“El dinero lo hace todo”.

Contrario al modo de operar de muchos que sobreviven en el narcotráfico y los negocios ilícitos, José “Coquito” López Rosario no tenía intenciones de mantener por lo bajo su influencia a fuerza de dinero y vociferaba su poderío, incluso frente a agentes de la Policía, según consta en un informe del Departamento de Justicia.

En parte, Coquito tenía razón para sentirse tranquilo: sus contactos en la Policía eran abarcadores y en prácticamente todas las jerarquías, a tal nivel que conocía mejor que muchos agentes los planes de operación de cada cuartel de Carolina que pudieran afectar sus negocios cercanos al residencial Torres de Sabana.

En una de las pocas ventanas que permiten ver el tipo de expresiones de Coquito y la forma en que se conducía en público, el informe elaborado por el Departamento de Justicia sobre los vínculos del narcotraficante con los legisladores penepés Héctor Martínez, Epifanio Jiménez, hijo, y Lornna Soto expone que, según testimonio recopilado, el asesinado carolinense se jactaba de su influencia.

El agente Carlos Álvarez Quiñones narró en una declaración jurada que el 25 de enero de 2006 viajaba junto a otro agente en una patrulla y que el abogado Eduardo Otero, hoy presidente del Partido Nuevo Progresista en Trujillo Alto y aspirante a la alcaldía de ese pueblo, los invitó a almorzar al local Vente pa’ que goces.

Y, por lo menos Coquito gozó de lo lindo al describir sus proezas frente al abogado Otero y al senador Martínez, quien luego aseguraría compungido que no sospechaba la naturaleza de los negocios turbios del narcotraficante.

También se encontraba en Vente pa’ que goces el hermano de crianza de Coquito, chofer del senador Martínez en ese entonces y hoy aspirante a un puesto electivo en los comicios de 2008, Eric Correa, junto a un grupo de mujeres, de acuerdo con el testimonio del agente Álvarez Quiñones.

Coquito vio a los policías y se les acercó. “Empieza a hablar de estadísticas de la Policía, indicando que gracias a él en el área de Carolina el 31 de diciembre no hubo ningún herido de bala. Ahí empieza a hablar y a decir que él había organizado las caravanas de no tirar tiros al aire y que él estaba montado en las carrozas. Ahí empieza a mencionar que tiene un amigo fuerte en la Policía de apellido Orozco y con la mano se daba en el pecho”, contó el agente Álvarez Quiñones como parte de la investigación de Justicia.

De acuerdo con el testimonio del agente Álvarez Quiñones, Coquito también hablaba de que estaba presente en una actividad de la Liga Atlética Policiaca en Canóvanas, donde se encontraba con la senadora Soto y el alcalde José “Chemo” Soto.

En un momento en el restaurante, el agente le preguntó a Coquito si tenía licencia de arma.

“Me dice que sí y me la enseña. Le pregunto si los rumores en la Policía eran verdad, que si tenía una pistola enchapada de oro, y él me dice que no y se sube la camisa y me enseña el arma, una pistola negra parecida a una Glock. Yo le pregunto que cómo obtuvo esa licencia, y él me dice que el dinero lo hace todo”, narró el agente.

De hecho, el senador Martínez, que se encontraba presente en ese almuerzo, fue quien le tramitó la licencia de armas de tiro al blanco a Coquito. Tras la muerte a balazos de Coquito, el senador Martínez rechazó que lo conociera y, cuando no le quedó remedio por los reportajes y las fotos publicadas, dijo que desconocía sus vínculos con el narcotráfico.

En el encuentro que narra el agente, Coquito también contó que intentó obtener la licencia de armas en el Tribunal de Carolina “pero que vio a unos agentes de drogas y desistió”.

“Ahí me indicó que él sabía que yo tenía confidentes (que daban información a la) Policía, porque él sabía que yo hacía allanamientos... éste me indicó que él tenía confidentes dentro de la Policía y que él le pagaba mejor que yo... (Coquito) indicó que él podía saber la información de la Policía rápido”, expuso el agente.

El abogado Otero, quien con su invitación a los agentes para el almuerzo permitió que a la larga esta información saliera a la luz pública, utilizó guaguas de sonido de Luby Sound en el verano de 2006 por las cuales Coquito pagó $10,000 en efectivo, según ha confirmado a este diario el dueño de la empresa, Luby Muñoz.

En el almuerzo en que estaban presentes Otero, Correa y el senador Martínez, el narcotraficante también se jactó de las propiedades que tenía en Orlando, Miami y Nueva York, así como de un establecimiento en la avenida Roosevelt.

Como otra muestra de lo arraigada que estaba la influencia de Coquito en la Policía, el informe de Justicia expone que un sinnúmero de policías acudieron al Centro Médico a visitarlo en el lecho de muerte, del mismo modo que hizo en dos ocasiones el vicepresidente cameral Jiménez, quien luego intentó minimizar su relación con el narcotraficante al decir que conocía sólo a su madre, Paulina Rosario.

La propia Rosario, sin embargo, dijo en una entrevista con PRIMERA HORA que “a Epi lo conocía Coco. Coco conocía a Epi con las actividades de aquí”.