Caguas. Encontrarse sin el banco de alimentos que había preparado para su hijo Síndrome Down luego que el paso del huracán María dejara al país a oscuras, fue el motor de arranque para que Darlene Vega se reiventara y de paso ayudara a otros en su misma situación.

El pequeño Gael Álvarez, quien a su vez padece de disfagia, condición que le imposibilita comer sólidos, estaba acostubrado a desayunar cremas de un famoso concesionario de comida rápida, pero para la emergencia, Darlene le preparó un sin número de alimentos que refigeró para poder abastecerlo. Pero la falta de servicio eléctrico hizo que se perdieran todos los alimentos y que llegara la desesperación porque tampoco los "fast food" estaban funcionando.

De esa experiencia, a más de una semana del huracán, nace Solo Cremas, una pequeña empresa ambulante donde cada mañana, bajo una carpita, Darlene y su esposo Ernesto López sorprenden a sus clientes con una variedad de cereales calientes listos para que recojas y te lleves a tu destino para un desayuno saludable.

Darlene entendía que como ella, debían haber muchos padres en necesidad con sus pequeños, e hijos con sus padres ancianos. Las lágrimas se le escapan al rememorar el momento en que se encontró sin nada que ofrecerle al niño.

“La estufa de mi casa es eléctrica y nosotros no nos preparamos porque pensábamos que todo se iba a resolver rápido. Teníamos para resolver dos o tres días, ya después del tercer día yo me empecé a desesperar. Yo decía ‘Dios mío, qué voy a hacer, qué le voy a ofrecer al nene’. Pues, en aquél momento la asistente del nene en la escuela y yo nos fuimos por todo Cidra, por todo Cayey  a buscarle desayuno, a buscarle almuerzo y no conseguíamos nada. Donde vinimos a conseguir avena fue en una cafetería en el barrio Toita de Cayey, que es un barrio bien lejos. Recuerdo que yo me senté en la cafetería y vino la encargarda  a tratar de bregar con el nene porque yo empecé a llorar. A él le baja el azúcar, yo decía va a llegar un momento en que si yo no tomo acción con esto a el nene le va a pasar algo. Y no podía sostenerlo todo el tiempo a leche y gerber, no podía”, rememoró la también creadora de la Fundación Una Aventura Llamada Gael. 

Así que arrancó el negocio con los $42 en efectivo que le quedaban, los que invirtió en los materiales que fue a buscar desde Cidra hasta el supermercado Pueblo cerca de Plaza Las Américas en San Juan. Invitó a su mamá a ayudarle en la encomienda de preparar las cremas cuya faena empieza a un poco más de las dos de la madrugada.

El 29 de septiembre de 2017, hace dos años ayer, sale a su primer encuentro con los clientes en la acera cerca a la fábrica de Coca Cola, en Cayey. Llevaba, según contó, unos 22 vasitos que salieron de la producción, pero no le fue muy bien pues tuvo que regresar con 16 y distribuirlas entre los vecinos de la urbanización en el barrio Bayamoncito en el que vive en Cidra.

Letrero original con el que comenzó "Solo cremas" hace dos años.
Letrero original con el que comenzó "Solo cremas" hace dos años.

Al otro día, la historia fue diferente. La mercancía se había acabado en cuestión de horas y con unos clientes muy especiales, los que precisamente Darlene tenía contemplado ayudar.

“Llegó a nuestra esquina gente sin dinero, personas con ancianos en la misma situación que yo, niños, familias de escasos recursos con bebés que no tenían nada. Nosotros fuimos un oasis para esa gente, era desgarrador”, contó.

Sin embargo, una vez se normaliza la situación causada por María, los clientes se han mantenido, al punto que Darlene y Ernesto ya cuentan con cuatro puestos de crema, dos en Cayey, la segunda está ubicada en Guavate, justo debajo del puente para acceder las salidas al expreso 52, una en Cidra y la más reciente en Caguas, debajo del puente, antes del concesionario de carros Caguas Express Motors.

Las cremas no duran dos horas y al momento de esta entrevistas eran decenas los que se paraban, pero se quedaron sin lograr probarla. Y es que Darlene se ha encargado de consentirlos con sus cremas tradicionales como la avena, farina, harina de maíz, maicena y sabores especiales como fari-avena y maicenas de guayaba, punking spice, nutella y hasta limón.

El resultado es una retribución más que económica, la gente llega a expresarle su cariño y agradecimiento, incluso con regalitos, como una cliente que apareció con una caja de capas para que puedan guarecerse en los días de lluvia.

“El cariño mueve el proyecto, el agradecimiento con la gente. Una acción trae otra acción”, dijo por parte Ernesto.

Ahora la meta es completar el taller que están realizando en la parte de atrás de su residencia para poder aumentar la producción de cremas. El taller lo están levantando con donaciones de materiales reusables que le han donado personas. Apelan a aquellos que tengan materiales como paneles, ventanas o estufas que no vayan a utilizar que se las faciliten.

Una vez terminen el taller, contemplan continuar abriendo espacios porque personas de distintos puntos de la Isla se lo han solicitado. Un punto que están en la mira es posiblemente Guaynabo. También, el matrimonio mantiene conversaciones con la empresa puertorriqueña Maga como un posible aupiciador para su negocio.

Para los que deseen ir a pobrar una de sus cremitas calientes, asegúrese de llegar temprano para alcanzar una. Tanto Darlene como Ernesto, así como otros de sus familiares que le ayudan en los diferentes puntos de venta los esperan de lunes a viernes a partir de las 6:00 de la mañana.