Los tres pasaron 17 años en la cárcel injustamente, aun cuando sostenían siempre su inocencia. En cambio, sus reclamos de que no eran culpables cayeron en oídos sordos por un sistema judicial que los condenó a separarse de sus familiares y a hacer del calabozo una triste guarida.

Por eso, cuando Juan Meléndez conoció el caso de los hermanos Juan y Santos Caraballo, quienes fueron encarcelados injustamente por un caso de violación contra las hijas del primero y sobrinas del segundo, respectivamente- enseguida les expresó su apoyo, acompañado de una valiosa recomendación.

“Ustedes vivieron un caso similar al mío y es importante que conserven la misma lucha y fuerza que tuvieron para sobrevivir en la cárcel, para sobrevivir en el mundo libre”, manifestó Meléndez, quien fue acusado y condenado a pena de muerte en una cárcel federal en Estados Unidos por un asesinato ocurrido en Florida.

Y es que, según el hombre, que finalmente escapó de la muerte tras una exoneración en el 2002, el camino hacia la rehabilitación, una vez se goza de la libertad, requiere de mucha actitud, paciencia y apoyo familiar.

“Ha sido difícil porque mi vida durante muchos años transcurrió en una celda 4' x 9'. Todavía es la hora que no puedo dormir y si lo hago por cuatro horas corridas es por suerte. Es que por más que uno trata de olvidar, no puede. Por eso es importante convertir lo malo que nos sucedió en algo positivo. En mi caso particular mi salida vino por una razón: luchar en contra de la pena de muerte”, agregó el protagonista del documental Juan Meléndez 6446, un filme que, según comenta, es una herramienta que utiliza para tratar de derogar la pena capital, vigente en varios estados de los Estados Unidos.

Meléndez invitó a los hermanos Caraballo a no desesperarse en el proceso de adaptación, uno que tendrán que enfrentar con grandes retos.

“Por ejemplo, yo sufro de un post traumatic distress y todavía no me acostumbro a estar en lugares abiertos con mucha gente. Eso le puede pasar a ellos también...”, dijo quien ha podido sobrellevar el asunto gracias al amor y el aliento que recibe a diario de su familia, en particular de su progenitora, Andrea Colón.

“Yo estuve 17 años, ocho meses y un día en la cárcel por un crimen que no cometí. Pero mi mamá pasó ese mismo tiempo rezando por un milagro y creo que sufrió más que yo... y fue por ella, y por mis tías, que nunca me rendí ni me suicidé”, recordó el hombre, que ha relatado su historia en países tan distantes como Alemania, Austria, Holanda, España e Italia, entre otros.

Meléndez aplaudió el interés de uno de los hermanos Caraballo, don Santos, en ayudar a los deambulantes de Río Piedras y lo instó a que continúe buscando “la forma de ayudar a otros a través de lo malo que te sucedió”.

También los exhortó a que recuperen su vida social, personal y familiar, tal como lo hizo él hace cuatro años, cuando le abrió las puertas al amor.