el caso de las mujeres (a las que también se les mercadea estos productos, con los mismos peligrosos efectos) se suman los niveles bajos de hormonas, ya sea por menopausia, edad, etc. Uno, como profesional, tiene que buscar cuál es la causa del problema, y buscar cómo atenderla. Ponerse a tomar suplementos que se consiguen en cualquier lado es una ruleta rusa”, advirtió.

Edúcate antes de tomarte nada

Las “pastillitas” para pasarla bien una noche podrían mandarte al hospital, y eso quedó claro con el caso de Odom. Aunque se consigan en cualquier parte y te las vendan como la panacea de tus males sexuales, lo más inteligente que puedes hacer es ir a un médico si tienes preocupaciones con tu performance en la cama.

¿Qué te “devuelven el dinero”? ¿Que si “100% garantizado”? Falso, dice Sepúlveda.

 “Cualquier persona que dé una garantía de ese tipo es un inconsciente. Si te ofrecen algo que garantiza una erección por horas es algo que no vas a poder utilizar. Es falso, y ni siquiera en la medicina hay garantía. A diferencia de los medicamentos recetados, los suplementos no los regulan y nadie fiscaliza. Sí hay compañías serias que hacen productos de buena calidad, y hay muchas que sencillamente ofrecen productos de pésima calidad o adulterados a propósito, con drogas farmacéuticas producidas ilegalmente”.

“Yo no recomiendo que nadie se automedique con suplementos en general, incluso vitaminas”, comentó el doctor. “Cualquier cosa que haga que una persona se sienta relajada, que le ayude a bajar los niveles de estrés y mejore su circulación, como el ejercicio, sí es bueno y ayudaría a tener un mejor desempeño sexual, pero la clave de esto es la prevención”, concluyó Sepúlveda.